SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Merkel da un puñetazo en la mesa del BCE

La mayor sorpresa del equipo de Gobierno de Angela Merkel, con todos los pesos pesados de los tres partidos de la coalición, es el nombramiento de un secretario de Estado de Empleo. Aunque no se lo crean es cierto. El joven y sociable socialdemócrata Jörg Asmussen, deja su cargo en el consejo de Gobierno del Banco Central Europeo, y se incorpora a Berlín para pasar a ser secretario de Estado de Empleo. No resulta sencillo de comprender, salvo que Merkel ha cedido en muchos ministerios a cambio de que todo lo que se relaciona con la política de Unión Europea, incluido el BCE, lo marca ella. El puesto de miembro del directorio del BCE le resultaba clave. Aunque Asmussen ha justificado la decisión porque su familia vive en Berlín, resulta más que difícil de asumir la explicación.

Su mandato, como miembro del BCE recibe uno de los mejores salarios de entre los funcionarios de la Unión Europea, duraba hasta el 2020, y lo cambia por una secretaría de Estado menos relevante a que la que ya había ocupado entre 2008 y 2011, pues fue secretario de Estado de Hacienda del Gobierno Federal alemán, y que como mucho tiene garantizado hasta el 2017, la fecha de las próximas elecciones, salvo que se produzca un adelanto de las mismas.

Se da por hecho que va a ser reemplazado por la subgobernadora del Banco de Alemania, Sabine Lautenschläger. La dureza de esta última en la defensa de la política monetaria restrictiva es similar a la que defiende el propio gobernador del Bundesbank, Jens Weidmann.

Este ha sido uno de los pocos miembros del consejo de Gobierno del BCE, por no decir el único en algunas ocasiones, que ha discrepado abiertamente con Mario Draghi a la hora de aprobar las medidas para estimular la economía europea, como el presidente del Banco Central Europeo se ha visto en la obligación de reconocer. Así, no todas las decisiones que se han tomado en el supervisor europeo lo han sido por unanimidad como le gustaba conseguir a Jean Claude Trichet.

Habrá que esperar a las próximas aclaraciones que ofrezca el presidente del SPD, vicecanciller y flamante ministro de Economía, Sigmar Gabriel que podría haber sacrificado a Jörg Asmussen a cambio del resto de concesiones realizadas por Angela Merkel.

Pese a la distancia que puede parecer que nos separa todo esto de nuestra vida diaria, es el cambio más relevante que se ha producido en el Banco Central Europeo desde que perdimos el puesto de José Manuel González Páramo para que Merkel lograra el nombramiento del luxemburgués, Yves Mersch, claro defensor de la rigurosa política monetaria por la que abogan los alemanes, y más cuando los electores pueden entender que el dinero fácil lo financian solo ellos

Si la interpretación que debe hacerse del relevo del representante de Alemania en el BCE es la que hacen los propios medios de comunicación alemanes más críticos con la canciller alemana, o los franceses, que siempre andan pendientes de que no les impongan nuevas medidas desde el Rhin sin negociarlas con ellos, Merkel busca controlar a Mario Draghi, para lo que la persona ideal sería la vicegobernadora del Bundesbank, Sabine Lautenschläger.

Esta elección, en un momento en que el crédito sigue sin llegar a las pequeñas y medianas empresas, y en el que el coste de la financiación para las PYMES sigue siendo más de dos puntos porcentuales más caro para las empresas españolas que para las alemanas, no es la mejor noticia para España.

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