Música

La basura de la memoria

¿Alguien entenderí­a que se alabaran las obras de arte de un artista comprometido polí­ticamente un régimen fascista?. Ese es el caso del trabajo del músico Fermí­n Muguruza presentado recientemente: «Pintatxu».

Muchos son los casos de artistas a los que se les ha cuestionado or su posicionamiento en un momento histórico crucial del lado del poder y la represión, y no solo ante la imposición fascista. Es el caso, por ejemplo, del director de cine Elian Kazan, un genial artista que se convirtió en un colaboracionista de la “caza de brujas” en Hollywood. Pero para lo que nos ocupa no solo no son comparables las aportaciones, que es lo de menos, sino la realidad. El arte no solo ha de cumplir un papel revolucionario, de transformación de la sociedad, también colocarse del lado de las víctimas, de la defensa de la libertad frente al fascismo.Durante su gira por México, Muguruza hizo declaraciones que fueron recogidas por los medios de comunicación del país abogando por el papel de Otegi como “el que más ha trabajado por la autodeterminación del País Vasco solamente por vías pacíficas, políticas […] Otegi va a ser la persona que va a poder liderar un proceso democrático y capitalizar toda esa energía, ese ansia de todos estos años que vivimos de conflicto armado para que queden en el pasado y la confrontación sea solamente política”¿Qué valor entonces tienen, no ya el papel de vocero de la banda fascista de Otegi, sino la propaganda activa que Muguruza ha hecho desde los escenarios del terrorismo etarra?, ¿o es que las coreografías con bailarines encapuchados, hachas y serpientes, los “goras” a ETA presentes en sus conciertos ya no importan?. Es de suponer que tienen otro valor cuando el PNV ya no gobierna en Euskadi y otra es la situación de la banda y sus representantes políticos.Escribía Eduardo Galeano en su famoso “libro de los abrazos”: “La dictadura militar, miedo de escuchar, miedo de decir, nos convirtió en sordomudos. Ahora la democracia, que tiene miedo de recordar, nos enferma de amnesia; pero no se necesita ser Sigmund Freud para saber que no hay alfombra que no pueda ocultar la basura de la memoria”.Todo está por hacer en Euskadi. La camarilla de los Arzallus e Ibarretxes no se han dado por vencidos, tan sólo han sido escondidos en algún armario y en un pequeño baúl, mientras esperan mejores condiciones. Las estructuras del régimen nazi-fascista siguen actuando, entre ellas ETA. Y no hay que olvidar que el éxito no está en echar al PNV de la lehendakaritza, sino en que los responsables rindan cuentas ante los tribunales y se desmonte en su totalidad los principales resortes de poder que se han articulado para mantener el régimen durante 30 años. No hay que olvidar a los culpables, hoy por hoy siguen actuando. Pero tampoco debemos olvidar a los que colaboraron o consintieron, porque hoy por hoy también siguen actuando.Son los mismos que hoy “catan” las excelencias del trabajo artístico de Muguruza los que han presentado en sus páginas, ondas y pantallas, a Ibarretxe como un demócrata y a Otegi como un hombre de paz. Claro que tiene esto mucho que ver con la libertad de expresar “todas las ideas, todos los proyectos” y todas las expresiones artísticas. Es el fascismo el que lo impide.

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