La política exterior del gobierno (Primera parte)

¿Qué “hoja de ruta” global sigue España?

La política exterior define la alineación de un país respecto a las principales contradicciones globales, así como con los centros de poder mundial. ¿Cuáles son las luces y sombras de la política exterior del actual gobierno, el primero de coalición de izquierdas?

¿Cuál es la política exterior que defiende el actual gobierno de coalición?

Pocas veces se ha formulado esta pregunta, que sin embargo es esencial. En ella se dirime la relación con los grandes centros de poder globales, algo que influye de forma directa en nuestras vidas.

¿Cuáles son las luces y sombras de la política exterior del actual gobierno, el primero de coalición de izquierdas?

No hay gobierno sin política exterior. Menos en un país como España, la cuarta economía de la zona euro, con una privilegiada posición estratégica y posibilidades de proyección global.

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Al analizar la política exterior del actual gobierno, se ha caído con algunas excepciones en superficialidades, atribuyéndola a la improvisación o a los afanes de notoriedad de Pedro Sánchez.

La política exterior de un gobierno no es una sucesión de hechos casuales. Está meditada y se corresponde a una decisión política, situando al país en uno u otro lugar del tablero global.

Jamás se guía por los impulsos de tal o cual presidente sino por la relación, de mayor autonomía o más subordinación, que se establece con los grandes centros de poder globales.

Y es también una cuestión de política interna. Determinando qué tipo de políticas pueden realizarse y cuales no están permitidas.

¿Qué “hoja de ruta global” para España se dibuja detrás de la política exterior del gobierno?

En la política exterior del actual gobierno hay luces y sombras

Bajo la sombra de EEUU

La “prueba del algodón” de la política exterior española es si se mantiene o se cuestiona la relación con Washington. Veamos lo que ha hecho en este sentido el actual gobierno.

1.- En el terreno militar.

Joe Biden y Pedro Sánchez en la Moncloa, durante la visita del norteamericano a España con motivo de la Cumbre de la OTAN en Madrid

“España es un aliado indispensable”, dijo Biden. “EEUU puede contar con España como sólido aliado”, le respondió Pedro Sánchez.

Así se rubricaba, en el marco de la Asamblea general de la OTAN celebrada en Madrid, un nuevo incremento de la presencia militar de EEUU en España.

Ampliando el número de destructores y soldados estadounidenses en Rota, que reforzarán el ·”escudo antimisiles” y estarán prestos para intervenir en operaciones militares.

A ello se une el aumento del presupuesto militar hasta alcanzar el 2% del PIB. Lo que supone duplicar los gastos bélicos, destinando 13.000 millones más.

2.- En el plano económico.

En septiembre de 2021, Pedro Sánchez se reunió en EEUU con los principales bancos  y fondos norteamericanos, para plantearles que “España es en estos momentos uno de los lugares de Europa más atractivos para invertir”.

Acababan de aprobarse los fondos europeos, y se garantizaba al gran capital norteamericano un lugar de privilegio en su reparto.

Todos los grandes proyectos financiados con los fondos Nex Generation UE (coche eléctrico, microchips, hidrógeno verde…) están encabezados por gigantes extranjeros o por monopolios “españoles” donde el capital foráneo es mayoritario.

Lo que sufrimos es un oculto incremento del saqueo del capital extranjero, especialmente el norteamericano.

3.- En el ámbito político.

En junio de este año, el gobierno español anunciaba un giro de 180 grados en la cuestión del Sáhara, admitiendo el plan de autonomía marroquí, lo que excluye el referéndum de autodeterminación que exigen todas las resoluciones de la ONU.

Pocos meses antes, el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, había negociado en Washington con su homólogo norteamericano una “solución al conflicto del Sahara que conduzca a la normalización de relaciones con Marruecos”.

Para contener la agresividad de Rabat -que había utilizado a su propia población para provocar una avalancha sobre las fronteras españolas en mayo de 2021- se reforzaba la subordinación hacia EEUU, dejando a un lado al pueblo saharaui, y provocando las iras de Argelia, el principal suministrador de gas de España.

La principal sombra una ley no escrita: gobierne quien gobierne la relación con Washington no debe ponerse en cuestión

Luces y sombras en la UE

En la política europea es donde el gobierno exhibe mayores logros. Algunos de ellos son reales, otros esconden una factura que deberemos pagar.

1.- La letra pequeña de los fondos europeos.

España es, con 140.000 millones, el país que más dinero recibirá de los fondos Nex Generation UE, solo superada por Italia.

Es una inyección de liquidez imprescindible, pero los fondos europeos son también un instrumento de intervención. Fueron esgrimidos para limitar los cambios en la reforma laboral, o se utilizan como ariete para imponer una reforma de las pensiones. Además de ser una vía que utiliza el capital europeo para ampliar su capacidad de expolio.

2.- ¿Una España con más peso en Bruselas?

Sánchez y el primer ministro de Portugal, António Costa. El éxito del tope al gas demuestra que España puede jugar un papel destacado en la UE.

El gobierno de Sánchez intenta situarse para elevar el peso de España en la UE, ante unas condiciones excepcionales como el abandono de Reino Unido tras el Brexit, o el impacto de la crisis energética.

La vía escogida es reforzar la cercanía con Berlín, ofreciendo a España como plataforma regasificadora, que recibiría el gas norteamericano y lo distribuiría por Europa.

Pero las expectativas chocan con la realidad. París intenta impedir el protagonismo energético español. Ya se anuncian presiones de los “halcones” alemanes para imponer nuevos ajustes vía reducción de la deuda. Y cuando Nadia Calviño se postuló como jefa del Eurogrupo se volvió a encontrar con las barreras que impiden a España tener mando en plaza en órganos claves de la UE.

3.- El éxito de la “excepción ibérica”.

La unidad entre Madrid y Lisboa logro imponer en Bruselas la aceptación de la “excepción ibérica” para poder imponer un tope al precio del gas. Gracia a ello, el precio de la electricidad en la península ibérica está muy por debajo de la media de la UE.

Bajo gobiernos presididos por partidos socialistas, y acatando los principales compromisos con EEUU y la UE, España y Portugal proponen una política económica que, sin cuestionar los intereses del capital extranjero, sí pueda seguir una senda más social.

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Con la vista en Ucrania

El pasado febrero la invasión imperialista rusa sobre Ucrania sacudió Europa. En los primeros días, mientras Alemania, excesivamente dependiente del gas ruso, dudaba, el gobierno español se posicionó. Enviando, en el marco de la OTAN, fragatas al Mar Negro y cazas a Bulgaria y Rumanía. Y proporcionando ayuda militar, incluyendo armamento, a Kiev.

Un posicionamiento que provocó fricciones en el gobierno de coalición, pero que ha acabado por ser asumido en los hechos por ambos socios.

La oposición a la invasión rusa cuenta y la ayuda a la capacidad de resistencia de Ucrania cuenta con un amplio apoyo social. Pero el gobierno ha perdido la oportunidad de impulsar en el seno de la UE una posición autónoma, optando por el camino contrario, el de encadenar todavía más la defensa europea a la intervención norteamericana.

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Otra mirada hacia Iberoamérica

Pedro Sánchez con el presidente colombiano, Gustavo Petro

Los hechos han impuesto nuevas formas en la relación con Iberoamérica. En 2019 ni España ni la UE movió un dedo ante el golpe que en Bolivia acabó con la presidencia de Evo Morales. Pero ahora los responsables de esas acciones están detenidos, y el MAS ha recuperado el gobierno. En las últimas siete elecciones continentales han ganado las opciones progresistas y han perdido las más reaccionarias y pronorteamericanas.

Pedro Sánchez ha viajado a Colombia para celebrar la victoria de Petro, estrechado relaciones con el gobierno chileno de Boric, aplaudido el triunfo de Lula en Brasil… Y busca encabezar propuestas para reforzar las relaciones entre Iberoamérica y la UE.

El continente ha girado a la izquierda, y las fuerzas enfrentadas a EEUU o que al menos reclaman mayor autonomía respecto a la superpotencia, avanzan.

España ha quedado relegada a la marginalidad en las relaciones con Iberoamérica cuando más se ha alineado con las alternativas más agresivas de EEUU. Si quiere recuperar el terreno perdido debe estar en conexión con el imparable vendaval progresista que sacude el continente.

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Unas primeras conclusiones

Analizar la política exterior del actual gobierno exige partir de los hechos, definiendo las líneas maestras que se dibujan en ellos.

Y en un primer análisis, que ampliaremos en próximos números, encontramos luces y sombras.

La principal sombra hace referencia a una ley no escrita en la política española: gobierne quien gobierne la OTAN y la relación con Washington no deben ponerse en cuestión.

Necesitamos una política exterior autónoma, que se apoye en las enormes posibilidades de proyección global de España

La paradoja es que bajo el primer gobierno de coalición de izquierdas se ha seguido incrementando nuestro grado de dependencia exterior. En primer lugar frente a EEUU, profundizando en nuestro alineamiento con la maquinaria bélica global de la superpotencia. En segundo lugar, a través de unos fondos europeos que esconden un “programa de reformas” decidido en Bruselas y no en Madrid.

Pero existen también aspectos positivos. El éxito del tope al gas -ahora se debate aplicar uno a escala europea- demuestra que España puede jugar un papel destacado en la UE si defiende intereses nacionales que comparten otros países. Y el apoyo a las fuerzas progresistas en Iberoamérica marca un camino de recuperación de un prestigio perdido tras años de respaldar las alternativas más agresivas del hegemonismo norteamericano en la región.

Necesitamos una política exterior autónoma, que se apoye en las enormes posibilidades de proyección global que España dispone. Sería una contribución al país y a la humanidad.

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