Pocos días antes de que el primer ministro griego visitase Alemania, un diputado germano proponía que el gobierno heleno vendiera alguna de sus islas como medio para saldar sus deudas. Berlín no sólo ha impuesto a Atenas un draconiano plan de ajuste -que incluye congelación de las pensiones, subida de impuestos o rebaja salarial a los funcionarios-, sino que está dispuesta a que Grecia se ampute un brazo para asegurar el retorno de sus inversiones.
Los bancos alemanes tienen 43.000 millones de euros “exuestos” en Grecia, en forma de créditos todavía por devolver. Pero el dinero que el capital alemán se juega en España asciende a 220.000 millones de euros, 400.000 millones si incluimos a los bancos franceses.Para asegurar la devolución de la deuda, expertos alemanes han llegado a insinuar que “Berlín debería controlar la eficacia del programa de reestructuración griego”, enviando a inspectores alemanes a tutelar la acción del gobierno heleno.El primer ministro luxemburgués, prolongación de los intereses germanos y presidente de turno del eurogrupo, ha amenazado a Grecia advirtiendo que, en caso de no aplicar severos recortes sociales, "tenemos los instrumentos de tortura en el sótano. Y vamos a mostrarlos si es necesario”.Si están dispuestos a hacer todo esto con Grecia para recuperar 43.000 millones… ¿que no serán capaces de hacer con España, donde los bancos alemanes y franceses tienen en juego casi medio billón de euros?España no es Grecia, es verdad. El peso específico de uno y otro país no es el mismo, es cierto, y por tanto no pueden emplearse las mismas formas en ambos casos.Pero la sustancia, el grado de dependencia con respecto al capital franco-alemán, atenaza por igual Madrid que a Atenas.Los ataques contra España sufridos en las últimas semanas pueden ser sólo el preludio de lo que París y Berlín pueden hacer para mantener su cuota de explotación en España.