SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Un informe alemán amenaza con incendiar Francia

Handeslblatt ha sido el periódico que se ha apuntado la exclusiva. Philipp Roesler, el liberal ministro de economía alemán, habría hecho circular un informe entre sus compañeros de Gabinete en el que mostraba su preocupación sobre la situación económica y financiera francesa y ponía a caer de un burro las políticas de Francois Hollande (también aquí). En el texto no dudaba en calificar a su vecino occidental como «el enfermo de Europa», en línea con lo señalado en estas mismas líneas hace no muchos días (V.A., «Europa tiembla: Francia, de ‘amour’ a ‘horreur’«, 04-04-2013).

De hecho, el documento no deja títere con cabeza y censura la falta de competitividad y consecuente pérdida de tejido industrial de Francia, resultado de los altos niveles salariales de sus trabajadores y su escasa inversión en innovación, investigación y desarrollo (I+D+i). Una crítica que durante años ha parecido estar reservada a los estados del sur de Europa. Acusaba además al presidente de la República francesa de estar dando palos de ciego con sus erráticas políticas, a la vez que ponía en tela de juicio su decisión de subir impuestos y la ausencia de reformas estructurales de calado. ¿A que les suena?

Está por ver si entraba también en cuestiones como la estatalización de la actividad empresarial, omnipresente en términos regulatorios y/o de empleo, o el proteccionismo explícito, cuyo último ejemplo la semana pasada ha sido el veto a Yahoo para hacerse con Dailymotion. Pero, sea como fuere, lo que subyace al conjunto del informe es una severa preocupación sobre el devenir del principal socio comercial de los alemanes, en un momento en el que buena parte del rédito de Angela Merkel de cara a sus elecciones estatales de septiembre pasa por que las exportaciones y la actividad interna continúen a buen ritmo hasta entonces.

A ello se une la conversión de un aliado -hasta ahora por omisión- en la exigencia de políticas de austeridad a los incumplidores de la Eurozona, en un opositor –por manifiesta acción- al calor de lo que el ajuste de los déficits puede suponer para sus maltrechas finanzas locales. Una rebeldía que se une a la más que previsible de otros de los baluartes en los que se apoyaba la canciller germana para su inflexible discurso de ajuste a los parámetros comúnmente aceptados: Holanda, que se las está viendo y deseando para cumplir lo por ella misma exigido (V.A., «Estalla la bomba holandesa en el corazón de la Eurozona«, 23-04-2012). Sólo Finlandia parece aguantar el tirón.

Con un problema adicional: el rechazo a las imposiciones de terceros está generando una oleada nacionalista en buena parte de los países de la Unión que están capitalizando partidos de corte ultraderechista a cada cuál más radical. Un fenómeno que no parece previsible a corto plazo en España pero que ya ha enseñado la patita en Austria, Grecia, Inglaterra o la propia Francia, entre otros. Sería un error no profundizar en la causa de ese descontento y en las consecuencias de su generalización parlamentaria alrededor de la región. Cuidado.

Algunos se empeñan en encuadrar el conflicto entre Francia y Alemania como un choque entre socialistas de un lado de la frontera y conservadores instalados en el otro. Y, sin embargo, va mucho más allá. Se trata de un auténtico choque de trenes -49% del PIB regional- que, más allá de la incertidumbre política de Italia, del paro en España o de las dudas del Reino Unido, sí que puede poner en un brete la supervivencia del sueño europeo. Y traer, en el momento más inoportuno posible, reminiscencias de un pasado superado de disputas que no merece la pena resucitar.

Deja una respuesta