Manifestación agraria del 20 de marzo en Madrid

Un paso más en las demandas del campo

Demasiado a menudo se quiere asociar las movilizaciones del mundo rural, de ganaderos o agricultores, con la actividad de la extrema derecha. Es un reaccionario clima de opinión. Las movilizaciones agrarias, como la del pasado 20 de marzo en Madrid, defienden demandas y exigencias absolutamente justas e imprescindibles para amplísimas capas de la población. La principal de todas ellas -no vender por debajo del coste de producción- se dirige contra los monopolios que controlan la agroindustria.

El domingo 20 de marzo en Madrid se ha celebrado una de las manifestaciones del mundo rural más importantes. Cerca de trescientos mil asistentes acudían desde toda España en una movilización agraria que ha sido considerada como un éxito.

La convocatoria provenía de distintas organizaciones. De una parte los sindicatos agrarios, COAG, ASAJA, UPA, etc. De otra, a través de la Fecoam, las cooperativas agrarias, y otras asociaciones. A todo ello se sumaban las asociaciones de cazadores. Y todo ello alimentado también por la convocatoria de algunas fuerzas políticas y en particular Vox. Algunos quieren ver que el acto de Madrid es una actividad de la derecha y sobre todo de los sectores más reaccionarios. ¿Cómo se puede interpretar?

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Por un precio justo

El mundo rural es complejo porque está compuesto por diversos sectores productivos y actividades diferentes. A lo que se denomina sector primario (alimentación) y sus reivindicaciones propias, se juntan otros sectores laborales del mundo rural que son de alguna manera interdependientes con el agrícola y ganadero. Incluso podemos pensar en la relación con el campo de otras actividades como es la de la caza, o también la del toro de lidia. Éstos están en su derecho de manifestarse por la demanda de sus intereses. Aunque en la manifestación del domingo represente, con sus demandas específicas, una protesta tangencial del mundo rural, y que se están utilizando desde posiciones partidistas.

 Dentro del conjunto del sector agrícola y ganadero podemos distinguir una determinada diversidad en función de la estructura social y también del sistema productivo. Nos referimos a las explotaciones agrícolas y ganaderas ligadas a la economía familiar, compuesto por pequeños agricultores y que son trabajadores directos; éstos son la base de la población rural. Pero también explotaciones pequeñas o medianas, agrícolas y ganaderas; así como las industrias de elaboración alimentaria, y empresas ligadas al sector agrario, que en su conjunto tienen un papel importante en la generación de riqueza y empleo. Asimismo las diferentes formas productivas que dependen de las zonas de secano o regadío, o también de los sistemas de la ganadería extensiva o intensiva nos dan distintas características y por tanto necesidades específicas.

La manifestación del domingo 20, en lo principal, viene arrastrando desde hace años los problemas del aumento de los costes de producción mientras que los precios de venta se estancan. Las demandas principales hacen referencia a poder vender los productos a un precio justo, dar rentabilidad a los cultivos en los que se está trabajando todo el año.

Las demandas globales de los agricultores se resumen en no vender por debajo de los costes de producción. Precios justos para el campo.

 Con el inicio de la invasión de Ucrania por parte de Rusia la escalada de precios se ha disparado. Veamos algunos ejemplos:

  • Alimentación ganadera. La cebada para pienso ha pasado de 215 €/tm en septiembre último a 279 €/tm en diciembre (30% de aumento), en un movimiento especulativo de las multinacionales del cereal. Pero entre el 1 de marzo y el 24 de marzo actuales el precio ha llegado ya hasta 330 €/tm (53% de aumento). Esta muestra nos refleja lo que han subido los piensos para la alimentación de la ganadería (intervienen también el maíz, avena, veza, soja, etc.), con subidas similares.
  • Precio del gasoil. Este es un precio que lleva creciendo todo el año, pero ha sido en las dos últimas semanas cuando el incremento ha subido en vertical. Hemos pasado de pagar 0,75 €/ltr en octubre del año pasado a la última semana (24 marzo) a 1,50 €/ltr (100% de aumento). Estos son los precios del gasoil agrícola.
  • Otras materias primas. A su vez todos los productos derivados del petróleo y del gas, como son los fertilizantes y productos fitosanitarios, van en constante subida. Al menos un cincuenta por ciento más, aunque el ascenso continúa.

Las últimas subidas de estas materias primas, y otras que no se citan, han levantado la indignación de todo el sector agrario. Porque en correspondencia, en general, los precios de venta no levantan o en cualquier caso en proporciones muy bajas. Los precios de venta están “intervenidos” por grandes distribuidoras o trusts que dominan los mercados globales mundiales. Así la leche hay que venderla a los precios que nos imponen las centrales lecheras; el cereal o los frutos secos nos lo fijan los “mercados exteriores”, etc.

La subida de los precios de las materias primas supera, en pocos meses, el 50% de aumento

Además de la subida de precios hay otro factor que “inquieta” a los agricultores y consiste en la aplicación a partir del próximo año 23 de la nueva PAC (Política Agraria Común) y que va a suponer criterios nuevos en la distribución de las ayudas. Ya hemos venido analizando en estas páginas cuáles son sus líneas de desarrollo. Las diferencias entre Comunidades Autónomas son numerosas, y aquí entran en juego los intereses de las burguesías burocráticas de cada autonomía, pugnando por hacerse con el control de la parte mayor de los fondos que puedan disponer. Dos de las líneas más discutidas son:

  • La convergencia. Hace referencia a un reparto más equitativo de las ayudas (a igual cultivo, iguales ayudas). Las diferencias entre diversas regiones y comarcas son variadas. Es lo que ha generado en algunos sitios movilizaciones en contra, porque en algunos casos las ayudas son menores y en otros son mayores.
  • Los ecoesquemas. Van a determinar la concesión de un bloque de ayudas, que sustituye al pago verde, orientadas por determinadas prácticas de agricultura ecológica y de respeto al medio ambiente. La inquietud en estos temas es tal, que en algunos sectores plantean la incompatibilidad de cumplir ciertas normativas ecológicas con el rendimiento de las explotaciones. Sobre todo desde la ultraderecha se alienta y difunde que la nueva PAC va a suponer la ruina de los agricultores y del campo.

La masiva manifestación del domingo 20 responde a la creciente indignación entre agricultores y ganaderos, que ven cómo sus demandas siempre quedan en el olvido. Las subidas importantes en los precios de las materias primas agudizan la situación y el futuro del mundo rural. Viene de bastante más atrás, pero estas demandas se suman a las de los últimos años, y son movilizaciones que no van a parar. También se suman, en muchos casos, las incertidumbres que está generando la nueva PAC y las exigencias de cambiar las normativas; aunque ante estos problemas no existe unanimidad.

Los intentos de Vox para aprovechar y ampliar su área de influencia en el sector agrícola son evidentes. Pero entre los agricultores tenemos una exigencia común que es la necesidad de hacer rentables nuestras explotaciones. Porque no se puede trabajar a pérdidas, donde los costes de producción superen los ingresos por ventas. Como sector primario es necesario exigir soluciones a esta situación de una España olvidada. Porque hemos de impedir la tendencia del despoblamiento rural, así como establecer medidas para apoyar la España vaciada.

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