«El secretario general de UGT, Joao Proení§a, fue claro a la hora de afirmar que no están dispuestos a llegar a un acuerdo a «cualquier precio» con las instituciones internacionales que negocian la ayuda (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional). Entre los «sacrificios» a los que se oponen radicalmente se encuentra la supresión de las pagas extraordinarias a los funcionarios públicos y pensionistas, una posible medida adelantada por la prensa portuguesa. Tampoco aceptarán la reducción del salario mínimo, actualmente en los 485 euros, ni la revisión de la Constitución lusa para permitir el despido individual sin justa causa»
La troika de negociaciadores ha recomendado amlias reformas en el mercado laboral para facilitar el despido, así como en la administración central y la justicia. De momento, no hay ninguna confirmación oficial pero el primer ministro dimisionario, José Sócrates, ha dicho que los portugueses «echarán de menos» su rechazado plan de ajuste cuando conozcan el nuevo. «Están aplazando el anuncio de las nuevas medidas de austeridad para dejar pasar las protestas del Día del Trabajo», criticó ayer el secretario general del Partido Comunista Portugués (PCP), Jerónimo de Sousa, habitual en las manifestaciones del 1 de mayo. (EL MUNDO) PÚBLICO.- Las fuerzas económicas han permanecido vigilantes para que el voto del pueblo no interfiriera en sus intereses. En esa tarea no dudaron en echar mano del Ejército (por ejemplo en España y en América Latina) cuando intuían que sus prerrogativas se veían amenazadas. Desde 1971, año en el que Estados Unidos asumió la libre circulación de capitales y fue extendiéndola por el resto de los países, el capital no ha necesitado ya de cañones, ha dispuesto de sus propias armas. Durante bastantes años, el Consenso de Washington, de la mano del Fondo Monetario Internacional, privó de soberanía a la mayoría de las naciones subdesarrolladas, imponiéndoles sus prescripciones. EL PAÍS.- En 1992 el eurodiputado francés Maurice Duverger (La lièvre libéral et la tortue européenne) alertaba contra la hegemonía de una gran Alemania en Europa, reforzada por el librecambismo imperante, que provocaría explosiones sociales resucitando el fantasma del marxismo revolucionario. Solo el desarrollo de las instituciones comunitarias podría evitarlo, "todos son conscientes de ello, pero la liebre liberal va camino de adelantar a la tortuga europea". Las predicciones catastrofistas de Duverger no se cumplieron, pero la UE sigue bailando al dictado de la música alemana, cuya hegemonía se ha acrecentado. Entonces, los líderes germanos veían en Europa la solución a los problemas alemanes. Hoy, ya no esconden su creencia de que para resolver la crisis el continente debe parecerse más a Alemania Internacional. El Mundo Lisboa pide al FMI que se vaya Virginia López Los sindicatos lusos se oponen al rescate financiero y la intervención internacional La lluvia que ayer cayó en Lisboa deslució las tradicionales manifestaciones del Día del Trabajo. Aún así, miles de trabajadores portugueses desfilaron por el centro de la capital en defensa de los derechos sociales conquistados a lo largo de 37 años de democracia. Los dirigentes de las dos centrales sindicales del país -que anualmente organizan manifestaciones paralelas- aprovecharon la ocasión para dejar claros los motivos por los que se oponen al rescate financiero y por los que rechazan la intervención del FMI en el país. El secretario general de UGT, Joao Proença, fue claro a la hora de afirmar que no están dispuestos a llegar a un acuerdo a «cualquier precio» con las instituciones internacionales que negocian la ayuda (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional). Entre los «sacrificios» a los que se oponen radicalmente se encuentra la supresión de las pagas extraordinarias a los funcionarios públicos y pensionistas, una posible medida adelantada por la prensa portuguesa. Tampoco aceptarán la reducción del salario mínimo, actualmente en los 485 euros, ni la revisión de la Constitución lusa para permitir el despido individual sin justa causa, enumeró Proença. Según la edición de este fin de semana del semanario Expresso, la troika de negociaciones ha recomendado amplias reformas en el mercado laboral para facilitar el despido, así como en la administración central y la justicia. De momento, no hay ninguna confirmación oficial pero el primer ministro dimisionario, José Sócrates, ha dicho que los portugueses «echarán de menos» su rechazado plan de ajuste cuando conozcan el nuevo. «Están aplazando el anuncio de las nuevas medidas de austeridad para dejar pasar las protestas del Día del Trabajo», criticó ayer el secretario general del Partido Comunista Portugués (PCP), Jerónimo de Sousa, habitual en las manifestaciones del 1 de mayo. Quienes también marcaron su presencia fue un grupo de dirigentes socialistas invitados a participar en la marcha por la Confederación General de Trabajadores Portugueses (CGTP). Los socialistas tuvieron que circular protegidos por un cordón de seguridad, ante los abucheos e insultos de muchos de los presentes, que los responsabilizan de ser los culpables del caos económico y financiero al que ha llegado el país. Aunque el primer ministro socialista aseguró que su Gobierno había conseguido cumplir el objetivo de reducir el déficit público por debajo del 7,3% en 2010, compromiso establecido con Bruselas, según los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística, el déficit luso se sitúa en el 9,1%. La meta para este año sigue siendo el 4,6%. Pero los sindicatos no están dispuestos a aceptar más sacrificios para los portugueses. De hecho, junto con los habituales lemas contra la precariedad laboral y a favor de los derechos sociales de los trabajadores, el grito más escuchado ayer en Lisboa fue «FMI, fuera de aquí». Entre los que entonaron el cántico contra la intervención del Fondo Monetario Internacional se encontraba el secretario general de CGTP, Manuel Carvalho da Silva, con duras críticas a la presencia de la troika en Portugal. «No los queremos aquí, no nos hacen falta». EL MUNDO. 2-5-2011 Opinión. Público La soberanía de las agencias de calificación Juan Francisco Martín Seco Standard and Poor’s (S&P) ha degradado la calificación de la deuda soberana de Estados Unidos. Por muy grande que sea su déficit y el volumen de su deuda, el hecho puede calificarse como insólito. Sólo cabe una explicación política. No deja de resultar curioso que Estados Unidos reciba de su propia medicina. Desde sus orígenes, la burguesía ha desconfiado de la democracia sospechando que podría poner en peligro sus privilegios. Ya Benjamín Constant distinguía dos tipos de liberalismo, uno bueno (el de los modernos), que provenía de Montesquieu y consistía en mantener un ámbito de independencia personal y de autonomía, y el otro malo (el de los antiguos), que tenía su origen en Rousseau y se caracterizaba por permitir al pueblo participar en los asuntos del Gobierno. Las fuerzas económicas han permanecido vigilantes para que el voto del pueblo no interfiriera en sus intereses. En esa tarea no dudaron en echar mano del Ejército (por ejemplo en España y en América Latina) cuando intuían que sus prerrogativas se veían amenazadas. Desde 1971, año en el que Estados Unidos asumió la libre circulación de capitales y fue extendiéndola por el resto de los países, el capital no ha necesitado ya de cañones, ha dispuesto de sus propias armas. Durante bastantes años, el Consenso de Washington, de la mano del Fondo Monetario Internacional, privó de soberanía a la mayoría de las naciones subdesarrolladas, imponiéndoles sus prescripciones. Recientemente el ataque ha cambiado de nivel, se ha dirigido contra Europa, convirtiendo la democracia de países tales como Grecia, Irlanda, Portugal y España en papel mojado. El último asalto, no carente de osadía, ha alcanzado incluso a la propia Norteamérica. La ofensiva de S&P se dirige, por una parte, a presionar a Obama y al Congreso para que en los debates que se vienen celebrando sobre la política fiscal esta se incline por los intereses del dinero, y, por otra, constituye un aviso, casi un chantaje, a la comisión parlamentaria que está investigando los crímenes de la agencia durante la crisis, cuando otorgó calificaciones óptimas a instituciones en quiebra. Es una llamada de atención para que quede claro quién manda. PÚBLICO. 2-5-2011 Opinión. El País La liebre liberal frente a la tortuga europea Manuel de la Rocha En 1992 el eurodiputado francés Maurice Duverger (La lièvre libéral et la tortue européenne) alertaba contra la hegemonía de una gran Alemania en Europa, reforzada por el librecambismo imperante, que provocaría explosiones sociales resucitando el fantasma del marxismo revolucionario. Solo el desarrollo de las instituciones comunitarias podría evitarlo, "todos son conscientes de ello, pero la liebre liberal va camino de adelantar a la tortuga europea". Las predicciones catastrofistas de Duverger no se cumplieron, pero la UE sigue bailando al dictado de la música alemana, cuya hegemonía se ha acrecentado. Entonces, los líderes germanos veían en Europa la solución a los problemas alemanes. Hoy, ya no esconden su creencia de que para resolver la crisis el continente debe parecerse más a Alemania. En dos décadas la tortuga europea progresó mucho, se amplió al Este, creó el euro y aprobó el Tratado de Lisboa. Y en el último año y medio ha acelerado el paso, logrando acuerdos inéditos para estándares europeos; rescate financiero, mecanismos de prevención de crisis, reforzamiento del PEC, reforma del Tratado, o el sistema de supervisión financiera, entre otros. Más sorprendente aún: el Pacto por el Euro, negociado en solo seis semanas. En ese escaso tiempo la liebre liberal ha amarrado un pacto intergubernamental que aborda la reforma de aspectos básicos de los Estados de bienestar, colocando a la eurozona en un rumbo fijo, disciplina fiscal, flexibilidad y liberalización de mercados, todo bajo un mantra: competitividad. Esta vez, la tortuga se transforma en liebre. Sin duda el Pacto es importante en la prevención de crisis futuras y porque establece un pilar económico, hasta ahora inexistente, en la Unión Monetaria. Pero no es neutro, tiene ideología. Si muchas reformas estructurales se aceleran para competir en un mundo globalizado, en otras áreas Europa sigue siendo una tortuga. Así, aspectos como la armonización fiscal, un tesoro comunitario, eurobonos, una agencia de rating europea, apenas avanzan. Además, el Pacto por el Euro no va a contribuir mucho a solucionar la grave crisis actual de la eurozona, que es esencialmente de deuda soberana y bancaria. Los dos rescates, a Grecia e Irlanda, no han funcionado. Las primas por riesgo de estos países siguen en niveles insostenibles y sus economías están estancadas. Mientras, Portugal negocia su rescate. Según varias estimaciones, para estabilizar sus niveles de endeudamiento al 60% del PIB en 20 años, Grecia e Irlanda necesitarán generar enormes superávits primarios, dedicando entre un quinto y un tercio de sus ingresos fiscales al servicio de la deuda. Esto es políticamente insostenible y socialmente inaceptable. Los mercados lo saben y ya están descontando una reestructuración inevitable, que debe ser decidida cuanto antes para reducir los costes. Sin una reestructuración que alivie su situación, ¿de dónde surgirá el crecimiento en economías ahogadas en deuda, con altísimo desempleo, la confianza por los suelos y sometidas a una drástica austeridad fiscal? Las liebres liberales insisten en sus recetas de sanear cuentas y reformas estructurales. Es una cuestión de fe en los mercados, pero recobrar la confianza puede llevar una década. Entre tanto, quizás estemos condenando a una generación de europeos al estancamiento y desempleo. Hace días el director del FMI decía que una recuperación sin empleo no es óptima. Yo diría más, sin empleo no hay recuperación que valga ese nombre. Una restructuración ordenada de la deuda griega pondría fin a la incertidumbre actual que castiga la inversión y el consumo, ayudando así a recuperar el crecimiento. El coste será alto, pero no tiene por qué conllevar contagio masivo, ni otra gran crisis bancaria. Los líderes europeos pueden reducir enormemente ese riesgo ofreciendo la máxima claridad en el proceso y total transparencia en los balances bancarios, algo que no todos han hecho. En los países periféricos, la UE es crecientemente percibida como un ente que solo impone ajustes y recortes sociales. Mientras, la retórica nacionalista y electoralista en el norte, acusando a los países del sur de despilfarradores y holgazanes, alimenta las huestes ultraderechistas cada vez más xenófobas y antieuropeas, como se ha visto en Finlandia. El euroescepticismo alcanza niveles máximos. Europa demanda un cambio de relato. La CE se fundó sobre valores de cooperación y solidaridad regional, que hay que rescatar. Sin duda hay que hacer reformas estructurales, pero los mal llamados PIGS necesitan de Europa algo más que supuestos rescates en términos comerciales y constantes exigencias de austeridad. Grecia e Irlanda requieren una restructuración urgente de su deuda y Portugal, un rescate mucho más favorable. Junto a esto, la UE debería ofrecer una estrategia alternativa de crecimiento, que profundice el mercado único, medidas de estímulo a la demanda en el norte y adelanto de fondos estructurales en las regiones atrasadas. La integración europea es una historia escrita por líderes con visión, que asumieron riesgos, ¿acaso no fue así con las ampliaciones al Este o la introducción del euro? Hoy es uno de esos momentos críticos, que exigen decisiones de altura, para que, una vez más, la tortuga europea se adelante a la liebre liberal. EL PAÍS. 2-5-2011