Los tiburones mundiales asedian CajaMadrid

«Un olor a muerto el de esta última que ha despertado el olfato de muchos tiburones, deseosos de hincarle el diente a una caja, la segunda del paí­s, que bien gobernada, es todo un bombón. La teorí­a de que el Deutsche Bank, apoyado por Angela Merkel y con el visto bueno de Zapatero, ha venido a quedarse con el zombi, es tan cierta como que Rodrigo Rato, su presidente, es cualquier cosa menos un ejecutivo de primera lí­nea.»

La regunta siguiente es si entre los que sacarán a bolsa Caja Madrid, antes o después, estará Citigroup, un banco que intentó contratar a don Rodrigo cuando dejó su despacho en Washington. Los responsables del banco americano han estado por la sede de la caja española para ser uno de los que se queden con la operación de salvamento, sea a través de una oferta de acciones o similar. Un botín muy jugoso al que ya está enganchado Bank of America Merrill Lynch y por el que también andan mordiendo otros tiburones tipo JP Morgan, Goldman Sachs, Deutsche Bank y UBS. (EL CONFIDENCIAL) EL MUNDO.- Pese a la resistencia de su Gobierno, Portugal sigue el camino de Irlanda en lo que puede ser el rescate más peligroso de la zona euro para los intereses de España. La ayuda al Gobierno portugués, que tiene que pagar precios prohibitivos por su deuda en los mercados, es ya parte de la negociación sobre la ampliación del fondo de rescate de la zona euro, según fuentes europeas consultadas por este diario. Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo, reconoció el lunes que «en las próximas semanas» los gobiernos de la moneda única tendrán bajo «observación» al país según su comportamiento en los mercados. Ayer, el bono a diez años de deuda portuguesa tenía que ofrecer casi un 7,5% de interés para convencer a los inversores, un precio insostenible para que el Estado acuda al mercado en abril con sus grandes emisiones del año. LA REPÚBLICA DE LAS IDEAS.- Merkel parece haberse convertido en portavoz del Banco de España, de la CEOE y, en general, de la política económica más conservadora. Ahora quiere imponer al resto de los países un plan de competitividad que, amén de otras lindezas, persigue que en la fijación de los salarios no se tenga en cuenta el crecimiento de los precios, como si esto fuese posible. Sea cual sea el tema de que se trate, el discurso económico de la derecha comienza siempre asentándose sobre una falacia. En este caso es la afirmación de que la competitividad depende de los salarios, cuando existen otros muchos factores a considerar y, en todo caso, serían los precios y no los salarios los que pueden influir en ella. La prueba evidente es que los países con salarios más reducidos no son los más competitivos. Si fuera así, España estaría a la cabeza de ese ranking. Cajas. El Confidencial Los tiburones de CajaMadrid y el ofertón de Citi a Rato Agustín Marco Ya tenemos el nuevo Real Decreto que dibujará el futuro de nuestras queridas cajas de ahorros, esas entidades financieras que, con el auspicio moral de la obra social, han sido un nido de compadreo donde cabían –y caben hoy en día- amiguetes de consejeros, concejales, sindicalistas, familiares de los anteriores, vividores, contratistas, bufones del poder y demás raza hispánica. Por supuesto que hay excepciones, con profesionales más que distinguidos, que han creado grupos financieros de gran solvencia, pero viendo el erial que han dejado de norte a sur y de oeste a este, la verdad es se cuentan con los dedos de una mano. Una normativa que aprieta, pero no ahoga, porque la han hecho los mismos que se repartían el pastel en las cajas: los políticos, que se han vuelto a pelear por mantener su cuota de poder, ya sea en las comunidades autónomas o en los ayuntamientos. Una auténtica vergüenza que, una vez más, pagaremos todos. Ya sea vía prejubilaciones a los 55 años de unos 20.000 empleados de 8 a 3 de la tarde, mientras al resto se nos exige picar piedra hasta los 67. O mediante ayudas de miles de millones para evitar que más de una entidad financiera quiebre como Dios manda. El objetivo de todo este tejemaneje era salvar CatalunyaCaixa, gobernada hasta hace cuatro días por el ínclito Narcis Serra –¡pedazo de banquero!-, herramienta de poder para CiU, y en menor medida adecentar Caja Madrid porque su derrumbe se llevaba por delante al resto. Un olor a muerto el de esta última que ha despertado el olfato de muchos tiburones, deseosos de hincarle el diente a una caja, la segunda del país, que bien gobernada, es todo un bombón. La teoría de que el Deutsche Bank, apoyado por Angela Merkel y con el visto bueno de Zapatero, ha venido a quedarse con el zombi, es tan cierta como que Rodrigo Rato, su presidente, es cualquier cosa menos un ejecutivo de primera línea. Que el ex ministro fue un buen político y que sabe de macroeconomía hay que darlo por bueno, pese a que sus compañeros del FMI le hayan puesto ahora a caldo. Curiosa maniobra de desprestigio, tres años después de su espantada, que responde a intereses germanos más ocultos. Pero de ahí a gestionar un trailer sin conductor, ingenieros y mecánicos medianamente preparados, hay un abismo. Porque lo primero que hizo Rato cuando se fusionó con Bancaja fue repartirse los sillones y los puestos de los amiguetes, muy típico de nuestros conseguidores. La elección a dedo del banco asesor –Lazard,- que debe ayudarle a salir del atolladero es otra demostración más de que ellos se lo guisan y ellos se lo comen. Porque esa entidad fue la que le dio cobijo cuando salió por piernas del FMI, donde no supo atisbar la que se nos venía encima. ¿Alguien recuerda cuando en mayo de 2008 dijo que lo peor ya había pasado? Bendita intuición. O cuando en julio del pasado año aseveró en el elitista Círculo Ecuestre de Barcelona, arropado por los encantos de Isidro Fainé -¡cómo se ríen todavía en La Caixa de la ingenuidad del abogado!-, que el sistema financiero español era más solvente que el alemán, el francés, el italiano y el inglés. Y como esto va de repartirse el zurrón y las comisiones, por mucha limpieza de imagen institucional con la eliminación de los bonus de la etapa de Miguel Blesa, la pregunta siguiente es si entre los que sacarán a bolsa Caja Madrid, antes o después, estará Citigroup, un banco que intentó contratar a don Rodrigo cuando dejó su despacho en Washington. En aquel otoño de 2007, le sugirió una oferta que finalmente nuestro ministro rechazó porque al madrileño le hicieron ver que esa entidad, la mayor del mundo en sus momentos de esplendor, tenía un socavón de más de 45.000 millones de dólares. Los responsables del banco americano han estado por la sede de la caja española para ser uno de los que se queden con la operación de salvamento, sea a través de una oferta de acciones o similar. Un botín muy jugoso al que ya está enganchado Bank of America Merrill Lynch y por el que también andan mordiendo otros tiburones tipo JP Morgan, Goldman Sachs, Deutsche Bank y UBS. EL CONFIDENCIAL. 19-2-2011 Crisis euro. El Mundo Lisboa, presionada para pedir el rescate en marzo María Ramírez Pese a la resistencia de su Gobierno, Portugal sigue el camino de Irlanda en lo que puede ser el rescate más peligroso de la zona euro para los intereses de España. La ayuda al Gobierno portugués, que tiene que pagar precios prohibitivos por su deuda en los mercados, es ya parte de la negociación sobre la ampliación del fondo de rescate de la zona euro, según fuentes europeas consultadas por este diario. De hecho, los préstamos al Estado portugués podrían discutirse en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del 11 de marzo. Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo, reconoció el lunes que «en las próximas semanas» los gobiernos de la moneda única tendrán bajo «observación» al país según su comportamiento en los mercados. Ayer, el bono a diez años de deuda portuguesa tenía que ofrecer casi un 7,5% de interés para convencer a los inversores, un precio insostenible para que el Estado acuda al mercado en abril con sus grandes emisiones del año. Un alto cargo europeo dijo a Reuters y a Dow Jones que el rescate será antes de abril, aunque la fecha exacta dependerá de los vaivenes bursátiles. «En los últimos meses, ha estado claro que Portugal pediría en algún momento un rescate…Esto no ha cambiado y continúa la presión por parte de países como Alemania. El consenso es que, mientras no haya una mejoría dramática en las finanzas lusas, los portugueses seguirán muy probablemente el camino de Grecia e Irlanda», dijo. «Portugal se ahoga. No va aguantar hasta finales de marzo», comentó otro alto cargo. El bono portugués ya ha llegado al nivel de intervención europeo, es decir cuando el interés se acerca al 8%, según la experiencia de Grecia e Irlanda. El Gobierno de Lisboa acusa a Alemania de alimentar la actual inestabilidad en los mercados por retrasar la ampliación del fondo de rescate y supeditarlo a un pacto de coordinación económica, aunque sea genérico y sólo una forma de justificar ante los electores alemanes el aumento del dinero para los vecinos del sur. Pero lo que realmente preocupa a Portugal es verse forzado a pedir préstamos en las condiciones actuales, con un interés alto (Irlanda y Grecia tienen que devolver los créditos a los socios con más de un 5% extra) y programas de control estrictos de la UE y el FMI. La reforma del fondo europeo, que está ahora paralizada, supondría la concesión de créditos a corto plazo y sin condiciones adicionales mientras el Estado cumpla con la reducción del déficit público y las recomendaciones de la Comisión Europea, como sería el caso de Portugal. Lisboa no quiere pasar por el trauma del desembarco del FMI, que ahora controla los rescates europeos y que ya dictó la política portuguesa en los años 70 y 80. Aparte de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la zona euro del 11 de marzo y de la reunión ministerial habitual del 14, Juncker ya ha convocado otro cónclave extraordinario del Eurogrupo para el 21 de ese mes. El rescate portugués podría estar en marcha en alguna de estas citas antes de que se reúnan los líderes de los Veintisiete el 24 y 25 de marzo. EL MUNDO. 18-2-2011 Opinión. La República de las Ideas Cláusula de revisión salarial Juan Fco. Martín Seco Merkel parece haberse convertido en portavoz del Banco de España, de la CEOE y, en general, de la política económica más conservadora. Ahora quiere imponer al resto de los países un plan de competitividad que, amén de otras lindezas, persigue que en la fijación de los salarios no se tenga en cuenta el crecimiento de los precios, como si esto fuese posible. Es ésta una cuestión recurrente que la derecha económica ha intentado siempre poner sobre el tapete. Observen que he dicho económica, porque hay mucha derecha económica en el partido socialista o en los medios de comunicación que se tienen por progres. La pretensión es siempre la misma: conseguir que en esa batalla por el reparto de la renta entre salarios y precios -es decir, entre trabajadores y empresarios-, los primeros se den por vencidos incluso antes de comenzar la contienda. Sea cual sea el tema de que se trate, el discurso económico de la derecha comienza siempre asentándose sobre una falacia. En este caso es la afirmación de que la competitividad depende de los salarios, cuando existen otros muchos factores a considerar y, en todo caso, serían los precios y no los salarios los que pueden influir en ella. La prueba evidente es que los países con salarios más reducidos no son los más competitivos. Si fuera así, España estaría a la cabeza de ese ranking. En las condiciones actuales, con mercados cautivos, no existe ninguna garantía de que la reducción de los costes laborales redunde en los precios y de que no se orienten más bien a incrementar el excedente empresarial. Desde luego, eso es lo que está ocurriendo en nuestro país. La propuesta de Merkel, o la del Banco de España, es parcial y sectaria. Pretende que los salarios se fijen atendiendo a la productividad, lo cual resulta lógico y sano. Lo que ya no es tan aceptable es que no se determinen atendiendo también a la evolución de los precios. Para que el reparto de la renta se mantenga constante, los salarios reales (no los nominales) deben crecer igual que la productividad. Esto es, los salarios nominales deben incrementarse en el porcentaje que resulte de multiplicar el incremento de los precios y el de la productividad. La derecha económica hace trampa cuando utiliza los costes laborales unitarios en términos nominales, ya que es en términos reales como hay que considerar tal variable. Este índice es tan sólo el cociente entre salarios reales y productividad. Si el índice crece (es decir, el salario real se incrementa más que la productividad), la distribución de la renta se modifica a favor de los trabajadores y, por el contrario, cuando el índice disminuye, como viene siendo habitual desde hace treinta años, la distribución de la renta cambia a favor del excedente empresarial. Desde el año 2000 hasta el 2007, los precios en España han crecido 17 puntos más que en Alemania; España ha perdido frente a Alemania el 17 por ciento de la competitividad vía precio. Sin embargo, los costes laborales unitarios en términos reales han tenido una evolución similar. La razón, por tanto, no se puede encontrar en el crecimiento de los salarios, sino en los beneficios empresariales que se han incrementado a mucho mayor ritmo en España que en Alemania. Lo único que han hecho los salarios en nuestro país ha sido defenderse malamente del aumento del coste de la vida. No se puede afirmar que la cláusula de garantía salarial introducida en los convenios sea inflacionaria, ya que los salarios sólo se revisan si los precios se alejan de las previsiones. Primero suben los precios y tan sólo después los salarios. Éstos, por tanto, nunca pueden ser la causa de la inflación (solo el efecto), a no ser que se tenga por inflacionario todo aquello que se oponga a que el excedente empresarial se incremente tanto como quieran los empresarios. Son los beneficios empresariales los únicos que crecen desaforadamente apropiándose de toda la productividad y no permitiendo que parte de ella se dirija a los trabajadores, incluso en ocasiones ni siquiera consienten que los salarios recuperen el poder adquisitivo. Por otra parte, resulta difícil entender a la canciller alemana. Fundamentar la competitividad en los precios y los salarios es establecer un sistema de suma cero en el que el crecimiento se consigue exclusivamente a base de empobrecer al vecino. Si realmente los países de la Eurozona hiciesen caso a Merkel y ganasen competitividad por este procedimiento, la primera en perder sería la economía alemana, ya que no podría disfrutar de la ventaja que mantiene en la actualidad al contar con un tipo de cambio nominal infravalorado con respecto al real o al efectivo. La señora Merkel cae en una trampa frecuente. Una política deflacionista como la que ella propugna puede servir al crecimiento de un solo país, siempre que los otros no reaccionen y apliquen políticas parecidas; pero se transformará en un lastre para todas las economías si se generaliza. El crecimiento de Alemania se basa fundamentalmente en las exportaciones; aunque para ello es necesario que los otros países tengan déficit e incrementen su consumo. Si todos los países desalentasen el consumo y fundamentasen su crecimiento únicamente en las exportaciones y en robar un trozo de la tarta al vecino, todas las economías se deprimirían. Esto es lo que más o menos viene sucediendo en los últimos años. Alemania en lugar de pedir a los otros países que reduzcan los salarios debería incrementar los suyos, y así todos saldríamos ganando. Bueno, todos quizá no, los empresarios ganarían menos. LA REPÚBLICA DE LAS IDEAS. 19-2-2011

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