Los resultados en Andalucía y el nuevo ciclo electoral

Los actores ocultos en el nuevo modelo político español

Los resultados de las elecciones andaluzas han vuelto a convulsionar un panorama político que se ha acostumbrado, desde 2014, a vivir sacudidas y episodios inesperados. La resolución del nuevo gobierno andaluz evidencia la extrema movilidad de la situación, y va a influir en el desarrollo de un ciclo electoral.

Para intentar descifrar un futuro olítico incierto, todos centran su atención en las disputas entre los partidos. Pero esta mirada nos oculta las corrientes de fondo que de verdad están decidiendo los acontecimientos políticos. Expresadas por un lado en la intención de grandes centros de poder, nacionales y sobre todo internacionales, por implantar en España un modelo político que garantice la continuidad de la política de recortes impuesta a partir de 2010, y por otro la influencia creciente de una mayoría social progresista que exige cambios. El choque entre estas dos fuerzas de toda la inestabilidad y cambios en la política española.¡Es el modelo político!Las elecciones andaluzas han vuelto a demostrar la caja de sorpresas en que se ha convertido la política española. Los 400.000 votos perdidos por el PSOE de Susana Díaz, y los casi 300.000 que se ha dejado Adelante Andalucía, abren la posibilidad de que el gobierno andaluz -el mayor feudo socialista- cambie de manos por primera vez en la historia democrática. Y el avance de Ciudadanos permite a un PP que se ha dado un nuevo descalabro, perdiendo 315.000 votos, poder tomar el control de la Junta.A ello se añade un nuevo elemento de distorsión, la irrupción de un partido abiertamente xenófobo y reaccionario como VOX.En Andalucía están todavía abiertas todas las posibilidades, incluyendo la de una variante de un gobierno de progreso cuya exigencia avanza, ante el temor a un gobierno presidido por el PP y respaldado por VOX.Y la endiablada situación política está también determinada por la nueva escalada de tensión en Cataluña. Una realidad que se refleja en las conclusiones de cuatro encuestas recientemente publicadas. Todas certifican que el PSOE sería la primera fuerza, pero que no tendría garantizada la formación de gobierno debido al severo descenso de Unidos Podemos. Mientras que se dibuja una aguda disputa entre PP y Ciudadanos por la segunda posición.Pero lo que se está decidiendo es algo mucho más importante que como queda una u otra fuerza, incluso que cuál es el partido que conquistará la Moncloa. Se están definiendo los contornos de un nuevo modelo político.El dominio político -lo que eufemísticamente se denomina “estabilidad política”, y que no es más que la capacidad de las clases dominantes para encuadrar a la población bajo sus intereses- necesita un marco legal, en cuya cúspide está la Constitución, un régimen, en España la monarquía parlamentaria… Pero debe materializarse en un modelo político concreto, que incluye un sistema de partidos, un reparto de poderes entre ellos…Durante décadas, el bipartidismo fue en España un modelo político de éxito. La alternancia entre PSOE y PP permitía gobernar, y cuando uno caía en desgracia se podía recurrir al otro.Este marco cambió a partir de 2010. La extrema agresividad de los recortes exigidos por el FMI o la Comisión Europea golpeó primero al PSOE, y luego ha acabando pasando una importante factura al PP. La rebelión de buena parte de la sociedad española contra los recortes fue la chispa que incendió una pradera política ya demasiado seca.Dos fuerzas en choqueEste es el marco que sigue determinando lo que sucede en la política española. El Consejo de Ministros celebrado en Barcelona ha aprobado, por decreto, la subida del salario mínimo a 900 euros. Una decisión que ha contado con la oposición del FMI, la Comisión Europea, el Banco de España… En el gobierno de Pedro Sánchez, tanto en su origen, con el triunfo de la moción de censura a Rajoy, como en las decisiones que ha tomado, se refleja el avance de una mayoría progresista que ha impuesto cambios en pensiones, sanidad, reforma laboral…Esta es la razón de los reiterados ataques que recibe desde que llegó a la Moncloa. El PSOE nunca va a desafiar “las reglas del juego”, pero hay centros de poder muy interesados en que el viento popular levantado contra los recortes no consiga nuevos éxitos. Por eso se hace todo lo posible por impedir la aprobación de unos presupuestos que satisfacen, aunque sea parcial y limitadamente, algunas de sus demandas.Esta contradicción recorre todas las fuerzas políticas. Ciudadanos ha escorado su discurso hacia la derecha, pero tiene también la presión de unas bases que exigen regeneración democrática, y que no aceptarán, por ejemplo, mezclarse con VOX. En el PP avanza la influencia de Aznar, bajo la figura de Casado, pero el rechazo popular los desalojó de la Moncloa, obligándoles a someterse a unas antes impensables primarias. Mientras Podemos, que alberga a una parte de la mayoría progresista, sufre también el rechazo de sectores de la izquierda, que no aceptan como referencia a un ex JEMAD escandalosamente pro OTAN como Julio Rodríguez, o se enfrentan a la connivencia con los proyectos de división representados por los Puigdemont y Torra.La irrupción de VOX también se explica desde este tablero político, y no desde la “añoranza del franquismo”. Ha sido impulsada y financiada por sectores muy ligados, en la oligarquía española y en EEUU, a las nuevas formas de la “línea Trump”. Intentando encuadrar bajo banderas xenófobas y reaccionarias a un sector de los descontentos.Lo que se pretende, por parte de los que de verdad manda, la oligarquía española y las grandes potencias con intereses en nuestro país, principalmente EEUU pero también la “Europa alemana”, es cerrar un nuevo modelo político que acepte como marco “ineludible” los límites que no pueden cuestionarse: la mayor participación en la estructura militar norteamericana, a través de la OTAN; los mandatos principales de la UE; el mayor grado de penetración y expolio del capital extranjero; el grueso de los beneficios de la oligarquía, especialmente los de la banca y los principales monopolios.Y que debe encauzar, eliminar o minimizar el peso e influencia de una mayoría social que rechaza los recortes, anhela una redistribución de la riqueza y exige una auténtica regeneración democrática. Pero ellos no juegan solos. Cada vez que hemos sido convocados a las urnas en los últimos años, se ha expresado, con una fuerza que ya no se puede ocultar, una mayoría social de progreso. Que al adquirir influencia política genera problemas a los grandes centros de poder internacionales y nacionales.Impusieron a Rajoy en la Moncloa, dando un golpe interno en el PSOE. Pero pocos meses después, el avance de una mayoría progresista que no se resignó desalojó al PP del gobierno.En Andalucía empujan hacia un gobierno presidido por el PP y respaldado por VOX. Pero son cada vez más los que respaldarían un gobierno de progreso basado en un acuerdo entre PSOE, Ciudadanos y Adelante Andalucía.Estas dos fuerzas en choque van a volver a enfrentarse en los próximos comicios, en las municipales, autonómicas y europeas, que se celebrarán en mayo, y en unas generales cuya fecha está todavía por determinar.De la correlación de fuerzas política resultante, expresada en unos u otros resultados en cada convocatoria electoral, va a depender las formas definitivas que adopte el nuevo modelo político. Una cuestión que va a influir decisivamente en el futuro de todos.

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