Música

Chupar o morir

El primer en rebelarse «oficialmente» fue Radiohead. Aquí­ en España el caso sonado fue el de La Excepción, después Hombres G, pero a parte de la cantidad de grupos que en los hechos hace tiempo que se rebelaron, el desarrollo de la tecnologí­a en soporte musical y en la red ha provocado que las iniciativas vayan muy por delante de los gigantes discográficas. O cambian o desaparecen.

En este caso la crisis económica no es más que un acelerador de la contradicción que está oniendo patas arriba el sector de la producción y distribución musical.Hasta ahora las condiciones abusivas de contrato que muchos grupos han denunciado permanecerán inalterables y ocultas. La posibilidad de extender una obra por otros medios ha permitido la estampida. Más del 90% de los beneficios se lleva una discográfica. El otro 10% se reparte entre el artista y los intermediarios. Pero al bajar las ventas y no poder encontrar una alternativa rápida al terremoto de las descargas gratuitas en Internet, las compañías han decidido chupar de otro lado, de los conciertos.Lo de Radiohead no solo fue sonado por el hecho de abandonar la discográfica y colgar su disco en Internet de forma gratuita y sometido a las aportaciones voluntarias que quisieran hacer los internautas, sino porque obtuvieron más beneficios que con su anterior disco: 6 euros por descarga frente al 1,4 euros que hubieran sacado a través de la discográfica, 7 millones de euros de 1 millón 200 mil descargas… y número uno de ventas, claro.Nine Inch Nails también anunció que después de 18 años finalmente son libres de ofrecer su música donde y como quisieran. Oasis, Charlatans y Jamiroquai han adelantado que seguirán el ejemplo y venderán sus próximos discos directamente a los fans. Ash regalará las canciones “cuando crea que valen la pena”. Y luego está el caso de Madonna, que ha firmado un acuerdo con una empresa de promoción de conciertos que se encargará de distribuir sus discos. Aunque no se ha deshecho totalmente de los intermediarios, sí que se ha desentendido de su discográfica y llevaba 25 años con Warner.La Excepción también lo tuvieron claro. En una entrevista para esta casa el “Langui” explicaba como en última instancia sus beneficios no iban a verse afectados porque siempre han vivido de los conciertos.En el caso de los Hombre G se propuso a la compañía “rebajar el presupuesto de la grabación del disco por una cantidad mayor que lo que se sacarían por el 5% de mis directos, pero ellos no quisieron". Rebajar presupuestos significa reducir ingresos de alguien, tirar del 5% significa una entrada por la que prácticamente no se ha invertido nada.También SFDK, Los Delincuentes, La Cabra Mecánica o Jarabe de Palo se han subido a este carro, aunque algunos llevan mucho tiempo rodando en él, como es el caso de Vetusta Morla, La Habitación Roja o el propio Loquillo. Las multinacionales han encontrado en el trabajo vivo del artista la nueva fuente de ingresos.Universal, EMI, Sony BMG y Warner controlan el 80% de las ventas de discos en España. Y no solo han decidido coger el camino de exigir entre un 5% y un 20% de los beneficios de los conciertos, sino que Warner ha comprado la promotora Get in, que gestiona las giras de muchos artistas. Algo parecido han empezado a hacer EMI y Sony BMG creando su propia productora. Universal es la única que sigue siendo sólo discográfica.En un reciente informe publicado por Time Online sobre la evolución de beneficios en los últimos cuatro años queda radiografiada cuál es la situación:Los ingresos por derechos de autor en áreas públicas han aumentado un 22%, los ingresos de los artistas en concierto un 170%, y el mismo concepto para las discográficas un 200%. Sin embargo los ingresos por ventas de discos han caído en proporción inversa para ambas partes. Del uso del material grabado, de las rentas, los únicos beneficiados han sido las sociedades de autor por el cobro de derechos.Otra alternativa ha sido la de los programas de escucha gratuita de temas. Uno no puede almacenarlos pero sí escucharlos. Los ingresos entran dominantemente por publicidad y en algunos casos por suscripción. Pero aquí de nuevo aparece el mismo problema: los usuarios se benefician en la medida en la que pueden acceder a las música gratuitamente aunque sin poder conservarla. Pero los artistas son vilipendiados. Recientemente se hizo pública la denuncia de un artista sueco que retiraba sus temas de un servidor de descargas porque ganaba menos en seis mese que un músico callejero en un día.Lo que nos lleva de nuevo al principio. El desarrollo tecnológico está imponiendo nuevas relaciones ante las que los viejos medios ya no sirven. De momento, y es seguro que no ha de cambiar, no parece que puedan ponerse vallas al campo. Pese a los esfuerzos legislativos que pretenda hacer el Gobierno apoyando los intereses monopolistas.Lo que sí aparece como un error de bulto es que los creadores y los usuarios no trabajen conjuntamente ni se planteen alternativas de beneficio mutuo, colocándose en frente a quien verdaderamente tiene los medios y los intereses de exprimirnos a todos saliendo exclusivamente ellos beneficiados.

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