Hay una parte de la izquierda que dice que estamos ante el “fin del ciclo político abierto el 15M” y que pasamos de un “ciclo político de movilización a otro de desmovilización”. Eso e que se afirma en el documento político que Sumar prepara para su próxima ‘Asamblea 2025’. ¿Es esta la realidad de la sociedad española? ¿Estamos ante una sociedad sin energía de lucha, “dominada por pulsiones más conservadoras”?
Basta una breve mirada a lo que nos rodea para que esa visión de una mayoría social sin pulsaciones de lucha y movilización caiga por su propio peso. La realidad es otra.
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Hay una desigualdad creciente en la distribución de la riqueza.
Lluvia de millones para unos pocos, bancos, monopolios y capital extranjero que acumulan récords históricos de beneficios. Los seis bancos que cotizan en el Ibex 35 en septiembre ya habían ganado 23.656 millones de euros, un 20% más que en 2023. Mientras el Ibex-35 en su conjunto anunciaba que sus beneficios este año llegarán a los 65.000 millones de ganancias.
Según las condiciones de vida, hay un bloque de población al que las cosas “le van bien”. Es un 20% con las rentas más altas, que se beneficia del crecimiento económico y ha aumentado su poder adquisitivo en los últimos cinco años entre un 2% y un 3%.
Pero esa no es la realidad que vivimos la inmensa mayoría, sino el empobrecimiento y las dificultades económicas. No es casualidad que entre los problemas que más preocupan a los españoles, según el CIS, estén la crisis económica, la vivienda, el paro, la sanidad y las desigualdades.
Un sector importante bordea la pobreza. Según Eurostat el 26,5% de los españoles, 12,7 millones de personas, están en riesgo de pobreza o exclusión social porque sus ingresos son muy bajos o porque sufren carencias materiales severas. Un 12%, 2,5 millones con sueldos bajos, son trabajadores pobres.
El bloque más numeroso, es el de quienes no caen en la pobreza, pero sí han visto recortadas sus condiciones de vida. Son el 48,5% de los españoles con dificultades para llegar a fin de mes. O el 59% que, según el INE, han perdido poder adquisitivo. Hoy el poder adquisitivo medio de un trabajador es un 2,5% menor que en 2019. Son las familias que han visto como la factura de su hipoteca se duplicaba. O muchas pymes y autónomos que ahora pagan el triple de intereses.
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Luchas y resistencia en todos los rincones de España.
La desigualdad genera luchas y resistencia en todos los rincones de España. Hay un movimiento general de lucha popular contra la desigualdad.
Se refleja en todos los frentes que afectan a las condiciones de vida de la gente, de ese 80 por ciento al borde de la pobreza y la exclusión social o que ven cómo se ha recortado su nivel de vida y su poder adquisitivo.
Un “viento popular” indignado recorre, como hizo el 15M, este movimiento de lucha contra la desigualdad y evidencia que no es cierta la idea de una sociedad desmovilizada. Y ahí están los hechos que lo demuestran.
Los datos aún incompletos de este 2024 del ministerio de Trabajo ponen de manifiesto una intensa conflictividad laboral encabezada por la clase obrera, con sectores clave de la economía afectados por huelgas, manifestaciones y negociaciones colectivas contra la pérdida del poder adquisitivo de los salarios, por el empleo y por la mejora de las condiciones laborales. En los 6 primeros meses del año hubo 553 huelgas, dos por día. En el sector del automóvil, en la de Hostelería…
En 2023 fueron 777 huelgas, casi 100 más que las 679 de 2022 con cerca de un millón de trabajadores implicados.. Ese año 2023 se celebraron 34.000 manifestaciones.
Este 2024, ha tenido especial importancia las tractoradas y manifestaciones en el ámbito rural de los pequeños y medianos agricultores por la escalada de los costes de producción, combustibles, fertilizantes y otros insumos esenciales para la agricultura. También la Huelga de los transportistas.
El movimiento de lucha que recorre España de punta a punta abarca muchos más sectores.
El 8 de marzo, día de la mujer trabajadora hubo más de 1.100 convocatorias de movilizaciones y cientos de miles de mujeres participando en las manifestaciones y en la huelga general feminista.
En los últimos ocho meses 800.000 personas han recorrido las calles de ciudades de toda España en multitudinarias manifestaciones por la vivienda.
La marea blanca en defensa de la Sanidad Pública no ha parado de manifestarse desde la pandemia contra el deterioro de la Sanidad, la falta de recursos y contra la privatización. En Madrid, Barcelona, Galicia o Euskadi… y en noviembre de este año en las 8 capitales andaluzas bajo el lema “Muévete por tu salud”.
Un incansable movimiento de lucha por las pensiones, con cientos de movilizaciones y actos durante todo el año, con participación de centenares de colectivos, desde la MERP por el blindaje constitucional a las organizaciones y coordinadoras de pensionistas, que intensifican su lucha frente a las amenazas para recortarlas o privatizarlas.
La lucha por la Paz mantiene movilizada la sociedad española desde la invasión rusa de Ucania en febrero de 2022, hasta nuestros días contra el genocidio en Gaza. Una lucha que está en las manifestaciones y en miles de actos en universidades, asociaciones de todo tipo, con el mundo de la Cultura activamente implicado…, o en los manifiestos, como los impulsados por Recortes Cero contra la invasión de Ucrania y por el “Alto el Fuego. Ni terrorismo ni genocidio” en Palestina.
La respuesta popular a la gestión de la DANA y el movimiento de voluntarios encabezado por los jóvenes llegados desde todos los rincones de España son el vivo ejemplo de una sociedad viva y movilizada, llena de sectores populares que luchan por mejorar las condiciones de vida y trabajo, defender la calidad y asistencia de los servicios públicos, pero también la lucha por la PAZ y la unidad solidaria frente a las adversidades como la dana.
¿Quién puede hablar de que hemos entrado en un marco de “desmovilización”?
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Un movimiento genuino, sin un “único centro rector”
El viento popular que recorre la sociedad española es una respuesta, del pueblo de las nacionalidades y regiones de España contra el aumento de las desigualdades frente a la escandalosa concentración de la riqueza en unas pocas manos, contra el deterioro o las amenazas sobre los servicios públicos y en defensa de las libertades y los derechos de todos y de las causas justas contra las guerras y agresiones imperialistas… Una respuesta también frente a las adversidades como la última dana desde la unidad, la solidaridad y la exigencia a los poderes públicos para anteponer los intereses colectivos del pueblo a los intereses de oligarquías financieras y grandes capitales.
Una respuesta, genuinamente “espontánea” en gran parte, que conecta con las tradiciones de lucha de nuestro pueblo con un fuerte sentido colectivo de solidaridad y combatividad.
Sin un “único centro rector” pero con una pluralidad de movimientos, organizaciones, colectivos ciudadanos o fuerzas políticas de progreso y revolucionarias que propones alternativas y son una de sus principales fortalezas a la hora de traducir la indignación en movilizaciones y acciones de lucha.