Existe un amplio sector de la izquierda que aspira a cambios profundos, desbordando los límites de la socialdemocracia.
Lo que suceda en él va a determinar la política española. Y una pregunta lo recorre: ¿qué programa necesita esa “izquierda a la izquierda del PSOE”?
Desde Chispas abrimos un serial para abordar este reto. Estudiando las líneas que hoy se proponen como alternativa a este sector político, comenzando por Sumar, ahora integrada en el gobierno.
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Hoy se nos presenta a la “izquierda a la izquierda del PSOE” como un sector dividido y casi irrelevante. No es verdad. Al margen de las fluctuaciones en el número de votos su actuación es decisiva.
Sumar y Podemos agrupan hoy 2,5 millones de votantes. Pero llegaron hasta los 5 millones de votos. Quienes antes les votaron y hoy no lo hacen no han desaparecido. Son una fuerza social en activo y relevante.
Y a ello debemos unir un amplio espectro de fuerzas que superan el millón de votantes, desde las presentes en las nacionalidades a la izquierda extraparlamentaria.
Su importancia se expresa en que España es el único país de Europa donde una fuerza a la izquierda de la socialdemocracia está presente en el gobierno.
Es desde esa fuerza que la línea política que dirija este sector cobra una mayor importancia.
En este serial no vamos a entrar en las cuestiones organizativas, que corresponden a cada organización. Nos vamos a concentrar en lo importante: qué líneas políticas y alternativas se proponen ante las cuestiones clave.
Y lo haremos contraponiendo las diferentes posiciones pero partiendo de los muchos puntos de unidad.
Coincidimos con todas las fuerzas que van a aparecer en este serial en importantes batallas, llevamos adelante codo con codo múltiples luchas, y nos planteamos juntos alternativas ante cuestiones nodulares para nuestro pueblo.
Hemos trabajado juntos y vamos a seguir haciéndolo. Porque más allá de las diferencias, estamos en el mismo campo.
Ante la situación internacional.
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¿Qué línea para la lucha por la paz?
Una política internacional desde la izquierda está determinada por la posición que se adopte ante dos guerras, en Palestina y en Ucrania.
Sumar se posiciona contra “la invasión rusa de Ucrania” y frente al “genocidio perpetrado por el gobierno de extrema derecha en Israel”.
Pero en lo que respecta a Ucrania algunas fuerzas integradas en Sumar no denuncian al imperialismo ruso como responsable de la invasión, y en cambio suelen atacar al país invadido.
Desde la izquierda la única posición admisible es enfrentarse a la potencia invasora, el imperialismo ruso, y respaldar al pueblo invadido, el ucraniano.
Y no se puede señalar como único responsable del genocidio en Palestina al “gobierno de extrema derecha en Israel”. Netanyahu es el brazo ejecutor, pero es EEUU el valedor de sus crímenes.
La posición ante EEUU es la piedra de toque para una fuerza de izquierdas en el ámbito internacional.
Sumar aboga por “un orden internacional justo y democrático”, basado en un multilateralismo “que acabe con la dominación colonial”.
Pero en el documento político de Sumar EEUU, la única superpotencia, se oculta bajo el concepto genérico de “Occidente”.
Para Sumar el principal peligro a nivel global es “el avance internacional de la extrema derecha”. Pero la reelección de Trump, como cabeza de las posiciones más reaccionarias, se sitúa como uno más de los “gobiernos ultras”.
La superpotencia norteamericana es el peligro principal a cualquier velocidad. Pero Yolanda Díaz ha estrechado lazos con “la izquierda” del partido demócrata, que ha respaldado a Biden a pesar de su apoyo a Israel.
No es posible avanzar hacia un “orden internacional más justo” sin enfrentarse al dominio norteamericano, con Trump o con Biden.
Hay que Redistribuir la Riqueza.
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La gran batalla es la desigualdad
¿Cuál es el problema principal que enfrentamos? ¿Quién ataca al pueblo? ¿Y qué alternativa defender?
Sumar sitúa la necesidad de hacer frente en todos los ámbitos “el momento conservador y reaccionario en que vivimos”.
Es necesario practicar la “guerra cultural” contra las ideas reaccionarias. Pero la gran batalla es la lucha contra el aumento de la desigualdad, donde bancos, monopolios y capital extranjero baten récords de beneficios mientras se recorta el poder adquisitivo de la mayoría.
Cuando se detiene a proponer una alternativa, Sumar pone en valor medidas sociales como las subidas del salario mínimo, y plantea como propuesta estrella la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales.
Hemos apoyado, y seguiremos haciéndolo, las medidas del gobierno que benefician a la mayoría, reclamando su ampliación. Y respaldamos la aplicación de la reducción de jornada.
Pero con este gobierno la desigualdad ha seguido aumentando. Y ningún “escudo social” ha detenido el incremento del saqueo sobre la mayoría. El único camino para hacerlo es redistribuir la riqueza, lo que implica recortar los beneficios de una ínfima minoría.
Y en la hoja de ruta de Sumar hay aquí significativas ausencias. Las palabras “redistribución de la riqueza” solo aparecen una vez. No se menciona la necesidad de defender las pensiones públicas, cuando se está lanzando una ofensiva para recortarlas y privatizarlas. Y se presenta como un avance imponer a bancos y monopolios un mínimo del 15% en el impuesto de sociedades, cuando hoy deberían pagar el 30%.
Hay que fijar la cuestión central, el mayor saqueo, y establecer una alternativa que la combata, redistribuir la riqueza. Pero también señalar a los responsables.
Desde Sumar se llama a hacer frente al “avance de la ultraderecha”. Es evidente que hay que hacerlo. Pero los ultras son los arietes que alientan quienes nos imponen el atraco. Y estos desaparecen del análisis de Sumar.
No encontramos ninguna referencia a la banca, nódulo principal del poder en España, ni al Ibex-35, sancta santorum de la oligarquía nacional. Solo se hace referencia al dominio monopolista al hablar de los gigantes tecnológicos, sin que aparezcan eléctricas, petroleras… Y no hay ninguna mención a un capital extranjero, especialmente el norteamericano, que domina arterias vitales de la economía nacional.
La fuerza del pueblo.
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¿Fin de ciclo?
¿La lucha del pueblo tiene una fuerza capaz de determinar lo que suceda en el país, o somos débiles y lo que hagamos no importa? La respuesta a esta pregunta tiene hoy una enorme importancia.
Al valorar la fuerza del pueblo Sumar formula una “hipótesis política”, el “fin del ciclo abierto el 15-M”, basada en dos elementos:
-Una “sociedad agotada” donde “una fuerza impugnatoria, que cuestionaba el status quo” ha pasado a ser una “fuerza institucional”. Y en la que “el sentido común progresista” es sustituido por “pulsiones más conservadoras”.
-El paso de “un ciclo de movilización a uno de desmovilización” donde “prevalece la desconexión ciudadana respecto al a esfera política”.
El clima de opinión de que “se ha cerrado el ciclo abierto el 15-M” está ampliamente difundido. Pero las fuerzas que aspiramos a una transformación social no podemos caer en esta trampa.
Los hechos lo desmienten y demuestran que la lucha popular sigue siendo protagonista.
La “impugnación” que el 15-M puso en el centro sigue presente. Crece la indignación ante la hiperconcentración de la riqueza. En las encuestas casi el 90% está “muy o bastante preocupado” por el actual nivel de desigualdad. Y el 75% exige “garantizar que la riqueza se distribuya de forma justa”.
Y la realidad desmiente la idea de una sociedad desmovilizada. De enero a septiembre se realizaron 553 huelgas, dos por día. En 2023, último año con datos, se celebraron casi 34.000 manifestaciones, más de 90 diarias. Y existe un poderoso movimiento contra el genocidio en Palestina que determina la posición de España.
Partir de un marco de “derechización” y desmovilización” conduce a rebajar las propuestas para adecuarlas a “lo que hoy es posible”.
Una cuestión clave.
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¿Qué unidad necesitamos?
Fortalecer la unidad del pueblo es una premisa para poder defender nuestros intereses comunes. Esta es una cuestión nodular, que la izquierda siempre ha tenido clara pero que hoy suele difuminarse o cuestionarse.
Sumar propone un “federalismo plurinacional que acomode las diversas realidades nacionales y su deseo de mayor autogobierno en un marco de soberanías compartidas”.
La expresión plena de la pluralidad que constituye España no solo no va contra la unidad sino que la fortalece. Pero es necesario defender la unidad, y hacerlo desde la izquierda.
Quienes, como las élites del procés, han atacado la unidad lo han hecho contra los intereses del conjunto del pueblo español, también del catalán.
Sumar no toma esta posición de defender la unidad desde la izquierda. Y recordamos como Yolanda Díaz acudió a Waterloo para mostrar cercanía con Puigdemont, que hoy muestra la cara reaccionaria que siempre ha tenido uniendo sus votos a los de Vox contra medidas sociales.
¿Y cómo se expresa políticamente esa unidad? Sumar defiende que es el “momento de alianzas múltiples, de frentes comunes, de confluencias y/o coaliciones de diferente naturaleza”.
Independientemente de su composición, más o menos amplia, Sumar defiende un frente de las fuerzas de izquierdas. Estas deben confluir en las luchas y batallas políticas. ¿Pero este es el frente de unidad que necesitamos? En la lucha contra el genocidio en Palestina o en la defensa de las pensiones y la sanidad públicas participan muchos sectores que no se reconocen en la izquierda. Y pequeños o medianos empresarios también sufren, como las familias trabajadoras, el saqueo de la banca o las eléctricas. ¿Por qué no unirlos?
Este es el primer capítulo de un serial donde vamos a recorrer las líneas y alternativas que proponen los sectores que conforman esa “izquierda a la izquierda de la socialdemocracia”. Partiendo de la unidad que ya tenemos, y que se expresa en la práctica. Pero también contraponiendo las diferentes posiciones. Desde el objetivo de situar los ejes de un programa común que hoy defienda los intereses populares.