Miquel Iceta, vicesecretario primero del Partido Socialista de Cataluña (PSC), ha amenazado con que el PSC no aceptaría una nueva prórroga en la financiación autonómica. Y siguiendo con su política truhana de órdagos continuos, ha afirmado que las negociaciones «no se pueden eternizar» y ha puesto una fecha límite, el próximo 15 de julio. Si no se ha cerrado el acuerdo, replantearían las cosas «de forma diferente» porque ahora es el momento de «caixa o faixa» (todo o nada).
El triartito catalán, representante emblemático de la insolidaridad contumaz de las fuerzas disgregadoras, intenta ejercer el dominio absoluto sobre el reparto multilateral de la financiación autonómica. Trata de arrebatar al débil Gobierno de Zapatero su competencia y su obligación de determinar las aportaciones a cada comunidad teniendo en cuenta el principio de solidaridad territorial. Joan Puigcercós, presidente de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), también se ha permitido, durante la fiesta de ERC del Alt Pirineu en Martinet (Lleida), criticar la política de Zapatero de ofrecer una financiación como si fuera un traje a medida para cada comunidad, para a continuación, haciéndose la víctima, exigir la mayor financiación (el índice 105 sobre 100) y desde luego, por encima de Andalucía. A las castas político-burocráticas catalanas no les importa la actual situación de gravísima crisis económica que sufren los ciudadanos de a pie en España. Sólo les interesa acaparar más dinero público para mantener su inmensa burocracia, sus redes clientelares y sus gastos descontrolados. ¿Cuáles son sus cartas marcadas?