Una televisión de «país»

La renovación de la dirección de RTVE se ha convertido en una cuestión prioritaria para el nuevo Gobierno. El PSOE ha conseguido salvar las diferencias con las fuerzas políticas para renovar la cúpula de RTVE. Los trabajadores reivindican un consejo profesional, independiente y plural y la aceleración del concurso público limpio.

La primera negociación parlamentaria se ha resuelto con el voto a favor de 177 diputados de una nueva dirección transitoria pero con poder ejecutivo de la televisión pública a la espera del concurso público de acuerdo a la reforma de 2017.

El PSOE ha conseguido salvar las diferencias con sus aliados y el resto de fuerzas para renovar la cúpula de RTVE. A pesar del desgaste de las negociaciones la situación parlamentaria no es tan débil como parecía. El nuevo consejo audiovisual estará dirigido exclusivamente, por los nombres propuestos por PSOE, Podemos y PNV. Si en el consejo saliente de RTVE 6 de los 9 miembros estaban nombrados por el PP en el nuevo consejo los populares descabezados y enredados en pleno proceso congresual no tendrán ningún miembro en la nueva dirección.

De los 10 vocales que formarán el nuevo consejo de administración, formado en lo principal por catedráticos y periodistas, cinco están avalados por Podemos, mientras que cuatro están avalados por el PSOE y uno por el PNV. Podemos ha colocado en el consejo a Rosa María Artal, Cristina Fallarás y Víctor Sampedro; y en el Senado ha propuesto a Fernando López Agudín y Juan Tortosa. El PSOE ha colocado en la lista del consejo a Concepción Cascajosa, Josep-Lluís Micó, Ana Isabel Cerrada y a Tomás Fernando Flores, que asumirá el cargo de presidente del consejo y también de la corporación RTVE. En representación del PNV ocupará una plaza Juan José Baños, excargo del Gobierno vasco y director del diario Deia.

Tomás Fernando Flores, el nuevo presidente, es un hombre de la “casa”. Director de Radio 3, histórico de RNE y que desde 1996 está al frente del programa de música electrónica Siglo 21 .Una de sus decisiones más polémicas hasta ahora ha sido cancelar el programa crítico Carne Cruda, de Javier Gallego. «A pesar del desgaste de las negociaciones la situación parlamentaria no es tan débil como parecía»

El nuevo presidente hereda una corporación en crisis que sufre uno de los peores momentos de su historia, tras años de caídas de audiencia y presupuesto, y las recientes protestas de los trabajadores por la manipulación informativa.

El resto de los grupos que han respaldado la lista pactada por estos tres grupos no tendrán representantes; se quedan fuera Cs y PP que abandonaron el hemiciclo antes de la votación en señal de desacuerdo. El portavoz parlamentario del PP, Rafael Hernando anunciaba un recurso ante el Tribunal Constitucional. El PP se ha desmarcado del consejo de administración pero quizá los populares han optado por otra estrategia, ante la falta de apoyos de sus candidatos del resto de grupos, impulsando un concurso público teledirigido. PP y Ciudadanos han desbloqueado en la Mesa del Congreso de los Diputados y del Senado la norma que regula el concurso público para renovar la cúpula de RTVE asegurándose la mayoría en el consejo de expertos encargados de seleccionar al consejo. La regulación del concurso público tiene un punto muy débil y es que regula que un Comité de Expertos, designados por los distintos grupos parlamentarios en proporción a su presencia en la Comisión Mixta de Control, evaluará a los candidatos.

Finalmente ni ERC ni PDeCAT tendrán ningún representante en el nuevo consejo. ERC había condicionado su respaldo a que el Gobierno no fijase ningún límite en el orden del día de la reunión entre Pedro Sánchez y el presidente de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra. También el PDeCAT respaldó a ultima hora la decisión con la misma condición. Además del apoyo de ERC y del PDeCAT, la lista presentada por el PSOE, Unidos Podemos y el PNV ha necesitado los votos de los cuatro diputados de Comprimís.

El desarrollo de las negociaciones, el baile de candidatos y la filtración de nombres ha generado malestar entre los trabajadores y profesionales que no han tenido ninguna capacidad de decisión en la elección de la nueva dirección. Aunque el nombramiento del nuevo director ha sido bien recibido, los trabajadores, hartos del mercadeo político, mantienen de momento los viernes negros y reivindican un consejo profesional, independiente y plural y la aceleración del concurso público limpio que elija a un equipo gestor profesional y libre de partidismos. Piden que todos los partidos consensúen la reglas de un concurso público que elija al próximo presidente de RTVE.

Molestos con el “pasteleo” de las negociaciones entre PSOE y Podemos critican también que el pacto alcanzado por PP y Ciudadanos para poner en marcha el concurso público para elegir a la cúpula directiva de RTVE no garantiza la neutralidad. Denuncian que ambos grupos tendrían mayoría absoluta en el comité de expertos que se encargaría de seleccionar a los candidatos. Además de sumar una mayoría de bloqueo, podrían filtrar las candidaturas para acceder a las 10 plazas del consejo de administración de RTVE, incluida la del presidente.«Los trabajadores reivindican un consejo profesional, independiente y plural y la aceleración del concurso público limpio»

La complicada negociación de la nueva dirección de RTVE ha sido expresión de la compleja aritmética parlamentaria, pero sobre todo de la enconada pugna por el control de RTVE; la corporación se encuentra entre las mayores cadenas públicas junto con la BBC de Reino Unido, la ARD de Alemania, la RAI de Italia y France Télévisions. La brecha que sin embargo separa a TVE de las más importantes cadenas públicas europeas se ha agudizado con la crisis de RTVE. Solo el 13% de los espectadores españoles tiene como primera opción informativa a RTVE, muy lejos del 48% de los británicos, que nombran a la BBC como su principal fuente de noticias. La BBC es un símbolo de Gran Bretaña, tanto es así que 150.000 británicos se manifestaron cuando el Gobierno conservador quiso recortarla. Y aunque la equidistancia de la BBC, tiene más que ver con la tradición británica de no permitir la acumulación de poder en pocas manos que con la independencia periodística, lo cierto es que la falta de credibilidad de RTVE, convertida en juguete político, es la principal causa del alejamiento de las audiencias. La crisis de RTVE es también un grave problema económico y social.

Pero la crisis de la corporación y de muchas televisiones autonómicas es también una gran ocasión para definir un nuevo y auténtico modelo de servicio público. Las radiotelevisiones públicas pueden constituir un elemento central e imprescindible del pluralismo y democracia pero también de generación de riqueza y empleo para la industria cultural. En Valencia la nueva televisión pública ya ha creado 2.000 puestos de trabajo fuera del ente, creando un tejido industrial de pequeñas pymes y productoras culturales. Las potencialidades de la cadena pública y de sus trabajadores son gigantes. El nuevo presidente y el consejo tienen el difícil reto de convertir RTVE en uno de los grandes valores del país.

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