Los detalles y conversaciones preparatorios del Golpe salen a la luz

Así urdió Bolsonaro el golpe de Estado en Brasil

Las conversaciones y grabaciones revelan la forma grotesca en la que el ultraderechista expresidente Bolsonaro y un grupo de cómplices -henchidos de impunidad- prepararon lo que pensaban que iba a ser un golpe triunfal.

Ya no es una sospecha, sino una certeza con luz y taquígrafos. La investigación judicial desvela los detalles concretos de cómo urdió Bolsonaro el fallido golpe de Estado en Brasil tras la victoria de Lula.

El cerco judicial contra el expresidente Jair Bolsonaro y su núcleo de colaboradores civiles y militares se estrecha, acumulando toneladas de evidencias que dejan poco lugar a las dudas. Hay grabaciones audiovisuales de reuniones oficiales en el Palacio de Planalto, cientos de mensajes de wassap entre los encausados. Pero el plato fuerte que ha aportado la investigación es la confesión -y las evidencias del teléfono móvil- de uno de los cuadros de mayor confianza de Bolsonaro, el que fuera su secretario personal, Mauro Cid, y que fue uno de los principales transmisores de información entre los integrantes de la trama golpista. Tras cuatro meses en prisión por falsear la cartilla de vacunación, el teniente Cid decidió “cantar” a cambio de una reducción de condena, ofreciendo munición letal contra el expresidente y el resto de los encausados.

Las conversaciones y grabaciones revelan la forma grotesca en la que el ultraderechista y un grupo de cómplices, henchidos de impunidad prepararon lo que pensaban que iba a ser un golpe triunfal que truncara el retorno de Lula a la presidencia, deteniendo a altos poderes democráticos del Estado y la política opuestos a Bolsonaro, y perpetuando sine die al ultra en el gobierno.

Julio de 2022, aún faltan tres meses para una primera vuelta en la que Lula ya va crecido en las encuestas. Siguiendo el guion de Donald Trump, Bolsonaro celebra una reunión oficial en el palacio de Planalto con ministros y altos cargos, en la que ya les exige que se unan a él en cuestionar la seguridad de las urnas. «Hay una conspiración para arrebatarme el poder. Estos tipos están preparando todo para que gane Lula en primera vuelta, un fraude», les dice.

Al menos uno de los presentes se inquieta. “¿La reunión está siendo grabada, presidente?”. Bolsonaro le quita importancia. Sin embargo, esta grabación, encontrada por la policía en uno de los ordenadores de Mauro Cid, se ha hecho pública y ha sido vista por medio Brasil. En ella, mezclada con todo tipo de insultos y exabruptos, queda clara la intención: torcer el resultado de las elecciones, sea como sea.

Noviembre de 2022, poco después del resultado electoral, pero antes de la toma de posesión. Bolsonaro se reúne con tres asesores. Le traen un borrador de decreto golpista que contempla anular las elecciones y detener a dos jueces del Tribunal Supremo y al presidente del Senado.

Diciembre de 2022. Bolsonaro convoca a la cúpula de las Fuerzas Armadas, los generales supremos del Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina, para presentarles el decreto con el que pretende revestir de legalidad lo que es un Golpe de Estado. El jefe de la Marina lo apoya (ahora es uno de los encausados), pero los otros dos se niegan. Durante las próximas semanas, las presiones de otros militares golpistas sobre los uniformados leales -acusados de «traidores»- serán constantes.

Finalmente tiene lugar la investidura de Lula y la asonada golpista. Un año después, en febrero de 2024, la policía registra los domicilios de Bolsonaro y otras 28 personas son acusadas formalmente de cocinar un intento de golpe de Estado. Según la investigación, ya hecha pública, «sus actividades incluyeron la difusión de desinformación sobre el fraude electoral, la redacción de argumentos legales para nuevas elecciones, el reclutamiento de personal militar para apoyar un golpe, la vigilancia de los jueces y alentar y guiar a los manifestantes que finalmente asaltaron edificios del gobierno».

La hora de la cárcel se acerca para Bolsonaro.

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