Posibles fricciones China-EEUU en 2010

«En 2009 no hubo crisis geopolí­ticas a nivel internacional y los gobiernos de diversos paí­ses estaban ocupados en los asuntos internos. Sin embargo, en 2010, a medida de la recuperación tras la crisis, el mundo se enfrentará a una nueva contingencia, el desafí­o de la aparición del nuevo orden global.»

Países desarrollados versus aquellos en vías de desarrollo, el existente sistema uniolar versus el emergente sistema multipolar, y el actual capitalismo de mercado libre versus el emergente capitalismo estatal. El mayor riesgo de 2010 prevendrá de la siguiente esfera a donde concurren las diversas tendencias: las relaciones entre China y EEUU. “Con la gradual disminución de la presión a que se enfrenta el más importante país del mundo, también se rebaja la presión de EEUU para encubrirse, lo que le permitirá tomar acciones”, dice el informe. (DIARIO DEL PUEBLO) THE WALL STREET JOURNAL.- En una serie de importantes asuntos políticos y económicos, Washington y Brasilia no han coincidido. Brasil tampoco ha demostrado mucho liderazgo a la hora de lidiar con importantes desafíos políticos y de seguridad que afronta la región. Estas conclusiones no implican que EEUU y Brasil no tengan intereses comunes ni que no puedan colaborar para resolver asuntos particulares regionales o incluso globales. Pero sí apuntan a que Washington podría tener que reconsiderar sus presunciones sobre hasta qué punto puede confiar en Brasil para lidiar con problemas políticos y de seguridad en Latinoamérica de modo que sean también compatibles con los intereses estadounidenses China. Diario del Pueblo Euro-Asia Group pronostica posible empeoramiento de relaciones China-EEUU en 2010 El empeoramiento de las relaciones sino-estadounidenses encabeza en la lista de contingencias de 2010 que ha pronosticado la compañía Euro-Asia Group de Estados Unidos en un informe publicado recientemente, afirmando que es inconcebible la idea tentativa del G2 y que empeorarán las relaciones entre China y EEUU. En 2009 no hubo crisis geopolíticas a nivel internacional y los gobiernos de diversos países estaban ocupados en los asuntos internos. Sin embargo, en 2010, a medida de la recuperación tras la crisis, el mundo se enfrentará a una nueva contingencia, el desafío de la aparición del nuevo orden global: los países desarrollados versus aquellos en vías de desarrollo, el existente sistema unipolar versus el emergente sistema multipolar, y el actual capitalismo de mercado libre versus el emergente capitalismo estatal. El mayor riesgo de 2010 prevendrá de la siguiente esfera a donde concurren las diversas tendencias: las relaciones entre China y EEUU. “Con la gradual disminución de la presión a que se enfrenta el más importante país del mundo, también se rebaja la presión de EEUU para encubrirse, lo que le permitirá tomar acciones”, dice el informe. El rotativo The Washington Post enumera las crecientes fricciones comerciales registradas desde septiembre de 2009 entre China y EEUU para pronosticar que las disputas entre ambos países se harán cada vez más graves y que el comercio bilateral será el foco de las mismas, provocada por la decisión estadounidense de recaudar el impuesto del 35 % sobre las llantas importadas de China. La medida en mención que ha sido insignificante en el número total de intercambios, creó indignación en China, que ha lanzado un contraataque. Michael Pettis del Carnegie Endowment for International Peace comenta que es inevitable la escalada de las disputas comerciales entre ambos países en los próximos años, ya que el descenso de la demanda global conduce a la disminución de las exportaciones de los países pertinentes. La exportación global registró un descenso del 9% en 2009, el mayor tras la Segunda Guerra Mundial. Todos los países intentan proteger o aumentar la cuota que les corresponde. DIARIO DEL PUEBLO. 7-1-2010 EEUU. The Wall Street Journal Brasil sigue su propio rumbo Susan Kaufman Purcell Hasta hace poco, el gobierno del presidente Barack Obama asumió que Brasil y Estados Unidos eran aliados naturales que compartían muchos intereses de política exterior, sobre todo en América Latina. Brasil, después de todo, es una democracia amigable con una economía de mercado en crecimiento y valores culturales occidentales. Pronto será la quinta mayor economía del mundo. Hace poco descubrió miles de millones de barriles de petróleo en las aguas profundas frente a sus costas y es un gigante agrícola. También ha progresado mucho en la erradicación de la pobreza. Por ende, parecía natural esperar que a medida que Brasil se volviera "más como nosotros", buscaría jugar un rol más activo y constructivo en el hemisferio y que los intereses políticos y de seguridad de EEUU y Brasil coincidirían en gran medida. Esto parece ahora una ilusión. En una serie de importantes asuntos políticos y económicos, Washington y Brasilia no han coincidido. Brasil tampoco ha demostrado mucho liderazgo a la hora de lidiar con importantes desafíos políticos y de seguridad que afronta la región. Un ejemplo es el rol de Brasil en UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas). Entre los temas que no se trataron en una reunión sobre asuntos de seguridad celebrada en septiembre en Quito figuraron la multimillonaria escalada armamentista en la región, la concesión de refugio y otros tipos de ayuda por parte de Venezuela a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) y la creciente cooperación nuclear entre Irán y Venezuela. En vez de analizar estos temas, Brasil se unió a UNASUR al criticar a Colombia por haber accedido a permitirle a EEUU usar siete de sus bases militares para operaciones contra el terrorismo y contra el narcotráfico dentro de Colombia. El hecho de que Colombia haya estado bajo el ataque de un grupo guerrillero armado apoyado por algunos miembros de la Unión no fue considerado relevante para la decisión de la organización de criticar a Colombia por buscar la asistencia de Washington. Es más, ninguno de los países democráticos de Sudamérica, incluyendo Brasil, ha ofrecido ayuda militar o siquiera apoyo verbal a la asediada Colombia. Otro ejemplo es el cambio de postura de Brasil en lo que se refiere a la importancia de los gobiernos democráticos. Tanto Brasil como EEUU inicialmente se opusieron al derrocamiento del presidente democráticamente electo Manuel Zelaya por parte del ejército de Honduras, a pesar de que Zelaya había violado la constitución hondureña. El interés de Brasil en la democracia de Honduras, sin embargo, no se extiende a Cuba. Tan sólo semanas antes, Brasil votó a favor de retirar la prohibición a que Cuba integre la Organización de Estados Americanos, pese a que la isla caribeña no ha celebrado elecciones democráticas en 50 años. Esta decisión contradice el estatuto democrático de la organización. Brasil tampoco ha tratado de movilizar el apoyo en contra del uso por parte del presidente venezolano Hugo Chávez de las instituciones democráticas para destruir de modo sistemático la democracia de su país. Al contrario, el presidente de Brasil, Lula da Silva, respalda los esfuerzos de Venezuela por unirse a Mercosur (una unión de mercado sudamericana), a pesar de las normas que limitan la membresía a países democráticos. Finalmente, existe el asunto de la aparente falta de preocupación de Brasil respecto a la creciente penetración iraní en América Latina a través de Venezuela. Ya hay vuelos semanales entre Caracas y Teherán que traen pasajeros y cargamento a Venezuela sin pasar por controles de aduanas ni inmigración. Venezuela también ha firmado acuerdos con Irán para transferir tecnología nuclear y se especula que le estaría otorgando acceso a los depósitos de uranio de Venezuela. En lugar de expresar su preocupación por las actividades de Irán en América Latina, Brasil se está acercando a Teherán y espera expandir su comercio bilateral de 2.000 millones de dólares a 10.000 millones en un futuro cercano. Lula acaba de recibir al presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad en Brasil. Lula reiteró su apoyo al derecho de Irán de desarrollar tecnología nuclear para usos pacíficos e insistió en que no hay pruebas de que Irán esté desarrollando armas nucleares. Se pueden desprender varias conclusiones de este comportamiento. En primer lugar, Brasil quiere impedir que EEUU aumente su rol militar en Latinoamérica, una región que considera su esfera de influencia. Segundo, Brasil prefiere proceder en el marco de las instituciones multilaterales que actuar de modo unilateral. Dentro de estas instituciones, Brasil busca integrar a todos los actores regionales, conseguir un consenso y evitar el conflicto y la fragmentación , todos objetivos válidos pero más bien procesales, no sustanciales. Dicho de otro modo, las medidas multilaterales de Brasil en la región parecen conferirle valor a la apariencia de liderazgo en lugar de hallar soluciones reales a las crecientes amenazas políticas y de seguridad que afronta Latinoamérica. Al mismo tiempo, Brasil parece estar cada vez más interesado en ser un actor de peso en el escenario internacional, como queda de manifiesto tras la reciente oferta de Lula de mediar en la búsqueda de una solución del conflicto entre Israel y los palestinos. Estas conclusiones no implican que EEUU y Brasil no tengan intereses comunes ni que no puedan colaborar para resolver asuntos particulares regionales o incluso globales. Pero sí apuntan a que Washington podría tener que reconsiderar sus presunciones sobre hasta qué punto puede confiar en Brasil para lidiar con problemas políticos y de seguridad en Latinoamérica de modo que sean también compatibles con los intereses estadounidenses. THE WALL STREET JOURNAL. 4-1-2010

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