Inglaterra inicia explotación petrolera en las Malvinas

Historia de una infamia

Hace pocos dí­as empezó su trabajo la plataforma petrolera Ocean Guardian en el área norte de Malvinas a cargo de la empresa británica Desire Petroleum (en busca de 12 millones 600 mil barriles, aunque algunos expertos calculan que la exploración sobrepasarí­a los 60 millones). Además este expolio no se detendrá en el archipiélago. Está previsto por el gobierno inglés expandirse hacia las posibles fuentes de recursos naturales a lo largo del corredor atlántico.

Cuando en 1833, el Reino Unido arrebató las Malvinas como arte de su expansión colonialista, expulsó a la población originaria y prohibió su retorno. La población fue entonces reemplazada por ocupantes de origen británico. Desde ese entonces la Argentina reclama las islas, que están ubicadas a tan sólo 450 kilómetros de la costa sur de Argentina, como parte de su legítimo territorio. Aunque han sido descubiertas ingentes cantidades de crudo, para el Reino Unido las Malvinas tienen principalmente un extraordinario valor geoestratégico y militar. Desde la usurpación de este territorio en 1833, el imperio británico otorgó a las Malvinas el valor geoestratégico que les correspondía y que, en los tiempos que corren, no ha hecho más que incrementarse. Las Malvinas fueron y son el soporte de la presencia colonial inglesa en el Atlántico Sur, y la plataforma de proyección de poder hacia la Antártida y el Pacífico a través de los pasos oceánicos. Durante los últimos años de ocupación, desde el fin de la guerra de las Malvinas en 1982, la isla se han convertido en una fortaleza militar: equipada con dispositivos de defensa de alta ejecución como fragatas de misiles, defensas antiaéreas, aviones caza de última generación y más de 1500 efectivos con la última tecnología militar. Como señala el periodista Sebastián Zurutuza “Las Malvinas han sido re-jerarquizadas en el pensamiento geoestratégico inglés. En 2009 Londres presentó ante la ONU la ampliación de la plataforma continental submarina de las islas… que si bien será desestimada por existir una disputa con Argentina, sienta un precedente notable. Dentro de esa “gran estrategia” se cuentan otros territorios de ultramar en la cuenca atlántica: el islote Hatton Rockall (Atlántico Norte) cuyo subsuelo es rico en gas y petróleo, y es disputado con Islandia y las Islas Faroe, y las islas Santa Helena y Ascensión (Atlántico Central) que Brasil también reclama. Sobre todos estos territorios Londres presentó la ampliación de la plataforma continental en 2009.” (Malvinas y petróleo, 08-03-2010). Por otra parte, a la Argentina le quedan pocos años en reservas de combustible y si contara con el petróleo en el archipiélago su situación actual cambiaria drásticamente. Indignación regional y nacional De acuerdo con la indignación de todo el pueblo argentino, el gobierno de Cristina Fernández ha denunciado el inicio de las explotaciones petroleras inglesas en las Malvinas como una violación a su soberanía sobre las Islas y sus aguas circundantes. Durante estos días toda la sociedad Argentina recuerda con amargura la guerra de 1982, que duró 74 días y cobró la vida de 649 soldados argentinos y 255 británicos. Coincidiendo con el inicio de las excavaciones, el Gobierno de Argentina decidió que todos los barcos que surquen sus aguas jurisdiccionales están obligados a solicitar un permiso a Buenos Aires, bajo decreto, para dirigirse a Las Malvinas. Por otra parte, el rechazo de todos los países de la región a las excavaciones británicas ha estado a la altura de las circunstancias. Una de las primeras resoluciones de la Cumbre de la Unidad celebrada recientemente en México, fue un apoyo total a la postura Argentina. Los 32 países presentes definieron su total apoyo a la soberanía de Argentina sobre Las Malvinas y en segundo lugar, su rechazo a las actividades de exploración de petróleo británicas en el archipiélago. Al cierre de la Cumbre en Cancún el presidente de Brasil, Lula da Silva, deploró que el Reino Unido se apodere de recursos que están a 14.000 km de distancia y cuestionando que el Consejo de Seguridad de la ONU no haya hecho cumplir sus resoluciones de iniciar conversaciones sobre la soberanía. Es en la violación de la soberanía y la dimensión geoestratégica como los países de la región consideran las excavaciones petroleras inglesas en las Malvinas. Si para algo debe servir esta nueva agresión imperial inglesa es para fortalecer los lazos de unidad de Iberoamérica y en un futuro no muy lejano crear las condiciones militares y políticas defensivas para repeler los inevitables ataques que preparan los centros de poder mundial. La Guerra de las Malvinas “El 2 de abril de 1982 fueron recuperadas para la soberanía nacional las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur. La bárbara agresión del imperialismo inglés, posterior a este acto, impuso a la Argentina una guerra nacional que duró hasta el 14 de junio. La guerra de Malvinas conmovió profundamente a la sociedad argentina, a todo el pueblo. Todo lo que se ha hecho después para que se olvide la guerra, para desmalvinizar, tiene que ver con la profundidad de los sentimientos que se removieron con motivo del desembarco argentino en las islas, de la agresión inglesa posterior y de la lucha contra esa agresión. Nunca como entonces apareció tan claro para las masas que la Argentina es un país dependiente que tiene una parte de su territorio sometido a dominio colonial. Y que es un país disputado por las grandes potencias.(…) La guerra por el dominio y la soberanía sobre las Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur produjo un cambio sustancial en la política nacional. Fue una guerra justa desde el punto de vista nacional; desde el punto de vista de la contradicción del mundo moderno entre los países imperialistas, opresores, y los países dependientes, oprimidos. La Argentina, un país de un olvidado rincón del mundo, se atrevió a levantarse en armas para recuperar un pedazo de su territorio en manos del imperialismo inglés. El poder estaba en manos de una dictadura prooligárquica y proimperialista, pero, al igual que en 1806 y 1807 con las invasiones inglesas –cuando vivíamos oprimidos por el virreinato colonial español–, el pueblo supo ubicar a su enemigo principal, por encima del carácter tiránico del gobierno y las pretensiones de la dictadura militar de utilizar la guerra para blanquear los 30.000 detenidos-desaparecidos e intentar perpetuarse en el poder (…) Miles de jóvenes combatientes (soldados, suboficiales y algunos oficiales patriotas) enfrentaron con las armas en la mano la agresión del imperialismo inglés: 648 patriotas dieron su vida regando con su sangre nuestras islas y mares adyacentes. Las masas protagonizaron la mayor movilización de este siglo. Masas que tomaron conciencia, abruptamente, de la realidad de la Argentina como un país oprimido y débil; un país que interesa a las potencias imperialistas fundamentalmente por su posición estratégica en el Atlántico Sur; un país que tiene como amigos verdaderos a los países de América Latina, Asia y África, a sus pueblos y a la clase obrera mundial, que fueron los que nos apoyaron, incondicionalmente, en la ocasión. Si esa solidaridad no fue más efectiva, como ocurrió también con la oleada patriótica que conmovió al país, fue por la línea que siguió la dictadura, inversa a la que requería una guerra nacional. (…)” (La Guerra de Malvinas. Extracto del Programa del Partido Comunista Revolucionario de la Argentina, julio de 2004)

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