SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Qué fácil resulta robar

La corrupción en España es grave. Pero, si actúa la justicia, parece mucho peor. Y lo parece, porque descubre lo frágil que resulta todo el sistema de garantías ante alguien que quiere robar. Se ha visto en la sentencia que condena a Jaume Matas y en la declaración en Sevilla del famoso chófer de la cocaína. Si hay algún hilo conductor entre ambos casos, tan distantes y diferentes, ese hilo es la facilidad con que se dispone del dinero público para los más inverosímiles negocios privados. No hace falta más que encontrar el truco, burlar las normas y, por supuesto, voluntad de delinquir. La sentencia de Matas es un esforzado trabajo, a cuyos autores hay que agradecer el uso del bisturí para destripar el montaje que se puede esconder en la simple contratación de una persona a la que hay que pagar bien. Se crean sociedades, se fabulan subvenciones, se monta un tinglado de facturas y se consigue vestir de legalidad un capricho personal. Es preciso preguntarse cuántas veces se habrá hecho esto en las administraciones públicas. Y es oportuno plantear la duda de qué se habrá hecho cuando se trata de actos, obras o concesiones de alto valor económico y elevado beneficio.

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