La agresiva dictadura mundial de Trump provoca movimientos contrarios a los intereses de EEUU

Los tiros por la culata de Trump

La agresividad y la intransigencia de la línea de dictadura mundial que Trump lleva adelante está provocando sin cesar efectos completamente contrarios a los objetivos e intereses de la superpotencia

De la mano de Donald Trump, la clase dominante norteamericana está dando un furioso golpe encima del tablero mundial, lanzando una agresiva política internacional que busca varios objetivos, entre ellos reforzar el cerco a China o un mayor sometimiento y vasallaje de los países de la órbita de EEUU.

Estas son sus intenciones. Pero la agresividad de sus formas -la guerra arancelaria, sus imposiciones, o sus ataques a la democracia- está desencadenando, en puntos importantes de la arena mundial, vectores que van exactamente en la dirección contrario. Son los tiros por la culata de la política de la Casa Blanca.

He aquí algunos. Seguro que pronto veremos más.

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Bruselas y Pekín eliminan sus sanciones mutuas

China-UE: rebajando sanciones mutuas, sintonizando frecuencias

Si hay un objetivo primero y esencial de cualquier administración estadounidense en las últimas décadas, ese es el de detener la fulgurante emergencia de China, principal amenaza de la hegemonía norteamericana.

Stephen para South China Morning Post

Este es un aspecto fundamental de la política de Trump hacia la UE. El encuadramiento marcial, -política y militarmente- de sus vasallos europeos, en sus planes de guerra contra China y los BRICS. Y la orden a los europeos de que deben deshacerse de sus lazos económicos con Pekín, so pena de graves consecuencias -aranceles mediante, o algo peor- si no obedecen.

Pero la política arancelaria de Trump hacia la Casa Blanca es tan lesiva para las burguesías monopolistas del Viejo Continente, que importantes sectores de la política de la UE están buscando resintonizar sus relaciones con China -hasta hace pocos años, el principal socio comercial de la zona euro- y buscar nuevos mercados por Oriente.

Después del viaje del presidente español, Pedro Sánchez, a China -en el que actuó no sólo como representante de los intereses de España, sino en buena parte de toda la UE, se ha producido un segundo e importante gesto de acercamiento entre Bruselas y Pekín que sigue avanzando en la dirección del deshielo.

En medio de la guerra comercial con Trump, y tras años de importantes tensiones políticas, China y la Unión Europea han acordado eliminar de forma simultánea todas las sanciones mutuas para impulsar las relaciones bilaterales. El gesto coincide con el 50º aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre Pekín y Bruselas.

“De común acuerdo, China y el Parlamento Europeo han decidido levantar de manera simultánea y completa las restricciones que pesaban sobre sus intercambios mutuos”, anunció Lin Jian, portavoz del Ministerio de Exteriores chino. “En la situación actual» -dijo, aludiendo sin mencionarla, a la guerra comercial de Trump- «ambas partes consideran que es muy importante reforzar el diálogo y la cooperación”. “Confiamos y esperamos que, con la reanudación plena de los contactos, el entendimiento y la comunicación entre ambas partes se profundicen aún más, lo cual inyectará un nuevo impulso al desarrollo sostenido, sano y estable de las relaciones chino-europeas”. China ha definido a la UE como un socio “complementario y mutuamente beneficioso” con el que “aún es posible” defender el sistema multilateral de comercio.

Por su parte, el embajador de la Delegación de la Unión Europea en China, el español Jorge Toledo, no ha escondido que la relación entre Bruselas y Pekín no está exenta de escollos -la UE tiene un déficit comercial con China de 304.500 millones de euros- pero ha defendido la enorme importancia de este acercamiento. “Si queremos que nuestra relación siga prosperando, debemos hacerlo con determinación, especialmente ahora, para evitar que se levanten barreras entre nosotros, en un momento en que el mundo parece encaminarse hacia la fragmentación”, ha aseverado.

El gobierno chino ha extendido una invitación formal a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y al presidente del Consejo Europeo, António Costa, para celebrar “en el momento oportuno” una nueva ronda de reuniones de alto nivel sobre economía, comercio, digitalización y desarrollo verde, que tendrían lugar a lo largo de 2025.

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China, Japón, Corea del Sur y los diez países de la ASEAN se alían frente a los aranceles de Trump

Una grieta en el cerco a China

Es un hecho insólito. Tras un lustro con sus relaciones diplomáticas congeladas -con la mano de Washington sujetando la puerta del frigorífico- China, Japón y Corea del Sur han celebrado su primera reunión trilateral en cinco años.


Ante la agresividad de Trump, los países de Asia-Pacífico -el nuevo centro económico del mundo- acercan posiciones. Una grieta en el cerco que Washington intenta denodadamente levantar en torno a China

El impulso que les ha llevado al deshielo no es ningún misterio. Las medidas arancelarias de Donald Trump han alarmando a los gobiernos de estos tres vecinos, que han anunciado un acuerdo para intensificar su cooperación económica regional, especialmente para facilitar el comercio asiático en sectores estratégicos como los semiconductores.

Pocos días después de esa cumbre trilateral se produjo otra aún más ampliada. En la reunión anual del Banco Asiático de Desarrollo (BAsD) se dieron cita los ministros de economía y finanzas no sólo de China, Japón y Corea del Sur, sino de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) que incluye a Brunéi, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Singapur, Tailandia y Vietnam.

El centro de esta cumbre fue, una vez más, analizar las consecuencias para Asia-Pacífico de la ofensiva arancelaria de los EEUU de Trump, y de ella salió una declaración conjunta en la que acordaron fortalecer su cooperación económica.

Más allá de los acuerdos económicos y su relevancia local, se trata de movimientos geopolíticos de hondo calado. Ante la agresividad de Trump, los países de Asia-Pacífico -el nuevo centro económico del mundo- acercan posiciones. Una grieta en el cerco que Washington intenta denodadamente levantar en torno a China.

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Victoria de los liberales en Canadá y de los laboristas en Australia

Trump alienta la victoria de las opciones más antitrumpistas en Canadá y Australia

Lo dice el New York Times. «El factor Trump está dando forma a la política mundial, elección tras elección, aunque no necesariamente al gusto del presidente estadounidense».

Ola anti-Trump en las elecciones de Canadá y Australia. Stellina Chen (Taiwán)

«Trump apenas lleva tres meses de vuelta en el poder, pero sus políticas, que incluyen la imposición de aranceles y la ruptura de alianzas, ya se han extendido a las batallas políticas nacionales de todo el mundo». Tal es el caso de Canadá y Australia.

En las elecciones generales recientemente celebradas en estos dos países -ambos firmemente prooccidentales y fuertemente vinculados a EEUU- el «factor Trump» fue… «veneno para la taquilla» para las opciones más conservadoras y derechistas, cuyas políticas se habían contagiado de las del trumpismo, o que eran vistas como cómplices o conciliantes con las de la Casa Blanca. Eran los favoritos hasta hace no mucho, pero se han desplomado

Y al contrario, la agresividad de Trump han servido de trampolín a los partidos más de centro-izquierda, que hace pocos meses languidecían en las encuestas, pero que enarbolaron un discurso de resistencia e independencia frente a las imposiciones de Washington.

El ahora primer ministro de Canadá, el liberal Mark Carney, hizo campaña con un mensaje explícitamente anti-Trump, situando en el centro de su campaña las amenazas que hizo el presidente estadounidense a Canadá de convertirlo en el «Estado 51» de EEUU. Hasta el punto que Carney le espetó a Trump, delante de las cámaras, en la Casa Blanca que «Canadá no está a la venta», a lo que el republicano respondió: «Nunca digas nunca».

El caso de la victoria del laborista Anthony Albanese en Australia no es tan explícito. La política australiana no está tan condicionada como la canadiense por las amenazas de Trump. Pero nadie duda de que la identificación por parte de los votantes del discurso antimigración de los conservadores con el trumpismo han dado la vuelta a lo que vaticinaban las encuestas.

Otro nuevo tiro por la culata de Trump.

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