Las espadas están en alto. El banco BBVA maniobrando para quedarse el Sabadell; la junta del banco catalán defendiéndose con uñas y dientes; el Gobierno frenando la operación, pero sin tomar una decisión definitiva sobre si permitirla o prohibirla.
En juego un nuevo salto en la -ya extrema- concentración financiera que reduciría la competencia y aumentaría la capacidad de dominio de la Oligarquía financiera sobre todos nosotros.
Y que tiene a los poderosos inversores norteamericanos, ya principales accionistas en ambos bancos, frotándose las manos.

Hostil es el adjetivo con el que se calificaba siempre el intento de adquisición de una compañía por otra sin acuerdo entre sus juntas de accionistas. El mecanismo seguido es comunicar una Oferta Pública de adquisición de las Acciones (OPA), que propone comprarle su participación a los fondos de inversión y a los accionistas pequeños, aquellos que no se sientan en los Consejos de Administración, los decenas de miles de pequeños propietarios de títulos, que no deciden el día a día de la entidad; pero que curiosamente pueden influir en su destino final.
Por esto se había hecho popular la definición como «OPA hostil» de todo intento de adquisición no consensuada. Y esta lo es más que nunca; pero como evidencia del inmenso poder de BBVA, este banco ha conseguido que el término no aparezca ahora regularmente en los medios de comunicación. (Salvo rara excepción y en alguna publicación independiente como en la imagen del blog que ilustra este artículo).
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239.598 millones de euros
La batalla por la absorción cumple ya un año desde su inicio. Un proceso tan largo se explica por los 239.598 millones de euros en disputa, el valor del Sabadell. Este es el bocado en juego, que convertiría a BBVA en el décimo banco de Europa.
Un banco como el Sabadell puede ser asaltado por otra entidad financiera porque la propiedad de la mayoría de sus acciones ya no está bajo control de las familias tradicionales de la entidad, ni siquiera muchas están representadas en su Consejo de Administración, en el que los nuevos copropietarios (Bancos, fondos e inversores extranjeros) imponen, si no sus propios consejeros, sí al menos cargos «técnicos» de consenso: 9 de los 14 miembros del Consejo de Adminisitración tienen este perfil.

Campaña publicitaria de Banco Sabadell apelando a la leyenda de Sant Jordi, un héroe (en este caso sus pequeños accionistas) que acabó con el Dragón (BBVA).
Con los datos públicos disponibles en el primer trimestre de este año, los diez mayores accionistas de Sabadell controlan un 32% del capital de la entidad, todos son grupos financieros foráneos; y con ellos un gran inversor privado, el mexicano David Martínez con un 3,5 %. Por comparar, el actual presidente, Josep Oliu, tiene el 0,13% del banco.
Otro 20% del capital está en manos de un reducido grupo de grandes fondos de inversión o de pensiones, bancos u otras instituciones, también dominantemente extranjeros, que operan más especulativamente, con el capital de sus clientes, y algún fondo soberano de otros estados.
El resto de la propiedad (un 48%) está repartida entre más de 200.000 accionistas (un tercio residentes en Catalunya) y casi tres cuartas partes de éstos son a su vez clientes del Sabadell que de media hace casi 10 años que mantienen sus acciones. Es el único punto de estabilidad ante el ataque externo, porque los grandes inversores extranjeros podrían incluso salir ganando al cambiarles acciones por las de la nueva entidad resultante, y porque algunos de ellos son incluso grandes accionistas también de BBVA.
Además en estas batallas, la ley está hecha para favorecer que el grande se coma al menos grande. Cuando una corporación declara su intención de lanzar una OPA sobre otra, a los gestores de la compañía atacada se les impone el «deber de pasividad»: no pueden defenderse buscando nuevos socios, por ejemplo.
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Hiper Concentración
Frenético es el ritmo de concentración bancaria en España. En 2009 aún 68 entidades financieras (Bancos y Cajas de ahorro) se repartían el mercado. En 2013 sólo quedaban 21. En 2017 se habían reducido a 12. Ahora son 10. El mercado bancario español ya está concentrado en un grado máximo. Entre las cinco mayores entidades controlaban hace veinte años un 43% de todo el mercado financiero. Hoy acumulan el 70%. Una clara situación de Oligopolio, un conjunto tan reducido de monopolios capaces de imponerse sobre todo el mercado, situación agravada por la ausencia de una banca pública estatal que compita.
Este nivel de monopolización sobre los recursos financieros del país perjudica a los ciudadanos. Al adquirir un tamaño tan desmesurado, los Bancos acceden por medio del control del crédito, y la participación en sus acciones, al conjunto de la economía, medios de comunicación… Y aumenta su capacidad para decidir sobre diferentes aspectos de nuestras vidas.
La concentración bancaria aumenta el poder de la Oligarquía financiera sobre nuestras vidas
También las empresas que necesitan del crédito para su desarrollo ven cada vez más restringidas sus posibilidades o empeoradas sus condiciones. Expresión de esto es la carta que han dirigido al Presidente de Gobierno, pidiéndole que impida la OPA, varias asociaciones y representantes de empresas, y que suscriben entre otros los presidentes del Consell General de Cambres de Catalunya, de Cecot, del Col.legi d’Economistes de Catalunya, de FemCat, de la patronal Foment del Treball, de Pimec, …
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EEUU, el imperio hasta el tuétano

Y los grandes ganadores de la operación serían sin duda los diferentes grupos del Capital Financiero estadounidense, que copan cada vez más el accionariado de la Banca española (ver cuadro).
En el Banco Sabadell de los diez mayores accionistas seis son estadounidenses.
En el BBVA la propiedad extranjera del banco está aún más acentuada. La lista de sus seis principales accionistas ya está completamente formada por los grupos financieros y bancos de Estados Unidos: Fisher Asset Management LLC, Harding Loevner LLC (familia Rockefeller), Morgan Stanley, Goldman Sachs Group, Dimensional Fund Advisors LP y Northern Trust Corporation.
Los mayores accionistas de BBVA y Sabadell son ya norteamericanos
Por quienes se oponen a la absorción, se denuncia con razón el problema de la concentración bancaria y sus malas consecuencias para toda la sociedad española; pero ninguna alza la voz sobre lo que supone, para el conjunto del país, esta creciente acumulación de los recursos financieros de España por los grandes capitalistas norteamericanos. Y lo que supone de pérdida de soberanía, de acceso y control a información clave de las cuentas de las empresas y las personas, de posición de fuerza al monopolizar el acceso al crédito, y de pérdida de miles de millones que en forma de dividendos se van al otro lado del Atlántico sin reinvertirse aquí.
Se resuelva o no la OPA en favor de BBVA, urge una Banca Pública Nacional como contrapeso al hiperconcentrado poder financiero, y como imprescindible motor de desarrollo para el país.