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La austeridad al estilo italiano

Hace dos meses, cuando Mario Monti dejó el cargo de primer ministro de Italia, The Economist opinó que «la próxima campaña electoral va a ser, ante todo, una prueba de la madurez y e realismo de los votantes italianos.» La acción madura y realista, presumiblemente, sería hacer regresar al Sr. Monti –que fue impuesto esencialmente a Italia por sus acreedores– al cargo, esta vez con un mandato democrático real.Bueno, no está nada caro. El partido del Sr. Monti parece probable que sea el cuarto, no sólo está muy por detrás del esencialmente cómico Silvio Berlusconi, sino que va también detrás de un comediante real, Beppe Grillo, cuya falta de una plataforma coherente no le ha impedido convertirse en una poderosa fuerza política.«Si eso no cambia, las elecciones italianas serán sólo un anticipo de una próxima radicalización peligrosa» Es una perspectiva extraordinaria, y que ha provocado muchos comentarios acerca de la cultura política italiana. Pero sin tratar de defender la política del bunga bunga, déjenme hacer una pregunta obvia: ¿Qué es lo bueno, exactamente, de lo que en la actualidad el realismo y la madurez han hecho en Italia o en el conjunto de Europa?Para el Sr. Monti, el procónsul instalado por Alemania para imponer la austeridad fiscal en una economía ya debilitada ha sido la voluntad de perseguir la austeridad sin límite lo que define la respetabilidad en los círculos políticos europeos. Esto estaría bien si las políticas de austeridad efectivamente funcionaran – pero no lo hacen. Y lejos de parecer bien maduros o realistas, los defensores de la austeridad están sonando cada vez más petulantes y delirantes.Considere cómo las cosas debían de estar funcionando en este momento. Cuando Europa empezó su obsesión por la austeridad, funcionarios de alto rango rechazaron las preocupaciones de que recortar el gasto y aumentar los impuestos en economías deprimidas podrían profundizar su depresión. Por el contrario, insistieron, esas políticas realmente impulsarán las economías al inspirar confianza.Pero el hada de la confianza n ha hecho su aparición. Las naciones a as que se ha impuesto una austeridad severa sufrieron profundas crisis económicas, cuanto más dura la austeridad, más profunda ha sido la recesión. De hecho, esta relación ha sido tan fuerte que el Fondo Monetario Internacional, en un singular mea culpa, admitió que había subestimado el daño que inflige la austeridad.Mientras tanto, la austeridad ni siquiera ha alcanzado la meta mínima de reducir la carga de la deuda. En cambio, los países que aplican una austeridad severa han visto cómo la relación entre la deuda y el PIB aumentaba, debido a que la contracción de sus economías ha superado cualquier reducción en los intereses de su deuda. Y debido a que las políticas de austeridad no han sido compensados por políticas expansivas en otras partes, la economía europea en su conjunto –que nunca han tenido una gran recuperación de la recesión de 2008-9– está otra vez en recesión, con un desempleo que va cada vez más arriba.La única buena noticia es que los mercados de bonos se han calmado, en gran parte gracias a la voluntad expresa del Banco Central Europeo a intervenir y comprar deuda pública cuando sea necesario. Como resultado, una crisis financiera que podría haber destruido el euro ha sido evitada. Pero eso es poco consuelo para los millones de europeos que han perdido sus puestos de trabajo y ven pocas posibilidades de que alguna vez vuelvan a tenerlo.Teniendo en cuenta todo esto, se podría haber esperado un poco de reconsideración y examen de conciencia por parte de los funcionarios europeos, algunos toques de flexibilidad. En vez de eso, sin embargo, los altos funcionarios se han vuelto aún más insistente en que la austeridad es el camino verdadero.Así, en enero de 2011 Olli Rehn, vicepresidente de la Comisión Europea, elogió los programas de austeridad de Grecia, España y Portugal, y predijo que el programa griego, en particular, daría resultados duraderos. Desde entonces, el desempleo se ha disparado en los tres países – pero a pesar de ello, en diciembre de 2012 el Sr. Rehn publicó un artículo de opinión con el título «Europa debe mantener el rumbo de la austeridad».Ah, y la respuesta del Sr. Rehn a los estudios que muestran que los efectos adversos dela austeridad son mucho más grandes de lo esperado fue enviar una carta a los ministros de finanzas y al FMI declarando que tales estudios eran perjudiciales, porque estaban amenazando con erosionar la confianza.Lo que me lleva de vuelta a Italia, un país en el que a pesar de su disfunción se ha impuesto de hecho una austeridad sustancial – y ha visto su economía contraerse rápidamente como resultado.Los observadores externos están aterrorizados por las elecciones de Italia, y con razón: aunque la pesadilla de un retorno de Berlusconi al poder no se materialice, una fuerte presencia del Sr. Berlusconi y del Sr. Grillo, o ambas cosas, podrían desestabilizar no sólo a Italia, sino al conjunto de Europa. Pero recuerde, Italia no está sola: la dudosa reputación los políticos está aumentando en todo el sur de Europa. Y la razón de esto que está sucediendo es que los europeos respetables no quieren admitir que las políticas que han impuesto sobre los deudores son un fracaso desastroso. Si eso no cambia, las elecciones italianas serán sólo un anticipo de una próxima radicalización peligrosa.

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