Escalada represiva del gobierno de Daniel Ortega

Nicaragua: la lucha contra la USAID no da patente de corso

Es un hecho clamoroso que EEUU lleva años alimentando y financiando un 'golpe blando' en Nicaragua que haga caer al gobierno sandinista. Pero la lucha contra la intervención norteamericana no da patente de corso. El nefasto tratamiento de las contradicciones en el seno del pueblo del gobierno sandinista contribuye a alimentar la propia intervención de Washington.

El gobierno sandinista de Daniel Ortega comenzó arrestando a la líder opositora Cristiana Chamorro, acusada de lavado de dinero procedente de las tramas desestabilizadoras de la inteligencia nortericana. Pero ha extendido las represión incluso a destacados ex-comandantes de la revolución sandinista. Algunos de los gobiernos progresistas del «Grupo de Puebla» como México o Argentina, aunque rechazando los llamados de la OEA a utilizar estos hechos para «interferir en los asuntos internos de Nicaragua», se han mostrado preocupados y han llamado a consultas a sus embajadores en el país centroamericano.

Hace tiempo que el gobierno nicaragüense de Daniel Ortega viene denunciando una «guerra asimétrica» instigada desde la inteligencia norteamericana -concretamente desde la «marca blanca de la CIA», la Agencia de EEUU para el Desarrollo Internacional (USAID)- y que mediante una lluvia de millones de dólares está financiando a una amplia red de partidos, medios de comunicación y ONGs de la «sociedad civil» para desestabilizar el país y hacer caer a los sandinistas, enemigos históricos de Washington.

En la propia página de la USAID hay abundante información que retrata a la Fundación Chamorro como la clave de bóveda -como el «punto de paso» en el lenguaje de la CIA- para el apoyo financiero, técnico y logístico de Washington a la oposición nicaragüense. La Fundación Chamorro ha recibido más de 7 millones de dólares desde 2014, y a través de ella la USAID no sólo financia organizaciones políticas antisandinistas, ONG y medios de comunicación en Nicaragua, sino que les provee de asesoramiento integral para sus campañas. Además de la USAID, está la acción paralela de la National Endowment for Democracy (NED), otra fachada de la CIA para impulsar cambios de régimen favorables a EEUU.

La detenida y líder de la oposición, Cristiana Chamorro, es la fundadora y directora de esta Fundación. Los Chamorro son un histórico clan oligárquico -que ha criado hasta siete presidentes de Nicaragua- con reconocidos vínculos con EEUU. De esta familia han salido líderes de la «Contra» y Violeta Chamorro, madre de Cristiana, que llegó a la presidencia en 1990 con una campaña financiada desde Washington y protagonizó una «época neoliberal» de amargo recuerdo entre las clases populares.

La represión de Daniel Ortega ha llegado hasta destacados exdirigentes del FSLN, varios de los cuales lideraron la insurrección sandinista que en 1979 derrocó con las armas la dictadura de Anastasio Somoza. ¿Toda la oposición a Ortega está pagada por la CIA? ¿Toda?

Chamorro ha sido acusada de lavado de dinero al servicio de financiar este entramado de intervención. Junto a ella, otros destacados líderes opositores, académicos, periodistas y dueños de medios de comunicación han sido detenidos, acusados de realizar «actos que menoscaban la soberanía de Nicaragua».

Pero la represión ha llegado a nueve exdirigentes del FSLN, como el exguerrillero Luis Carrión Cruz, uno de los principales dirigentes que lideraron la insurrección sandinista que en 1979 derrocó con las armas la dictadura de Anastasio Somoza. ¿Toda la oposición a Ortega está pagada por la CIA? ¿Toda?

Violenta represión de las protestas

Algunos de los históricos del sandinismo como Carrión han sido muy críticos con la brutal represión del gobierno de Ortega de las protestas de los últimos años, llegando incluso a pedirle que dejara el poder.

En 2018, las protestas originadas inicialmente en rechazo a las controvertidas reformas de la Seguridad Social impulsadas por el gobierno sandinista, derivaron en violentos disturbios. La acción de la policía o de las milicias pro-Ortega provocaron más de 300 muertos y 2.000 heridos, así como cientos de denuncias de tortura, ejecuciones sumarias y otras violaciones de los derechos humanos.

El nefasto tratamiento de las contradicciones en el seno del pueblo del gobierno sandinista ha contribuido a alimentar la intervención norteamericana sobre Nicaragua. Gobiernos progresistas como el de López Obrador en México o el de Alberto Fernández en Argentina -desdeñando los llamados de la OEA a incrementar las sanciones contra Nicaragua, unas medidas que nunca se han dado contra gobiernos como el colombiano o el chileno, cuando éstos han reprimido sangrientamente las protestas de sus pueblos- han llamado a consultas a sus embajadores en Managua, para que expliquen lo que consideran las “preocupantes acciones políticas-legales realizadas por el Gobierno nicaragüense en los últimos días». “Hay que garantizar las libertades y no debe haber represión”, ha exigido el presidente mexicano sobre la crisis en Nicaragua.

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