Un sistema electoral poco representativo

«Así­, hemos visto cómo se ha desarrollado casi un consenso en los establishments polí­ticos y mediáticos del paí­s sobre la necesidad de retrasar la edad de jubilación de 65 a 67 años, propuesta legislativa del Gobierno que fue aprobada casi por unanimidad en las Cortes españolas. Este casi consenso contrasta con la enorme impopularidad de tal medida entre la ciudadaní­a, la gran mayorí­a de la cual se opone.»

Las clases sociales van variando y su conflicto se exresa de muchas formas. Pero hoy este conflicto es de la gran mayoría de la población (clase trabajadora y la mayoría de las clases medias) frente a una enorme concentración de poder financiero y económico español que, en alianza con sus aliados extranjeros, está imponiéndose a la mayoría de la ciudadanía. Por ejemplo, para reducir el déficit, en lugar de congelar las pensiones y recortar los gastos en sanidad, educación, servicios domiciliarios y otros, se podrían haber conseguido 35.000 millones de euros mediante las cargas impositivas de los sectores más privilegiados. (PÚBLICO) EL PAÍS.- Ahora que España parece abandonar definitivamente la recua de los enfermos, quizá interese conocer una reconstrucción de su historia reciente. Hay una historia pública de las finanzas españolas en el mapa europeo. Y hay una historia secreta. Lo que se ha ido publicando es la punta del iceberg. Pero ha habido más. Mucho más. Sobre todo desde la crisis griega cuando "ministros y altos funcionarios nos reunimos más de una docena de veces por video-conferencia, aunque la mayoría de ocasiones por conferencia telefónica múltiple", recapitula uno de los protagonistas. Y nadie de fuera se enteraba. Los formatos eran variopintos: Eurogrupo, Ecofin, estrictos o ampliados, a veces conectaba Trichet. Otras, oído al parche, participaba incluso el secretario norteamericano del Tesoro, Tim Geithner. EL CONFIDENCIAL.- Telefónica prepara un drástico ajuste de su plantilla en España para los próximos tres años. La operadora que preside César Alierta plantea reducir la plantilla en un 20% en el plazo de tres años dentro de un proceso de reducción de costes, según comunicaba la operadora en una presentación a la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Telefónica cuenta con 30.000 trabajadores en España, por lo que la medida afectaría a 6.000 empleados. Telefónica es la mayor compañía por capitalización bursátil del Ibex y la primera empresa española en superar los 10.000 millones de beneficio Opinión. Público ¡Rebélate! Vicenç Navarro Este artículo es una reflexión sobre el presente tomando el pasado como guía de a dónde debiéramos ir. Después de todo, los valores republicanos son la máxima expresión de los valores democráticos que tendríamos que sostener en un sistema político, en el cual cada ciudadano tuviera la misma capacidad decisoria en la gobernanza del país, sin cortapisas o leyes electorales que den más peso a unos que a otros, como está ocurriendo en España. La Transición inmodélica de la dictadura a la democracia produjo una cultura escasamente democrática y un proceso electoral que estaba diseñado –como han reconocido algunos de sus diseñadores– para debilitar a amplios sectores de las izquierdas. Ello ha determinado que, aun cuando las encuestas muestran que la mayoría de la población española está en el centro-izquierda e izquierda, las políticas de izquierda (a pesar de grandes avances) no han dominado la mayoría del comportamiento legislativo durante el proceso democrático. El sustancial retraso del Estado del bienestar español (con el gasto público social per cápita más bajo de la UE-15), 30 años después de la democracia, es un indicador de ello. Nuestro sistema electoral es poco representativo y se nota. Y esta escasa representatividad en las Cortes españolas (que se reproduce en los parlamentos autonómicos) va acompañada de unos partidos, la mayoría de los cuales están enormemente influenciados por los mayores medios de información y por grupos de presión, entre los cuales, el capital financiero es esencial. Así, hemos visto cómo se ha desarrollado casi un consenso en los establishments políticos y mediáticos del país sobre la necesidad de retrasar la edad de jubilación de 65 a 67 años, propuesta legislativa del Gobierno que fue aprobada casi por unanimidad en las Cortes españolas. Este casi consenso contrasta con la enorme impopularidad de tal medida entre la ciudadanía, la gran mayoría de la cual se opone. Según la Constitución española, el poder del Estado deriva de la voluntad popular. Pero, si comparamos qué es lo que la ciudadanía desea por un lado y lo que las distintas ramas del Estado (y, muy en especial, la rama legislativa y ejecutiva del Estado) aprueban por el otro, el contraste es significativo. Otro ejemplo de ello son las medidas que el Estado ha tomado para salir de la crisis (desde la congelación de las pensiones a los recortes radicales que se están aplicando a los ya subfinanciados servicios del Estado del bienestar). Las cotas de impopularidad de estas medidas son muy altas, lo cual no es obstáculo para que se realicen, promovidas por la mayoría de los medios de mayor difusión. Tales medios editorializan y repiten machaconamente que no hay otras medidas posibles en respuesta a factores “externos”, en este caso, los mercados financieros. Acentúan con gran intensidad lo de “externos” a fin de diluir las responsabilidades internas. Pero lo externo es una mera excusa para realizar lo que los establishments financiero, empresarial, político y mediático han deseado siempre: debilitar al mundo del trabajo para optimizar los intereses del capital. Es lo que solía llamarse “lucha de clases”. Naturalmente que las clases sociales van variando y su conflicto se expresa de muchas formas. Pero hoy este conflicto es de la gran mayoría de la población (clase trabajadora y la mayoría de las clases medias) frente a una enorme concentración de poder financiero y económico español que, en alianza con sus aliados extranjeros, está imponiéndose a la mayoría de la ciudadanía. Por ejemplo, para reducir el déficit, en lugar de congelar las pensiones y recortar los gastos en sanidad, educación, servicios domiciliarios y otros, se podrían haber conseguido 35.000 millones de euros mediante las cargas impositivas de los sectores más privilegiados (sin afectar a la mayoría de la población), tal como han sugerido los inspectores de Hacienda del propio Ministerio de Economía. Es más, mediante la corrección del enorme fraude fiscal –que beneficia primordialmente a la banca, a las grandes empresas y a las rentas superiores (eliminando, por ejemplo, los paraísos fiscales), así como revirtiendo las reducciones fiscales regresivas llevadas a cabo en los últimos 15 años– podrían obtenerse 80.000 millones de euros más. No es, pues, lo “externo”, sino lo “interno” lo que está obstaculizando la expresión del proceso democrático. Y la ciudadanía es consciente de ello. Encuesta tras encuesta muestra el desapego de la ciudadanía hacia la clase política y hacia los gobernantes. Nuestra democracia está seriamente amenazada. De ahí la urgencia de movilizaciones para continuar la lucha iniciada por las generaciones anteriores en defensa de la democracia. Nuestros padres lucharon para defender la democracia y fueron brutalmente reprimidos como consecuencia de su derrota. Mi generación luchó en los difíciles años cincuenta, sesenta, y más tarde en los setenta, oponiéndose a la dictadura. Fue esta lucha y otras las que fueron responsables del fin de la dictadura. No hay que olvidar nunca que, aun cuando Franco murió en la cama, la dictadura murió en la calle. Y es ahora cuando hay que luchar para recuperar la democracia que está siendo secuestrada, en la que el Estado está tomando posturas sistemáticamente en contra de la mayoría de la población y en contra de su deseo. Esto es indignante y requiere movilizaciones populares basadas en los valores republicanos que exijan al Estado que responda a la sociedad y no, como está ocurriendo ahora, que se imponga a ella. PÚBLICO. 14-4-2011 Opinión. El País Historia secreta de los tropiezos de España Xavier Vidal-Folch Ahora que España parece abandonar definitivamente la recua de los enfermos castigados a la piscina de Siloé, quizá interese conocer una reconstrucción (parcial) de su historia reciente. Hay una historia pública de las finanzas españolas en el mapa europeo. Y hay una historia secreta. A por ella. Lo que se ha ido publicando es la punta del iceberg, normalmente el momento del acuerdo, su minuto previo y el posterior. Pero ha habido más. Mucho más. Sobre todo desde la crisis griega de la pasada primavera cuando "ministros y altos funcionarios nos reunimos más de una docena de veces por video-conferencia, aunque la mayoría de ocasiones por conferencia telefónica múltiple", recapitula uno de los protagonistas. Y nadie de fuera se enteraba. Los formatos eran variopintos: Eurogrupo, Ecofin, estrictos o ampliados, a veces conectaba Trichet. Otras, oído al parche, participaba incluso el secretario norteamericano del Tesoro, Tim Geithner. Las conferencias telefónicas al alba se celebraron sobre todo durante la crisis griega, cuando todavía no había planilla de solución a la falta de liquidez financiera pública de un Estado miembro de la Unión. "También nos reunimos virtualmente, aunque algo menos, durante la crisis irlandesa" de otoño. "Ahora hace tiempo que no lo hacemos, quizá porque desde octubre quedó claro lo que debía ocurrir con Portugal, si Portugal no cambiaba". ¿Por qué se abandonaron las reuniones-sorpresa? Porque España había dejado de ser problema. Las agendas telefónicas algún día revelarán sus intimidades. "La francesa Christine Lagarde siempre demostró ser muy sólida", porque "demostraba que sabía improvisar, a diferencia de quienes leían la chuleta". La española Elena Salgado "solía confiar en su secretario de Estado, José Manuel Campa", relata la pequeña historia.Y ahora todo eso, tras la explosión de Portugal, ha eclosionado, a favor. Hay una cuasi unanimidad. España ya no se percibe en los mercados internacionales como candidata a reeditar los percances de Grecia, Irlanda o Portugal, acuerdan los observadores de papel salmón. Los movimientos de Zapatero parecen "hábiles", insisten. No hay "ninguna razón" para que la fractura de Portugal afecte a España. Lo dicen los analistas anglosajones que más marearon la perdiz sobre las debilidades de la economía española. El unanimismo, esa expresión táctil que expandió Pierre Vilar, es casi sonrojante. Pero responde a una realidad: "España es el último dique; el hundimiento de España sería el del euro", susurra un comisario nórdico. Con matices. En el Guardian alguno aún cree que este puede ser el "siguiente país en caer". Pero en la biblia de la City, quienes comparten esa tesis aseveran que "incluso en el peor escenario, España sería solvente". Eso, por lo que respecta a la opinión publicada. Después, o mucho antes, están las instituciones, como el FMI, que exigen más. Que no cejemos en seriedad frente al déficit. En rigor ante las entidades financieras. En autoconten-ción de las autonomías. Si se afloja en cualquier frente, volverá la tormenta. ******************************************************* Internacional Nadie al volante Lluis Bassets Vamos con piloto automático. Si nadie se sienta enseguida en el puesto de mando, el accidente está asegurado. Estamos en rumbo de colisión con la áspera orografía de un mundo en cambio. Una turbulencia así no se había visto desde hace más de 20 años, y entonces había piloto y dirección. No hay una sola convocatoria internacional para resolver la crisis libia en la que no aparezcan las divisiones. Ayer fue en la primera reunión del llamado Grupo de Contacto en Doha (Catar) donde se apreciaron las diferencias que separan a los europeos, Francia y Reino Unido de un lado y Alemania del otro. Esta vez la discordancia se produjo sobre la oportunidad de facilitar fondos y armas a los rebeldes, al igual que en el Consejo de Seguridad fue sobre la resolución que permitió frenar por las armas el avance de Gadafi sobre Bengasi. El final de la guerra fría tuvo un conductor eficaz y esmerado. Estados Unidos estaba al volante. Con las guerras en la antigua Yugoslavia la conducción siguió en manos de Washington, aunque con alguna duda pronto resuelta: Clinton se retiró de Somalia, no intervino en Ruanda y fue decisivo en la estabilización de los Balcanes y la derrota de Serbia; los europeos solos no hubieran llegado a resolver nada. Al conductor dubitativo le siguió otro atolondrado. Pasamos de las abolladuras a los accidentes graves: este fue el caso de Bush hijo, con sus dos guerras de imposible salida, el regalo a Irán de una hegemonía regional inesperada y la pérdida de pulmón geoestratégico en favor de China y de los otros emergentes. La actual crisis árabe nos ofrece la cruda realidad del mundo sin dirección ni rumbo en el que estamos, expresada de forma práctica por la renuncia de Washington a favor de la OTAN para dirigir la operación de contención militar de Gadafi. Por primera vez, la Alianza Atlántica se halla comprometida en una operación militar sin el liderazgo de la superpotencia que está en el origen y en la razón de ser de la organización. Y no nos engañemos, una OTAN sin el liderazgo de Washington, no es la OTAN; es otra cosa. No es extraño que sea criticada por una cosa y la contraria: Francia y Reino Unido, por falta de resolución; Alemania y Turquía, por las víctimas civiles que hayan podido producirse por sus bombardeos. Una OTAN con voces tan variadas y posiciones prácticas tan distintas es lo que más se parece a la Unión Europea. Para tener una OTAN que actúe como la UE ya tenemos a la UE. Y si la UE hubiera estado preparada y dispuesta a tomar el mando, no habría más que hablar. Era la oportunidad para dar el paso al frente. Una oleada de cambio en su flanco mediterráneo, que necesita de todo, desde el auxilio humanitario a la acción militar, pasando por el apoyo económico y político a las transiciones, era la ocasión para que surgiera al fin una política exterior y de defensa común europeas. No será así y de esta enorme crisis saldrán dos cadáveres políticos más: el de la OTAN, que no volverá a ser lo que fue, y el de la UE, que jamás llegará a ser lo único que podía dar todo el sentido a lo que todavía es. Washington actuó y se comprometió inicialmente por la insistencia de Francia y Reino Unido. Sin la decisión de Obama, Gadafi estaría ahora campando a sus anchas y con la rebelión liquidada. Pero después, Obama no ha podido resistir la presión interior, que le desaconsejaba el compromiso en una tercera guerra, rápidamente calificada desde su país como de elección y no de necesidad; para defender valores y no intereses. El nuevo Obama surgido de la derrota electoral de noviembre y de la torturada negociación presupuestaria con los republicanos es un presidente centrista, bajo la vigilancia y dictado del radicalismo del Tea Party, que le impone su agenda de restricción del gasto público y de los impuestos. Su despiste estratégico es colosal. Roger Cohen, comentarista del Washington Post, ha denominado la nueva orientación como la doctrina de la no-doctrina: Obama no tiene estrategia internacional y esta es su estrategia. Ian Bremmer, del think tank Euroasia Group, nos explica que el mundo está gobernado por el G-Cero, que viene a sustituir todas las variaciones sobre la dirección económica del mundo, G-8, G-20 o G-2 (EE UU y China): nadie está ahora al cargo. Todo esto es de gran interés para comprender el nuevo mundo que surge ante nuestra mirada atónita. Pero luego hay un problema más práctico y urgente que la geopolítica no resuelve, porque debe ser la política la que lo haga. ¿Cómo terminamos de una vez con esta guerra que está desangrando a Libia y desestabilizando toda el área mediterránea? EL PAÍS. 14-4-2011 Paro. El Confidencial Telefónica plantea una reducción de plantilla en España del 20% Telefónica prepara un drástico ajuste de su plantilla en España para los próximos tres años. La operadora que preside César Alierta plantea reducir la plantilla en un 20% en el plazo de tres años dentro de un proceso de reducción de costes, según comunicaba la operadora en una presentación a la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Telefónica cuenta con 30.000 trabajadores en España, por lo que la medida afectaría a 6.000 empleados. Telefónica es la mayor compañía por capitalización bursátil del Ibex y la primera empresa española en superar los 10.000 millones de beneficio. En concreto, la ‘teleco’ obtuvo en 2010 un beneficio neto de 10.167 millones, un 30,8% más que en 2009. Esta cifra contempla la adquisición de la operadora brasileña Vivo. En el año 2010 Telefónica incrementó su deuda financiera neta en 12.042 millones de euros hasta los 55.593 millones de euros. En la presentación remitida a la CNMV, Telefónica plantea la necesidad de iniciar un proceso de reducción de costes que incluye la externalización de procesos y de reestructuración de la plantilla que afectaría al 20 % de la misma en tres años. Telefónica ha concluido ya un proceso de reducción de sus directivos que ha afectado al 6 % de los mismos. No obstante, fuentes de la compañía precisaron a Europa Press que es una medida más a estudiar, lo que no quiere decir que se vaya a efectuar necesariamente, y recordaron que actualmente la compañía está negociando con los sindicatos, por lo que cualquier actuación en este sentido se llevará a cabo según los cauces habituales. En concreto, en esta presentación, se mencionan la externalización de ciertas actividades a proveedores de servicios o nuevos procesos de reestructuración en su plantilla como algunas de las medidas adicionales a aplicar para obtener una mayor flexibilidad y compensar posibles demoras en la recuperación en el país. Telefónica menciona además la posibilidad de revisar los salarios vinculándolos más con la productividad que con el IPC. Asimismo, la firma recuerda que el propósito de reducir costes en España se recortará un 6% los puestos directivos. De acuerdo con las cifras de la compañía, los ingresos de Telefónica en España se situaron en los 18.711 millones de euros en 2010, lo que supone un descenso interanual del 5%, debido a un menor consumo de los clientes en los diferentes negocios y a la elevada intensidad competitiva. Margen para mejorar la eficiencia No obstante, la firma entiende que hay margen para mejorar la eficiencia y para ello centra su enfoque comercial en el valor, frente al volumen, en gestionar los costes directos a la vez que reduce los gastos no comerciales y en el mantenimiento del margen directo sobre los ingresos. En relación a la situación económica de las regiones en las que opera el grupo, el director de estrategia, finanzas y desarrollo de Telefónica, Santiago Fernández Valbuena, manifestó ayer miércoles durante su ponencia que todos los países se están recuperando desde una perspectiva macroeconómica, aunque con distintos ritmos. Así, mientras Latinoamérica seguirá manteniendo su dinamismo, con un crecimiento medio anual del 4% durante los próximos tres años, España se recuperará "lentamente". Por otro lado en la presentación, la firma hace referencia a la regulación en el sector e insta a que sea más "predecible", mencionando como "temas críticos" de futuro la regulación en torno a las redes de acceso de nueva generación (NGA) y la subasta de espectro. EL CONFIDENCIAL. 14-4-2011

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