¿Qué gana la OTAN... y Washington? ¿Y Europa?

La OTAN se amplía en el Báltico… y en el Ártico

En la nueva ampliación de la OTAN gana EEUU... y pierde el continente europeo. La incorporación de Suecia y Finlandia incrementará de forma notable la capacidad de EEUU de proyectar poder en el mar Báltico... y en un cada vez más estratégico círculo polar Ártico

Por más que el detonante haya sido la invasión del imperialismo ruso sobre Ucrania, el gran beneficiario de la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN está al otro lado del Atlántico. La nueva ampliación de la Alianza tendrá importantes repercusiones no sólo en Europa y el Báltico, sino en un área de creciente valor estratégico y comercial: el Ártico.

Evidentemente, EEUU no ha jugado un papel «pasivo» en la doble solicitud de Finlandia y Suecia para ingresar en la OTAN. Si hay una potencia que ha acogido “con los brazos abiertos” esta ampliación de la Alianza Atlántica, es Washington. Y es así por varias y poderosas razones.

Arriba: miembros de la OTAN (azul) junto a Suecia y Finlandia (verde). La incorporación ampliaría las fronteras de la OTAN con Rusia en más de 1.300 Km, aislaría al enclave ruso de Kaliningrado, y dejaría más expuesta la Península de Kola, base naval rusa para el Ártico

Primero, porque tanto Suecia como Finlandia suponen una significativa aportación a la OTAN. A pesar de su formal neutralidad, ambos países llevan desde 2014 años realizando maniobras con los ejércitos de la OTAN, siguiendo protocolos y procedimientos estandarizados y participando en operaciones internacionales al lado de los ejércitos de la alianza, como en los Balcanes y en Oriente Próximo. Están adiestrados para operar en condiciones de igualdad con otros aliados, en las baterías Patriot (Suecia) y cazas F-35 (Finlandia). Cuentan además con importantes efectivos humanos, con unas reservas considerables (Finlandia cuenta con servicio militar obligatorio) y unos presupuestos de defensa que apuntan directamente al 2% de sus respectivos PIB. Por tanto, tal y como afirma Política Exterior, «ni Suecia ni Finlandia serán consumidores de seguridad, sino muy al contrario: contribuyentes netos a la seguridad aliada».

Segundo, se duplica la extensión de la frontera directa entre la OTAN y Rusia, sumando a las fronteras de Estonia y Letonia los 1.350 Km que comparte con Finlandia. Esto va a obligar a Moscú a enclavar no pocos recursos militares en sus fronteras noroccidentales, detrayéndolos de otros proyectos de expansión del imperialismo ruso.

Tercero, la incorporación de Suecia y Finlandia incrementará de forma notable la capacidad de la OTAN y de EEUU de proyectar poder en el mar Báltico. La incorporación de Suecia y Finlandia a la OTAN no sólo contribuye a aislar aún más al enclave ruso de Kaliningrado entre Polonia y Lituania, sino que podría complicar, en caso de embargo o bloqueo la salida al mar de San Petersburgo, la segunda ciudad más importante de Rusia y clave en el comercio del país.

Y hay una cuarta ganancia para EEUU, y no es la menor. Se trata del Ártico.

La presión aumentará sobre Severomorsk, en la península de Kola, en el Ártico noroeste de Rusia que apunta hacia el este desde la frontera con Finlandia y Noruega. Se trata de un «bastión estratégico» que Moscú considera clave para su seguridad nacional, y también es el hogar de la Flota del Norte de Rusia.

Con toda la península escandinava integrada en la OTAN, EEUU verá notablemente incrementada su proyección sobre el Ártico, algo nada baladí.

La retirada de los casquetes polares debido al cambio climático están abriendo nuevas rutas para la navegación, haciendo posible el proyecto ruso de impulsar la ruta comercial por los mares del Ártico con la ambición de convertirla en una alternativa viable (y un 25% más rápida) al canal de Suez para el transporte de mercancías por barco entre Asia y Europa.

Se trata de una franja del planeta ignorada durante largo tiempo por su carácter remoto y su clima indómito, pero a la que el calentamiento global y el deshielo están haciendo no solo cada vez más accesible a la navegación, sino a la explotación de sus recursos.

Se estima que las vastas reservas de petróleo y gas del Ártico sean equivalentes a las de Siberia occidental, más de 100.000 millones de toneladas. La ambición de Moscú sobre estos yacimientos es comprensible: la economía rusa depende en gran medida de los ingresos de los hidrocarburos.

Pero además, la retirada de los casquetes polares están abriendo nuevas rutas para la navegación, haciendo posible el proyecto ruso de impulsar la ruta comercial por los mares del Ártico con la ambición de convertirla en una alternativa viable (y un 25% más rápida) al canal de Suez para el transporte de mercancías por barco entre Asia y Europa.

Todos esos proyectos rusos en el Ártico se ven ahora amenazados por la próxima incorporación de Suecia y Finlandia al sistema de alianzas militares de la superpotencia norteamericana.

Y pierde Europa

En la nueva ampliación de la OTAN gana la superpotencia norteamericana… y pierde un continente europeo, que se ve convertido de nuevo en un área de tensión permanente entre Rusia y EEUU.

El Mar Báltico, no exento de tensiones hasta ahora, verá multiplicado su papel de aguas clave para ser usadas contra Rusia, si la guerra de Ucrania y las sanciones económicas y comerciales se cronifican.

Los países europeos, en plena crisis económica post-pandemia, se van a ver obligados a destinar enormes recursos económicos para gastos militares, cumpliendo con las misiones que la OTAN (y el Pentágono) asigne a cada miembro en las fronteras del Este, o en el Mediterráneo, el Mar Negro u Oriente Medio

Y las fronteras del Este de Europa se van a militarizar aún más. La Alianza Atlántica va a desplegar cuatro batallones más en Eslovaquia, Hungría, Rumanía y Bulgaria. Serán ocho los batallones de la OTAN presentes en Europa del Este.

Contribuyendo a un estado de alarma permanente que va a ser aprovechado por Washington para encuadrarnos cada vez más, no sólo contra Rusia, sino contra China, el verdadero «enemigo número uno» de la superpotencia norteamericana. Pronto comprobaremos esto último en la nueva «estrategia de seguridad» que la OTAN va a aprobar en la próxima Cumbre de Madrid.

Frente a esta deriva, que sólo puede conducir a un mayor secuestro de la soberanía nacional, y hacia una cada vez más profunda subordinación de Europa a los planes de la superpotencia norteamericana, es el momento de que Europa refuerce su libertad, autonomía e independencia, para poder tomar sus propias decisiones, actuar con voz propia y autonomía de EEUU, zafándose de la política de bloques.

2 comentarios sobre “La OTAN se amplía en el Báltico… y en el Ártico”

  • Es una realidad que europa occidental se extienda no solo por los numeros de sus comunidades, sino su area geografico, solo faltaria que Bielorusia se una a la OTAN; antes de arrodillarse ante rusia, No hay justicia que Turquia se opone el ingreso de Suecia y Finlandia cuando estas dos naciones siempre fueron miembros de la comunidad europea, muchos ven a occidente de europa como pequeno y uno lo suena grande.

  • La milonga padre dice:

    El 26 junio habrá una manifestación en contra de la OTAN en Madrid. Vosotros sois como IU, con el silencio y la no denuncia de esa cumbre apoyáis al gobierno a que se celebre. Sois unos vendidos.

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