La Ley de Economía Sostenible del Gobierno amenaza la libertad de acceso a la cultura y a los medios de comunicación. Dieciséis páginas web han sido cerradas por facilitar la descarga de material protegido por la ley de propiedad intelectual obteniendo beneficios por la publicidad. Después del proceso de concentración monopolista y la decisión de perseguir a las emisoras piratas, el control sobre la red es prioritario. ¿Pueden ponerse vallas al monte?
Recientemente se ublicó un estudio en el que se explicaban las consecuencias de las descargas “ilegales” en Internet: 600 mil empleos y 32 mil millones en pérdidas. Lo primero, buscar la verdad en los echos. ¿Cuántas pérdidas les supuso a los grandes terratenientes esclavista del Sur norteamericano la introducción del trabajo asalariado?, algo parecido es lo que reclaman las multinacionales. El mundo está cambiando y solo el que sepa adaptarse sobrevivirá. Lo que abre dos contradicciones inevitables. La primera es las diferentes salidas. Por una parte la de las discográficas tradicionales que se han lanzado a acaparar aquello que hasta ahora era terreno exclusivo de los artistas, los conciertos. Cosa que demuestra que no es que la música esté en crisis, al contrario, más viva que nuca. Cada vez más gente acude a los conciertos y las discográficas se reconvierten en promotoras. Y por otra las alternativas tipo “Spotify” que utilizan los recursos de Internet para crear nuevo negocio poniendo la música al alcance de la gente, cosa que, por otra parte no pueden evitar. Tarde o temprano los “triunfadores” se adaptarán para seguir haciendo negocio. Pero por uno u otro camino lo que no debemos perder de vista es que paralelamente no deja de actuar la voluntad por no perder el control de los medios de información y difusión cultural y de pensamiento. La Ley de Economía Sostenible con el órgano de control propuesto para supervisar la red, satisface estos intereses. Internet abre todo un mundo insondable y desconocido en el que sus leyes se mueven de forma enormemente dinámica. Igual que no pueden ponerse vallas al campo, cientos de huecos se abren constantemente haciendo desaparecer la tierra bajo los pies de los grandes monopolios. Sin embargo hace mucho tiempo que hasta el último metro cuadrado del planeta fue distribuido entre las mismas potencias, y así, tarde o temprano los principales centros de poder buscarán poner cerrojo a la red. La ofensiva que prepara el Gobierno es de tal envergadura que ha provocado que se estiren las costuras internas: “aquí hay intereses de una élite cultura y los intereses de la ciudadanía. Internet nos permite acceder a la cultura, y hay una élite que se opone a que sea así. Unos se posicionan al lado de la élite y otros al lado del acceso de todos los ciudadanos al mundo de la cultura. Quien elige esta segunda opción no puede estar de acuerdo con la LES y su parte relacionada con las descargas. Además, es imposible cerrar las páginas y evitar que aparezcan nuevas páginas por cada una que se cierra. Tecnológicamente es imposible, se ha intentado, pero es imposible. La pregunta es qué van a hacer los que apuestan por esa política cuando vean que es imposible”, Rodríguez Ibarra, dirigente del PSOE.