Un torrente de energí­a

Las voces del 15-M

Doce dí­as después de la manifestación del 15-M, más de 55 acampadas permanecen en las principales ciudades españolas, y cientos se extienden por todo el mundo. Un torrente popular desatado que refleja que nuestra sociedad está llena de indignación, y de energí­a creadora. Eduardo es portavoz de la Acampada de Sol.

¿Cómo os organizáis? El órgano de gobierno es la Asamblea General. Cada día hay dos ara que todo el que quiera participar lo pueda hacer independientemente de sus horarios de trabajo o familiares; a las 12h y a las 20h. En ella se presentan todas las comisiones que llevan el mantenimiento de la acampada y que generan las diferentes propuestas, y se va exponiendo el trabajo que se ha hecho y si hay alguna iniciativa. Estamos hablando de que asisten en torno a mil personas, que intervienen a mano alzada o preguntan para poder tomar una decisión con toda la información necesaria, votando a mano alzada. Hay aproximadamente 15 comisiones, que llevan en primer lugar las cuestiones técnicas; está la comisión de alimentación que proporcionan comida y bebida gratuita con las aportaciones de la gente, que nos llegan de toda la Comunidad de Madrid. Está la comisión de enfermería, la de coordinación interna que intenta que no se repita trabajo ni que se contradigan las decisiones; la comisión de respeto que cuida que no haya problemas, que no los ha habido, o que nadie se confunda y venga a la plaza a beber alcohol, porque ahora mismo no está para eso; o comunicación que trata con los medios. ¿Qué espacios hay en la acampada? Están los espacios, las carpas en las que se reúne cada comisión, aunque no todas porque no caben ahí. Ten en cuenta que solo cada comisión la forman como mínimo 30 personas. Por eso nos hemos tenido que desplazar a plazas adyacentes. Hay otro espacio para las tiendas de campaña, una guardería, una enfermería… que constituyen una especie de “aldea” que se ha montado de la nada. Y luego hay un espacio de micrófono abierto en el que durante determinadas horas del día la gente se acerca a dar su opinión sobre lo que quiera o a informar de cómo están las cosas en otras acampadas. La gente escucha y luego se toma la palabra para abrir el debate. ¿Cuántas acampadas hay en toda España? Desconozco la cifra. Aquí solo coordinamos Madrid, no tenemos ningún tipo de rango jerárquico sobre el resto. He escuchado que habían hasta 600 acampadas, pero esa cifra hay que tomarla con precaución porque no estoy muy seguro. Es algo que está literalmente naciendo, ¿no? Sí, es espectacular. Mi opinión personal es que mucha gente tiene claro que hace unas semanas cualquiera había escuchado en los ámbitos de los movimientos sociales que se intentaba mover un poco el panorama… hablando de lo que se hacía en Francia o en Grecia, o pensando que la gente tenía asumida una condena de por vida, y de repente ha estallado todo. Antes teníamos la sensación que el compañero de clase, o el vecino no se preocupaba por nada, porque ni si quiera nos preocupábamos de hablar con ellos, y nos hemos encontrado con filósofos, poetas, políticos… pero no profesionales, claro. Todo el mundo está sorprendido con la creatividad que se ha desarrollado y que se va a seguir desarrollando. O sea, que no es que la gente estuviera resignada sino que no tenían cauce… La manifestación del 25 de mayo dio el empujón a todo el mundo: “este es el momento y yo no me quedo en mi casa”, de momento a protestar contra los banqueros y la clase política, y después a crear puntos de unión en torno a qué queremos. Habéis recibido el apoyo de otros sectores, ¿no? Los bomberos de Madrid que llevan hace tiempo luchando contra la precariedad, han estado presentes y acudiendo directamente con los camiones de bomberos. La verdad es que no son tanto los movimientos sociales como los ciudadanos y ciudadanas de Madrid. Todos los días se cuelga en la página web una lista con las necesidades materiales de la acampada, desde comida hasta materiales de todo tipo, y todos los días se cubren. Se trata de solidaridad directa, incluso la gente se gasta el dinero y nos lo trae. Al mismo tiempo que se debate sobre qué democracia tenemos y qué hay que cambiar, se han abierto también debates mucho más hondos si cabe, sobre qué mundo queremos, ¿no? Desde un principio todos tenemos bastante claro que cuando pedimos una democracia de verdad no nos referimos a un canal de participación política exclusivamente. Hemos adquirido un grado de conciencia mayor comprendiendo que lo político está relacionado con lo económico, y que no se puede separar una cosa de otra. De hecho la manifestación se convocó diciendo que no queremos ser mercancía de banqueros y políticos. Lo que queremos cambiar es la política de los políticos, que previamente se decide en la esfera financiera. Que lo que está claro es que a quienes nos enfrentamos es al FMI y a la UE. Sí. Es que la crítica al bipartidismo hay que entenderla. Si fueran dos partidos que responden a las demandas populares de una forma u otra, seguramente no habría problema. Lo que se critica del bipartidismo es que son dos partidos que podría ser uno solo, porque los dos obedecen a unos ámbitos que no tienen nada que ver con las necesidades de la gente común. Excepto en algunos barrios en las últimas décadas no ha habido conciencia de barrio. Los barrios se han convertido en un sitio para dormir, sin contacto con los vecinos. Es moneda común que la gente no conozca a la gente de su barrio o manzana, ni a los de su propio portal. En la reunión preparatoria de los barrios se ha encontrado gente que son amigos pero que no viven en el mismo barrio, porque la gente no está en esas coordenadas. Pero ya solo sentarse con 30 o 40 personas que viven a menos de un kilómetro a la redonda para tratar temas comunes es un paso importantísimo. Se trata de hablar con gente con la que nunca te habías cruzado ni una sola palabra para tratar problemas que nos incumben a todos y ver qué podemos hacer. Vaya donde vaya el movimiento este paso es fundamental para el futuro. Se está recomponiendo la sociabilidad que había desaparecido durante décadas.

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