Represión en Bahrein amenaza intereses de EEUU

«La quinta Flota de los EEUU tiene su sede en Bahrein y juega un papel importante en la seguridad para el Golfo y en la contención en los alrededores de Irán. No sólo es probable que la represión debilite en lugar de fortalecer un gobierno aliado, sino que Estados Unidos no puede permitirse el lujo de ir al lado de un régimen que reprime violentamente las crecientes demandas árabes de una mayor libertad polí­tica.»

El jueves, la Sra. Clinton envió, con razón, un mensaje llamando al ministro de asuntos exteriores de Bahrein ara transmitirle "nuestra profunda preocupación por las acciones de las fuerzas de seguridad" e instar al gobierno a "volver a un proceso que dé lugar a cambios reales y significativos para el pueblo". Este consejo probablemente va en contra de los que la familia Khalifa pudo recibir de su mayor patrocinador, Arabia Saudita. Pero el interés estadounidense aquí es claro: presionar al gobierno de Bahrein para poner fin a su represión y llevar a cabo significativas reformas políticas y económicas – antes de que sea demasiado tarde. (THE WASHINGTON POST) DIARIO DE PUEBLO.- La revolución social está rediseñando al Oriente Medio, en un proceso en el cual China debe contentarse con ser convidado de piedra, con lo cual disminuye su cuota de riesgo diplomático. China tiene poco que aportar en la configuración de derroteros para la región, pero los cambios allí no dejan de afectar los intereses del país asiático. Aunque EEUU ha hecho como que respalda la democracia callejera en el Oriente Medio, su verdadero apoyo recae en otras áreas. EEUU ha promovido en gran medida la extensión de las protestas en Teherán, pero no ha dicho esta boca es mía respecto a la represión policial en Bahrein. La razón para esta actitud es clara. El primero es un enemigo acérrimo de Washington, mientras que el segundo acoge a la Quinta Flota estadounidense.THE NEW YORK TIMES.- Durante demasiado tiempo, los Estados Unidos han silenciado sus críticas de lo que ocurre en Bahrein, para garantizar la cooperación del reino en materia de seguridad. Bahrein es la sede de la Quinta Flota de la Armada de los Estados Unidos y un aliado en los esfuerzos para hacer frente a Irán, el terrorismo y la piratería. El miércoles, Obama criticó los ataques de Irán contra los manifestantes pro-democracia, y deliberadamente no mencionó a Bahrein. La brutalidad de Bahrein no sólo es contraria a los valores estadounidenses, es una amenaza para la estabilidad a largo plazo del país. Washington tendrá que presionar más EEUU. The Washington Post La represión en Bahrein amenaza los intereses de EEUU Durante una década, la familia gobernante Al-Khalifa de Bahrein ha reclamado su liderazgo en conducir al país hacia la democracia – una afirmación frecuentemente respaldada por los Estados Unidos. El jueves, el régimen demolió esta política y cualquier pretensión sobre su verdadera naturaleza autocrático. Envió a sus fuerzas de seguridad y asalto a dispersar con violencia a los manifestantes pacíficos en favor de la democracia que habían acampado en la Plaza de la Perla en Manama. Al menos cuatro personas murieron y 230 resultaron heridas en el ataque de madrugada. La brutalidad es poco probable que restaure la estabilidad en la nación del Golfo Pérsico, incluso en el corto plazo – y plantea una amenaza directa a los intereses vitales de los Estados Unidos. La quinta Flota de los EEUU tiene su sede en Bahrein y juega un papel importante en la seguridad para el Golfo y en la contención en los alrededores de Irán. No sólo es probable que la represión debilite en lugar de fortalecer un gobierno aliado, sino que Estados Unidos no puede permitirse el lujo de ir al lado de un régimen que reprime violentamente las crecientes demandas árabes de una mayor libertad política. Bahrein es la primera de las monarquías del mundo árabe en experimentar un malestar importante en lo que se está convirtiendo en un levantamiento en toda la región – y con razón. La familia Khalifa y su élite reinante, que son sunitas, presiden una población formada en un 70 por ciento de chiítas, la mayoría marginados y excluidos de roles de liderazgo en el gobierno o en las fuerzas seguridad. Hace diez años, la familia gobernante puso en marcha un proceso de reformas prudentes, el que se estableció un Parlamento con poderes limitados. Pero en el último año se ha movido a la inversa. El verano pasado, dos docenas de líderes de la oposición chií fueron arrestados y acusados bajo las leyes contra el terrorismo. Muchos otros activistas fueron detenidos, y un grupo de derechos humanos fue intervenido por el gobierno. El gobierno de Obama no reaccionó enérgicamente a estos abusos, que sentaron las bases para el levantamiento de esta semana de miles de manifestantes pertenecientes a las comunidades chiíta y sunita. En diciembre, durante la visita que hizo la secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton elogió al gobierno por "el progreso que está haciendo en todos los frentes" y minimizó las persecuciones políticas, describiendo la situación como "un vaso medio lleno". El jueves, la Sra. Clinton envió, con razón, un mensaje muy distinto, llamando al ministro de asuntos exteriores de Bahrein para transmitirle "nuestra profunda preocupación por las acciones de las fuerzas de seguridad" e instar al gobierno a "volver a un proceso que dé lugar a cambios reales y significativos para el pueblo". Este consejo probablemente va en contra de los que la familia Khalifa pudo recibir de su mayor patrocinador, Arabia Saudita, conectado a la isla por una autovía y que participó en la represión de un levantamiento chiíta en la década de 1990. Pero el interés estadounidense aquí es claro: presionar al gobierno de Bahrein para poner fin a su represión y llevar a cabo significativas reformas políticas y económicas – antes de que sea demasiado tarde. THE WASHINGTON POST. 17-2-2011 China. Diario del Pueblo El Oriente Medio tiene espacio para China La revolución social está rediseñando al Oriente Medio, en un proceso en el cual China debe contentarse con ser convidado de piedra, con lo cual disminuye su cuota de riesgo diplomático. China tiene poco que aportar en la configuración de derroteros para la región, pero los cambios allí no dejan de afectar los intereses del país asiático. Aunque EEUU ha hecho como que respalda la democracia callejera en el Oriente Medio, su verdadero apoyo recae en otras áreas. EEUU ha promovido en gran medida la extensión de las protestas en Teherán, pero no ha dicho esta boca es mía respecto a la represión policial en Bahrein. La razón para esta actitud es clara. El primero es un enemigo acérrimo de Washington, mientras que el segundo acoge a la Quinta Flota estadounidense. Todo apunta a que el huracán revolucionario conmocionará el Medio Oriente, aunque ahora es difícil predecir qué “dictador” quedará en pie. Debido a esta incertidumbre, los diplomáticos de EEUU y otros actores importantes han estado sumamente ocupados en el área, tratando de garantizar una continuidad al apoyo a EEUU de parte de los nuevos regímenes. El comercio de China con el Medio Oriente ha crecido rápidamente en los últimos años, pero China no intenta afectar los procesos políticos de estas naciones, en línea con su tradicional política de no injerencia. Víctima ella misma de la política injerencista de los países occidentales, China ve en la no interferencia en otros países un tipo de defensa. China es muy cautelosa en el manejo de su influencia política en países más pequeños. Sin embargo, como segunda mayor economía del mundo, China debe procurar cierta readecuación en sus métodos, buscando planificar su influencia en el Oriente Medio. De hecho, el modelo del desarrollo de China es atractivo para esa zona, puesto que los países más importantes allí gozarán de los beneficios surgidos del desarrollo económico de China. Las fuerzas favorables a China en el Oriente Medio deben conseguir más ventajas, incluyendo políticas, de modo que las futuras figuras influyentes en la zona mantengan dicha postura, pero no la utilicen como pieza de cambio. Esta posibilidad no entra en conflicto con los principios de China y, en segundo lugar, por muy complicado que sea el proceso, dejará réditos a largo plazo. DIARIO DEL PUEBLO. 18-2-2011 EEUU. The New York Times Ahora Bahrein El Rey Hamad bin Isa al-Khalifa de Bahrein ha sido el último autócrata en elegir la brutalidad, en lugar de la reforma, para tratar de silenciar las demandas de su pueblo por un gobierno más justo. Sus acciones son inmorales y olvida la lección de Egipto y Túnez, donde la violencia sólo alimentó la ira popular. Hosni Mubarak y Zine el-Abidine Ben Ali ahora se han visto obligados a irse. Las protestas en Bahrein eran pacíficas y festivas el miércoles, cuando miles de manifestantes pro-democracia –incluyendo niños– acamparon en la noche en la Plaza de la Perla. Horas más tarde, cientos de policías antidisturbios irrumpieron en la zona sin previo aviso, disparando gases lacrimógenos, granadas aturdidoras, balas de goma y escopetas. Nicholas D. Kristof, del Times entrevistó a paramédicos que dijeron que fueron golpeados en el tratamiento de los heridos. Al menos cinco personas murieron. Otros dos manifestantes murieron a principios de semana. El movimiento pro-democracia de Bahrein se inspira en Egipto y Túnez, pero las quejas de su mayoritaria población chiíta vienen de lejos. Ellos componen el 70 por ciento de la ciudadanía, pero tienen sólo cuatro de 23 miembros del gobierno. Están excluidos del servicio en la policía y el ejército. En las elecciones de octubre pasado, los chiítas ganaron menos de la mitad de los escaños en la Asamblea Nacional, levantando acusaciones de fraude electoral. El Rey Hamad ha prometido en repetidas ocasiones tanto reformas políticas como económicas, pero nunca las ha desarrollado realmente. Ahora el gobierno está buscando un chivo expiatorio – culpando a Irán de los disturbios. Teherán, sin duda, nunca pierde una oportunidad para fomentar problemas. Pero las demandas de los chiítas son legítimas, y el atractivo de Irán y otros extremistas sólo crecerá si el gobierno sigue por este camino. Durante demasiado tiempo, los Estados Unidos han silenciado sus críticas de lo que ocurre en Bahrein, para garantizar la cooperación del reino en materia de seguridad. Bahrein es la sede de la Quinta Flota de la Armada de los Estados Unidos y un aliado en los esfuerzos para hacer frente a Irán, el terrorismo y la piratería. Después de todas las idas y venidas en Egipto, esperábamos que la Casa Blanca se hubiera imaginado esto. El miércoles, el presidente Obama criticó los ataques de Irán contra los manifestantes pro-democracia, y deliberadamente no mencionó a Bahrein. El jueves, la secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton lo hizo mejor, expresando una fuerte oposición a la violencia y el apoyo a la reforma. La brutalidad de Bahrein no sólo es contraria a los valores estadounidenses, es una amenaza para la estabilidad a largo plazo del país. Washington tendrá que presionar más. THE NEW YORK TIMES. 17-2-2011

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