España ocupa ya plenamente el puesto de Italia de último de la clase en la eurozona. Las rentabilidades de los bonos españoles a diez años se han disparado 0,85 puntos porcentuales desde su mínimo de este año hasta el 5,50%, un comportamiento bastante peor que el de las rentabilidades italianas, en el 5,10%, 0,29 puntos por encima de su mínimo. España ha aumentado su objetivo de déficit y no ha logrado convencer a los mercados de que ha saneado el sistema bancario. Pero Italia no puede permitirse bajar la guardia.
España afronta el deterioro combinado de las cuentas públicas y de los balances de los bancos. Los inversionistas temen que las reformas bancarias del país no vayan lo suficientemente lejos como para obligar a los bancos a reconocer pérdidas y captar más capital. Los bancos españoles tienen créditos inmobiliarios y a la construcción por 400.000 millones de euros, que se concedieron cuando el país crecía a un ritmo anual del 3%-4%. Este año se prevé que la economía se contraiga un 1,7%. La tasa de morosidad aumentó al 7,91% en enero, el nivel más alto desde noviembre de 1994.