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La próxima crisis de España

La semana pasada, los partidos que representan casi dos tercios del parlamento de Cataluña convocaron un referéndum sobre la independencia, inclinando a España hacia un conflicto constitucional de primer orden – mientras la economía española muestra signos de empezar a salir de su crisis. No tenía por qué ser así. Los políticos de ambos lados que están ampliando el abismo necesitan convertirse en hombres de Estado para evitar que lo que es de raíz un problema político se convierta en un problema que amenace al Estado.Artur Mas, presidente de la corriente nacionalista catalana, ha dejado al Gobierno de Mariano Rajoy fuera de juego, forjando una alianza con elementos separatistas y de la izquierda catalana. Han establecido fecha para un plebiscito en noviembre próximo, que pedirá a los catalanes responder a dos preguntas: si quieren que Cataluña sea un Estado y, en caso afirmativo, si quieren que ese Estado sea independiente de España. En esa mezcla palpable se encuentran los ingredientes para una solución.España fue aclamada con razón por su transición de la dictadura franquista a una democracia descentralizada. Pero todavía no se ha formado un hogar plurinacional lo suficientemente cómodo para sus pueblos culturalmente diferenciados. Esto fomenta un nacionalismo reduccionista, el castellano en España y el de los catalanes y los vascos.Había suficiente flexibilidad en el sistema cuasi-federal español para dar cabida a los catalanes, hasta que el Partido Popular del señor Rajoy lo saboteó en 2010, persuadiendo a sus candidatos en el Tribunal Constitucional para que derogaran artículos sensibles del estatuto de autonomía reformado de Cataluña. Artículos idénticos fueron dejados, a continuación, sin problemas en los estatutos de la Comunidad Valenciana y las Islas Baleares, gobernados por el PP. Desatando así el separatismo catalán, hasta entonces un movimiento marginal. La cuestión que abocó a una crisis es la politización de la judicatura – que es una de las instituciones tambaleantes de España que necesitan ser reformadas.En lugar de conducir a su pueblo, el señor Mas se está dejando llevar por él y el señor Rajoy le ha acorralado en una esquina al insistir en que la constitución post-Franco -que consagra la indisoluble unidad de España- es inmutable. Las encuestas dicen que los catalanes preferirían más autogobierno -incluyendo un grado de autonomía fiscal-, pero que tomarán su propio camino si la única alternativa es un status quo que el gobierno del Sr. Rajoy está erosionando.Este es un problema político que requiere una solución negociada: más federalismo en la clamorosa necesidad de renovación institucional de España. No sólo los catalanes, sino también los principales partidos de España, el PP y el PSOE, tienen que estar a la altura de las circunstancias.

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