Las ruinas del Foro y las bellísimas avenidas de la Ciudad Eterna enmarcan una de las movilizaciones más masivas y multitudinarias que hasta ahora se han hecho en suelo europeo contra el sangriento genocidio que el Estado de Israel lleva adelante en la Franja de Gaza.
Bajo el lema “Gaza, basta de masacres. Basta de complicidad”, más de 300.000 italianos, convocados en una manifestación unitaria por una amplia pléyade de partidos y organizaciones, marcharon con banderas palestinas o cantando el «Bella Ciao», denunciando la masacre de Netanyahu y de Trump, y también la connivencia del gobierno de la ultraderechista Meloni.
La manifestación, convocada por los mayores partidos de la oposición italiana no sólo sacó a la calle a los ciudadanos de Roma, sino a muchos miles más, llegados en autobuses desde otros lugares de Italia.
“Es una enorme respuesta a una petición fortísima para decir basta a la masacre de los palestinos y a los crímenes del Gobierno de Netanyahu. Es otra Italia que no calla, como hace el Gobierno de Meloni” y que “quiere el reconocimiento del Estado palestino”, dijo Elly Schlein, líder del progresista Partido Demócrata (PD), el mayor de la oposición.
Junto a los socialdemócratas italianos, la convocatoria también estuvo respaldada por el Movimiento 5 Estrellas (M5E), y por Alianza Verdes-Izquierda (AVS). “Esta es la protesta de la humanidad contra el exterminio sistemático que se está llevando a cabo desde hace 20 meses con tantos gobiernos, empezando por el italiano, que fingen no ver” y “la presencia de tantos ciudadanos hoy es una señal de que la opinión pública y los ciudadanos italianos ya no aguantan más. Detengamos este exterminio”, dijo el líder del M5E, el ex primer ministro Giuseppe Conte.

Todos ellos encabezaron una marcha en la que se pudieron ver multitud de banderas palestinas y de la paz, pero también algunas israelíes. «Estamos por la paz, por detener esta masacre», dijeron los últimos ante los micrófonos. «No en nuestro nombre».
La marcha acabó en la plaza de San Juan de Letrán, con capacidad para 170.000 personas y completamente llena, con la cola de la marcha todavía desbordando las avenidas cercanas.
A la tribuna de oradores subieron, además de los líderes de los partidos, dos figuras emblemáticas del carácter de la manifestación. Una, el médico palestino Feroze Sidhwa, cirujano que ha operado en Gaza y testificado ante la ONU contra los crímenes de guerra de Israel. Y tras él, subió joven objetor de conciencia y activista israelí Iddo Elam, que se negó a hacer el servicio militar y que participa cada sábado en Tel Aviv en las protestas contra el gobierno de Netanyahu.
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Editorial Internacional
Europa se moviliza por Palestina
300.000 personas se movilizaron por Palestina el sábado 7 de junio, anegando las avenidas de Roma, en Italia. El mismo día, otras 50.000 personas se manifestaban contra el genocidio en Gaza por las calles de la capital sueca, Estocolmo. Centenares de miles de suecos también lo habían hecho un año antes, en Malmö, para protestar contra la presencia de Israel en Eurovisión.
Hace apenas tres semanas, el sábado 17 de mayo, medio millón de manifestantes inundaban las calles de Londres, en la mayor demostración contra el holocausto gazatí que se recuerda en Reino Unido. Horas después, otras 100.000 personas desfilaban por La Haya (Países Bajos), llenando sus calles de banderas palestinas y denunciando a Israel y la complicidad del gobierno neerlandés. El mismo día, otros 50.000 manifestantes en Madrid clamaban contra el genocidio en Gaza.
En menos de un mes, también se han celebrado movilizaciones multitudinarias por Palestina en capitales europeas como Ginebra, Ámsterdam, Milán, Dublín y Hamburgo.
Centenares de miles de europeos se movilizan ante el horror del genocidio que el Estado de Israel, siempre con el total apoyo de EEUU -antes con Biden y ahora con Trump- lleva más de veinte meses perpetrando en la Franja de Gaza. Una guerra de exterminio que se ha cobrado más de 60.000 vidas gazatíes -el 70% de ellos, mujeres y niños-, y que a la extrema violencia de las bombas o de los tiroteos a las colas de gente intentando recibir ayuda humanitaria, se suma el rigor de un asedio total que deja a dos millones de personas ante el abismo de la muerte por inanición.
Demasiadas veces nos pintan una Europa indolente, cuando no cómplice, ante el horror de Gaza. Esta es una idea no sólo falsa, sino nefasta. No sólo nos desarma, que nos lleva al terreno que buscan justamente las élites y los centros de poder que están detrás de este genocidio.
Europa no es un bloque monolítico. En primer lugar hay un abismo entre la posición de condena al genocidio de la opinión pública, de los ciudadanos, de las clases populares… y la de los gobiernos y las clases dominantes. ¿Qué tienen que ver los cientos de miles de italianos que han marchado en Roma por la paz con la -efectivamente- tibia y farisea posición del gobierno de Meloni? ¿Qué tienen que ver los valientes manifestantes alemanes que son detenidos por la policía simplemente por mostrar una bandera palestina… con la posición absolutamente cómplice y pro-sionista de las élites políticas germanas?
Para poder detener el genocidio que impulsa el Estado de Israel, y detrás de él a la dictadura mundial de Trump, es necesario aislar al máximo al enemigo principal, y unir todo lo unible.
Segundo. Tampoco la posición de los gobiernos de la UE es remotamente la misma. Desde el inicio del cruento holocausto israelí sobre Gaza, tres países europeos -España, Irlanda y Eslovenia- han reconocido el Estado Palestino. Noruega (fuera de la UE) lo hizo también en 2024, sumándose a Suecia, Bulgaria, Chipre, Eslovaquia, Hungría, Malta, Polonia, República Checa, Rumanía, que ya lo habían hecho anteriormente.
Además España ha mostrado apoyo explícito a la causa de Sudáfrica contra Israel en la Corte Penal Internacional sobre genocidio y crímenes de guerra en Gaza, algo que -también, aunque de manera menos explícita- han secundado Irlanda, Eslovenia o Bélgica. Todos ellos, junto a Malta, han defendido la necesidad de revisar el Acuerdo de Asociación UE-Israel y de restringir al máximo las relaciones comerciales con Tel Aviv como forma de presión ante el genocidio. Justo lo contrario a la posición abiertamente pro-israelí de gobiernos como el de Alemania, Hungría o la República Checa.
Otras potencias, como Francia o Reino Unido, navegan entre estas dos posiciones. Pero el grado extremo de la carnicería en Gaza ha hecho que los gobiernos de Macron o de Starmer empiecen a endurecer el tono ante Netanyahu, amenazando con sanciones.
Para poder detener el genocidio que impulsa el Estado de Israel, y detrás de él a la dictadura mundial de Trump, es necesario aislar al máximo al enemigo principal, y unir todo lo unible. Aprovechando cualquier fisura, cualquier grieta en el campo de las potencias imperialistas y naciones europeas. Alentando cualquier alianza -aunque sea tibia, vacilante, poco segura, temporal o circunstancial- para detener la matanza y la limpieza étnica de Netanyahu y Trump.
Esta es la línea antihegemonista que puede detener el genocidio en Gaza.