¿Qué busca Trump con la subida de aranceles?

¡Quieren más plusvalía!

EEUU, en su ocaso imperial y con una pérdida de competitividad respecto a sus rivales, pretende apropiarse mediante la guerra arancelaria de una cuota mayor de la plusvalía generada en todo el mundo por la fuerza política y militar.

Al desatar una guerra comercial, la administración Trump ha sacudido el planeta. Muchos analistas anticipan que puede conducir a una recesión mundial, también en EEUU. ¿Es Trump un inconsciente o un ignorante económico? ¿O detrás de su agresión global, empuñando los aranceles como arma, hay objetivos ocultos?

El objetivo último de la guerra comercial iniciada por la burguesía norteamericana es apropiarse, a golpe de aranceles, de una parte mayor de la plusvalía mundial. Imponiendo al resto de países del mundo una subida de tributos en base a su fuerza política y militar.

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¿Quién pagará realmente los aranceles? ¿Y quién se quedará ese dinero?

Teóricamente los aranceles impuestos por Trump los debe pagar la empresa norteamericana que importa el producto, y repercutirlo en el precio final que ha de pagar el consumidor. Pero la realidad es bien distinta.

Veamos como ejemplo, qué dice el presidente de la Cámara de Comercio de Cádiz sobre las consecuencias de la subida de aranceles: reconoce que los empresarios gaditanos seguirán exportando a Estados Unidos, «pero lo harán reduciendo los márgenes de beneficio y mirando hacia otros mercados donde colocar también su producción».

“Reduciendo el margen de beneficios”, es decir, transfiriendo al Estado norteamericano parte de la ganancia, de la plusvalía que obtienen en la producción, ahí está la clave.

Durante el primer mandato de Trump buena parte de los exportadores asumieron la subida de aranceles. La mayoría de empresas acabaron pagando en torno a un 75% de la subida, la otra parte recayó sobre intermediarios o el consumidor final. Lo hicieron para defender su posición en el mercado norteamericano, el mayor importador del mundo ¿Cómo lo hicieron? Rebajando los precios. En la práctica cedían una parte de la ganancia, de la plusvalía cristalizada en cada mercancía, de la que se apropiaba la burguesía norteamericana, sus monopolios y su Estado.

Con aranceles que se eleven al 20% o al 50%, tal y como anunció Trump el ya conocido como “Tas Day, no digamos el 145% aplicado a China, esa operación se vuelve imposible. Los importadores no pueden asumir una rebaja del precio tan grande. Pero Trump ya ha “matizado” la subida de aranceles. Retirando temporalmente para todos, excepto para Pekín, los mal llamados “aranceles recíprocos”, y manteniendo una subida general del 10%. Incluso ahora se muestra dispuesto a rebajar sustancialmente los aranceles a China.

EEUU, en su ocaso imperial y con una pérdida de competitividad respecto a sus rivales, pretende apropiarse de una cuota mayor de la plusvalía generada en todo el mundo por la fuerza política y militar.

Trump arrojó primero la propuesta “de máximos”, para poder rebajarla desde una posición de fuerza, que le permita imponer lo sustancia de lo que pretende.

Se abre ahora una negociación que puede llevar al acatamiento general, como “mal menor” de un alza de en torno al 10%. En esas condiciones sí es posible que los exportadores asuman la factura. Y de esa manera se imponga un trasvase de una parte de la plusvalía mundial a EEUU.

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300.000 millones en juego

Saquemos las cuentas. Las importaciones de EEUU sumaron 3,3 billones de dólares en 2024. Aplicando el 10% de aranceles que Washington fija con tributo mínimo suponen 300.000 millones de euros que el resto del mundo deberá entregar a la superpotencia.

Pero Washington aspira a más. El gobierno de Trump aspira a conseguir entre 6 y 7 billones de dólares en diez años. Una media de 600.000 millones al año. Lo han sintetizado en una consigna: “2.000 millones más cada día”.

Y el FMI también ha hecho sus cuentas. Considera que los aranceles pueden reducir el déficit norteamericano del 7,3% al 6,5% del PIB. Supondrían 222.000 millones cada año, trasvasados desde el resto del mundo para financiar la deuda de la superpotencia.

Al asumir el coste del arancel, las empresas exportadoras transfieren al Estado norteamericano parte de la ganancia, de la plusvalía que obtienen en la producción.

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Solo pueden hacerlo por la fuerza

Paresh Nath (India)

Trump intenta confundirnos declarando que con la guerra comercial busca que los grandes monopolios repatríen sus fábricas a EEUU para que “América vuelva a ser grande de nuevo” No es verdad. Se esconden detrás de mentiras para ocultar el atraco que buscan imponernos.

Detrás de los aranceles hay pues una batalla por la plusvalía mundial. EEUU, en su ocaso imperial y con una pérdida de competitividad respecto a sus rivales, pretende apropiarse de una cuota mayor de la plusvalía generada en todo el mundo por la fuerza política y militar.

El abultado déficit comercial de EEUU, en torno a 1,3 billones de dólares anuales, refleja el retroceso de EEUU en la economía global. Incluso en sectores de alta tecnología donde se creían insuperables -Inteligencia Artificial, fabricación de móviles u ordenadores, energías verdes, automóviles eléctricos…- China les está adelantando. Y los productos norteamericanos pierden terreno en el comercio global.

Pero EEUU tiene un as en la manga. Es la única superpotencia, y dispone de un poder político y militar todavía extraordinario. Esto es lo que están esgrimiendo. No su dinamismo económico, sino la capacidad de extorsión de su Estado para imponer un mayor grado de expolio global. Una opción cada vez mas agresiva, y cada vez más abierta, que genera un rechazo creciente entre los pueblos y países del mundo.

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Partidos comunistas de todo el mundo denuncian que los aranceles de Trump suponen un expolio de la plusvalía mundial

Partido Comunista de la India (Marxista) – CPI(M)

En su 24º Congreso (abril 2025), la CPI(M) publicó la resolución “Stop Surrendering to US Imperialist Interests and Trump’s Tariff War”, donde denuncia que la política de aranceles de Trump es un tributo imperial destinado a transferir plusvalía de los países periféricos al capital norteamericano.

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Communist Party USA (CPUSA)

La Labor Commission del CPUSA organizó en marzo de 2025 la conferencia “Trump’s trade war: An international working-class response”, con delegaciones de CPUSA, Communist Party of Canada y Popular Socialist Party of Mexico, que analizaron cómo los aranceles de Trump explotan a trabajadores y debilitan cadenas de valor transfronterizas para expropiar plusvalía.

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Partido Comunista de Canadá

Participaron en protestas y negociaciones con sindicatos para proteger empleos y salarios frente al saqueo de plusvalía norteamericano.

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Partido Popular Socialista de México

En el mismo encuentro de la CPUSA (marzo 2025), el Partido Popular Socialista de México explicó que los aranceles fueron herramientas de coerción económica convertidas por EE. UU. en un impuesto imperialista.

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Partido Comunista de China (PCCh)

Califican los aranceles de Trump como chantaje político, movilizando al Estado para defender la plusvalía nacional frente al expolio norteamericano.

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Communist.red

Destaca que la disputa de Trump busca contener a China para apropiarse de su plusvalía industrial, usando la fuerza del Estado como mecanismo de expropiación

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