El dominio del capital extranjero sobre los principales monopolios de la Defensa

Industria de Defensa… ¿española?

La industria de Defensa "nacional" tiene muy poco de española. Su propiedad es abrumadoramente extranjera, con -para sorpresa de nadie- predominio del gran capital norteamericano

Para defender el aumento de 10.471 millones en gasto militar, Pedro Sánchez afirma que “el 87% de esta inversión se destinará a empresas españolas”. Lo que, según el presidente, contribuirá al crecimiento económico y creará puestos de trabajo.

Pero la realidad es que diversos estudios nos desvelan que entre un 64% y un 75% de lo que se nos presenta como “industria española” de Defensa está bajo control extranjero. Con una posición en muchos casos dominante del capital norteamericano.

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¿En manos de quién?

El del automóvil es uno de los principales sectores industriales en España. Somos el segundo productor europeo y el octavo mundial. Exportando más de 2 millones de vehículos al año.

Su producción aparece dentro del apartado de “industria española”… pero el 100% de sus grandes monopolios son extranjeros.

Algo parecido sucede con la llamada “industria española de defensa”. Contribuye con 10.609 millones al PIB, creando 121.029 empleos. Y está en un proceso de crecimiento y expansión.

Somos uno de los principales productores de armamento del mundo. Las exportaciones militares desde España han aumentado un 29% en el periodo de 2020 a 2024 respecto al lustro anterior. Y figuramos en noveno lugar en el ranking mundial de exportadores de material bélico.

En España existe una importante industria de defensa. No hay duda. ¿Pero en manos de quién está?

Vayamos al último informe presentado por el Ministerio de Defensa. Registra 259 empresas en el sector de la producción de material bélico. Solo 27 son matrices de compañías extranjeras, y únicamente un 13% de todas las empresas tienen presencia de capital extranjero… Pero controlan un 64% de todas las ventas del sector, dos de cada tres euros. En 2009 era el 50%… ahora suponen 14 puntos más.

A pesar de ser una minoría, el capital extranjero controla los gigantes de la industria de la defensa en España, ejerciendo una influencia decisiva en un sector especialmente sensible, y quedándose con la mayor parte del dinero.

Otros estudios han elevado un poco más ese umbral de control del capital foráneo sobre la industria de defensa en España, afirmando que el 75% está en manos extranjeras.

Un 75% de la industria de defensa en España está en manos extranjeras

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Gigantes con dueños extranjeros

A través del control sobre los gigantes de la industria de defensa en España una buena parte del aumento en gasto militar acabará en el complejo militar industrial norteamericano.

El anuario “Spain Defence and Security Industry” Eleva a 553 las empresas del sector de la Defensa radicadas en España. El 83% de ellas son pymes con menos de 250 empleados. Pero quien lleva la voz cantante son los grandes conglomerados.

El 70% de la producción está concentrada en solo 20 compañías. Y es enorme el peso de los cuatro monopolios más grandes: Airbus, Indra, Navantia y Santa Barbara Sistemas.

De estos gigantes solo uno está totalmente en manos españolas: Navantia. El 100% de su capital está en manos de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). Es española, y de propiedad pública.

Santa Bárbara, una empresa de armamento española con siglos de historia, es totalmente norteamericana. En 2001 pasó a ser propiedad de General Dynamics, uno de los mayores monopolios norteamericanos de la Defensa. Junto a Lockheed Martin, Raytheon Tecnologies y Northorp Grumman forma el cuarteto que domina la producción de armamento en la superpotencia.

Ahora, los nódulos del complejo militar industrial norteamericano controlan totalmente una de las mayores empresas de Defensa en España. Santa Bárbara es uno de los principales contratistas del ejército español, y hoy participa en dos de los más jugosos pedidos que se financiaran con el aumento del gasto militar: la fabricación del vehículo blindado 8×8 Dragón o la modernización de los tanques Leopard 2E.

¿Y qué sucede con los gigantes de la Defensa que se nos presentan como de “propiedad española”?

Indra es el “campeón nacional” del sector. Su mayor accionista es el Estado, a través de la SEPI, con un 28% del capital. Pero en 2022 irrumpió en su accionariado Amber Capital, el fondo norteamericano que también es propietario de PRISA. Empezó con un 4,2% del capital y ahora posee un 7,24%.

El tercer accionista de Indra, SAPA, es una empresa vasca, pero asociada con el fondo norteamericano Bain Capital, que domina el 80% de ITP Aero, que tiene previsto entrar en el accionariado de Indra´.

No es el único representante del capital extranjero en Indra. El tercer accionista, SAPA, es una empresa vasca, pero asociada con el fondo norteamericano Bain Capital, que domina el 80% de ITP Aero, que tiene previsto entrar en el accionariado de Indra´.

Si sumamos todas esas participaciones un tercio del capital de Indra -más que la participación de la SEPI- está en manos foráneas. Y en él juegan un papel clave otros fondos norteamericanos más poderosos que Amber Capital, como Fidelity.

Y concluyamos este viaje por los gigantes de la defensa en España con Airbus. Es el mayor monopolio del sector, resultado de una alianza en Francia, Alemania y España, que se nos presenta como emblema de la industria europea.

La participación española apenas llega al 5,5% del capital. Y la suma de la alemana y francesa solo llega al 49,8%. El resto se agrupa bajo el epígrafe de “accionistas minoritarios”, donde se esconden fondos norteamericanos como BlackRock, Goldman Sachs, Capital Reserch, TCI Fund, EuroPacific… La participación de todos estos centros de Wall Street en Airbus alcanza el 21,77%… Cuatro veces más que la española. Y muchos analistas advierten que en realidad es mayor.

Junto a estos cuatro gigantes hay una lista de grandes monopolios extranjeros que también ocupan un lugar preponderante en la industria de defensa radicada en España. Son Rheinmetall Expal, MBDA, Thales, Capgemni, GMV A&D, CIAC, Inetum…

En Airbus, el “gigante europeo”, el capital norteamericano es cuatro veces mayor que el español

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Más dependientes, más expolio

Los hechos son contundentes: lo que se nos presenta como “industria española de defensa” está en realidad en manos extranjeras. Con una importante presencia de las dos grandes potencias europeas en la industria bélica, Francia y Alemania. Pero también con una decisiva cuota del gran capital norteamericano.

Santa Barbara, una histórica empresa de defensa, y uno de los principales contratistas de ejército español, es propiedad de General Dinamycs, uno de los gigantes del complejo militar industrial de EEUU.

Esta es una cuestión capital que permanentemente se nos oculta. En ella hay un aspecto económico. El salvaje aumento del gasto militar aprobado por el gobierno, bajo la presión de EEUU y la OTAN, va a ir en gran parte al complejo militar industrial norteamericano. Porque hay firmados importantes pedidos con empresas estadounidenses, valorados en casi 20.000 millones de euros. Y porque lo que se adjudique a la “industria española” también acabará, vía propiedad de acciones, en las cuentas de la superpotencia.

Pero hay también una importante cuestión política. El control extranjero, y fundamentalmente norteamericano, sobre la industria de defensa, aumenta nuestra dependencia militar. Más expolio y más dependencia.

La entrada masiva de capital extranjero en la industria de defensa española empezó en el año 2.000, cuando se privatizaron tres gigantes públicos del sector como Santa Barbara, Casa -ahora en Airbus- e Indra. Y ha dado un nuevo salto en los últimos tres años, al calor del anuncio de un aumento en los presupuestos militares.

El gobierno maniobra para que Indra adquiera Santa Barbara, presentándolo como una jugada para blindar a la industria nacional. Pero adjudica jugosos contratos a Santa Barbara, propiedad de General Dinamycs. Y nos oculta que un tercio de Indra está en manos extranjeras.

Necesitamos una industria de defensa en manos nacionales, y no de centros extranjeros. Pero la realidad que hoy sufrimos es exactamente la contraria.

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