La Audiencia Nacional reabre la causa contra el ejército norteamericano por el asesinato de José Couso

Una familia frente a un Imperio

La persistencia en exigir justicia de la familia de José Couso -cámara asesinado por las tropas norteamericanas durante la invasión de Irak- está poniendo en un brete a todo un imperio. Por segunda vez, el Tribunal Supremo ha dado por segunda vez la razón a los familiares de Couso, empeñados en juzgar a los responsables del crimen, y ha revocado la decisión de la Audiencia Nacional de desestimar la causa contra Washington. Estamos ante un nuevo episodio en la lucha contra la impunidad con que la superpotencia norteamericana quiere proteger sus crí­menes pasados y futuros. La causa de José Couso es la causa de todos.

Justicia frente a imunidad El 8 de abril de 2003, un tanque norteamericano arrojaba un misil contra el Hotel Palestina, sede de los periodistas acreditados en Bagdad. José Couso, cámara español de Tele 5, y Taras Protsyuk, reportero de la agencia Reuters, caían muertos bajo los proyectiles estadounidenses.No se trató de ningún error, ni siquiera de un trágico “daño colateral”. Fue un asesinato premeditado. El ejército norteamericano quería impunidad mientras ocupaba Bagdad, y silenció con el crimen a los periodistas que se atrevieron a filmar sus desmanes.Pocas horas antes, aviones norteamericanos habían bombardeado las sedes de las televisiones árabes de Al Yazira y Abu Dhabi. Un crimen consciente y premeditado, ejecutado con absoluta impunidad.Con lo que no contaba Washington es que la sed de justicia de una familia iba a significar algo más que un quebradero de cabeza para toda una superpotencia.Pocas semanas después del asesinato, la madre y tres hermanos de José Couso, por un lado, y la viuda e hijos, por otro, se querellan contra los autores de los disparos.Las vías abiertas en España para juzgar crímenes contra la humanidad permiten que jueces independientes admitan a trámite la causa. El 19 de octubre de 2005, el magistrado de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz ordena la detención internacional a efectos de extradición de los tres militares estadounidenses responsables de la muerte de José Couso: el sargento Thomas Gibson, que realizó el disparo desde el tanque; el capitán Philip Wolford, que tenía el mando de la unidad de blindados, y el teniente coronel Philip de Camp, que mandaba el Regimiento de Blindados nº 64.A partir de este momento, EEUU pone en marcha toda su maquinaria, en Washington y en Madrid, intensificando sus presiones.A las pocas semanas, el fiscal jefe de la Audiencia Nacional -siguiendo órdenes del fiscal general, es decir del gobierno de Zapatero- recurre la orden de detención contra los militares norteamericanos.La insistencia de Pedraz hace avanzar la causa, pero la Sección Segunda de lo Penal de la Audiencia Nacional, en una disparatada sentencia, archiva el caso por entender que “no se trata de un asesinato, sino de un acto de guerra contra un enemigo aparente erróneamente identificado”.La familia de José Couso no desfallece, y recurre ante el Tribunal Supremo, que acaba dándoles la razón.El caso volverá a la Audiencia Nacional, y allí los magistrados Ángel Hurtado, Julio de Diego y Enrique López rizan el rizo de la sumisión ante el imperio. Primero otorgando mayor credibilidad a un informe del Mando Central Norteamericano -que evidentemente exoneraba a sus militares- que a los testigos directos españoles. Y luego archivando la causa bajo el pretexto de que “Estados Unidos es una democracia, incluso con más tradición y arraigo que la nuestra, y si ellos dicen que fue un acto de defensa, así debió ser”.Ahora, la Sala Segunda del Tribunal Supremo ha vuelto a ordenar por segunda vez a la Audiencia nacional que reabra el caso Couso.Esta es una magnífica noticia para todos. Y ha sido posible por la persistencia de una familia que no ha dudado en enfrentarse a toda una superpotencia para exigir justicia. No es el franquismo, es EEUU ¿Adivinan que juez del a Audiencia Nacional se empeñó en llevar adelante la causa por el asesinato de José Couso, peleándose incluso con el ejército y la justicia norteamericana?Efectivamente, fue Baltasar Garzón, el juez que más ha hecho por extender una línea de justicia universal que permita llevar al banquillo los crímenes y desmanes de las principales potencias.Por esto, por enfrentarse a la impunidad que el imperio necesita para seguir cometiendo crímenes, se ha lanzado una campaña contra él que no ha cejado hasta apartarlo de la Audiencia Nacional.En un tribunal con capacidad para enjuiciar delitos de tanta trascendencia, es mejor tener a magistrados sumisos, como los que no han dudado en proteger a los militares norteamericanos archivando dos veces el caso Couso.Intentan confundirnos fabricando molinos de viento para que no luchemos contra los gigantes. Nos dicen que han sido “los restos del franquismo” los que han apartado a Garzón de la Audiencia Nacional, para que no dirijamos nuestras iras contra la superpotencia norteamericana.Movería a la risa -si no hubiera tanto y tan serio en juego- siquiera la posibilidad de pensar que la Falange y “el neofranquismo” tiene poder y capacidad para poner patas arriba la justicia española.Quien puede hacer esto es Washington y no unos marginales reductos de nostálgicos del franquismo.EEUU ha presionado para que se cambien las leyes que permitieron a jueces españoles juzgar a Pinochet, el genocidio en Guatemala o los crímenes en Palestina. Porque detrás de cada uno de estos genocidios está la mano del imperio, sosteniendo desde Washington a los dictadores y genocidas de turno, encargados de hacer el trabajo sucio que necesita la hegemonía norteamericana.Y Zapatero y Rajoy, que tanto discuten en otras cosas, se pusieron rápidamente de acuerdo para impulsar una reforma que liquidará el principio de justicia universal.¿Cómo que ahora el gran problema es combatir a los restos de un franquismo que está, afortunadamente, muerto y enterrado? ¿No habrá que rebelarse, por el contrario, contra un imperio norteamericano que está todavía muy vivo, y que interviene permanentemente en una España a la que consideran un país vasallo?Pero no pueden controlarlo todo. No pueden evitar la rebelión frente a sus crímenes y desmanes. Y que la exigencia de justicia avance a pesar de todos los obstáculos que colocan en el camino.Con la decisión del Tribunal Supremo de reabrir el caso Couso hemos conquistado una nueva victoria contra la impunidad. Ellos tienen todo el poder. Pero nosotros tenemos la razón de nuestro lado. Y tenemos algo más importante, el apoyo del 90% de la población que no está dispuesta a resignarse a sufrir los desmanes del imperio.

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