«Después de que Barack Obama asumiera al poder, las relaciones entre China y EEUU ha tenido un buen comienzo. Sin embargo, recientemente EEUU ha tomado una serie de medidas que perjudica los intereses fundamentales de China y que ensombrece las perspectivas de las relaciones bilaterales»
Los dos aíses se encuentran en una situación internacional que registra enormes cambios y reajustes y en la que se están operando profundos y complicados cambios en lo referente al estatus quo, la influencia y el papel de ambos en el terreno internacional. Estos cambios afectarán las relaciones de ambos países. Otro factor de influencia trascendental sobre las relaciones de los dos países consiste en el cambio de la correlación de sus fuerzas. Durante un largo periodo de tiempo en el pasado, el poderío nacional integral de los EEUU era mucho mayor que el chino. EEUU siempre aprovechaba esta situación para dirigir las relaciones con China y presionarla. Sin embargo, el pueblo chino no se resigna ni transige en los asuntos relacionados con los intereses fundamentales del país. El pueblo chino aprecia la amistad y cooperación con otros países y sus pueblos, pero aún más el derecho de independencia y autodeterminación que ha conseguido durante la prolongada lucha. Ningún país extranjero logrará que China sea un país vasallo. (DIARIO DEL PUEBLO) THE NEW YORK TIMES.- La andanada de quejas en Washington acerca de la manipulación china de su moneda –y el silencio ensordecedor en casi todas partes– puede llevar a pensar que esto es sólo un problema norteamericano. No lo es. La decisión de China de basar su crecimiento económico en la exportación de bienes deliberadamente subvaluados amenaza a las economías de todo el mundo. Se están generando enormes déficit comerciales en los Estados Unidos y Europa. Peor aún, está desplazando a las exportaciones de otros países en desarrollo, amenazando sus esperanzas de recuperación. China. Diario de Pueblo Hay que tener plenamente en cuenta la situación de las relaciones China-EEUU Después de que Barack Obama asumiera al poder, las relaciones entre China y EEUU ha tenido un buen comienzo. Sin embargo, recientemente EEUU ha tomado una serie de medidas que perjudica los intereses fundamentales de China y que ensombrece las perspectivas de las relaciones bilaterales. Al dar una mirada retrospectiva a la trayectoria del desarrollo de las relaciones sino-estadounidenses, no se siente extrañeza ni sorpresa por los actuales problemas. Durante los últimos 30 y tantos años, las relaciones bilaterales casi no han experimentado ningún periodo de desarrollo auténticamente satisfactorio, sino que han tropezado con múltiples problemas, lo que las obliga a avanzar en forma zigzagueante y en medio de altibajos. La situación ha mostrado la esencia y la característica de estas relaciones. China y EEUU son dos grandes países de importancia a nivel mundial. Comparten crecientes puntos en común, mientras tanto, tienen no pocas complicadas divergencias. Por una parte, comparten los intereses comunes o que no excluyen uno a otro, y por la otra, existen entre ellos conflictos de intereses reales. La búsqueda de intereses han obligado a ambos países a colaborar y coordinarse activamente, y las controversias y contradicciones los conducen a las disputas y fricciones. Todo esto ha definido la doble característica de las relaciones de ambos países. Cuando los dos prestan importancia a la cooperación y aúnan los esfuerzos en busca del mejor punto de convergencia de sus intereses, sus relaciones se desarrollan sin contratiempo. Cuando las divergencias se hacen prominentes, aparecen problemas y reveses. La cooperación y coordinación constituyen lo principal de las relaciones bilaterales, y las controversias y fricciones, el fenómeno secundario. Sin embargo, si no se trata de manera adecuada éste último, se convertirá en contradicciones principales, capaces de causar graves daños a las relaciones de ambas partes. Esta situación ha aparecido en varias ocasiones en el pasado. Las experiencias históricas han corroborado que el fortalecimiento y desarrollo de lo positivo y el control y disminución de lo negativo constituyen la clave para garantizar el desarrollo sano y estable de las relaciones bilaterales. Hay que ser consciente que los esfuerzos aunados de ambos países han sentado una base más gruesa que nunca para las relaciones bilaterales y que se enfrentan a mejores y más amplias perspectivas para desarrollar sus relaciones. Se han operado importantes cambios en el evalúo recíproco en lo estratégico. China abriga sincero deseo de desarrollar las relaciones de cooperación plena y activa con EEUU y nunca intenta oponerse a EEUU, ni siquiera desafiarlo. A pesar de que hay personas en EEUU que siempre toman a China como “enemiga” y “adversaria” y que persisten en la ideología de la Guerra Fría para inventar y divulgar la “teoría de la amenaza china”, la abrumadora mayoría de los estadounidenses, incluidos los políticos clarividentes, son cada vez más profundamente conscientes de que para EEUU, China es socia de cooperación en vez de enemiga. Por otra parte, se han realizado contactos e intercambios entre los líderes y las masas populares de ambos países. Se ha profundizado el conocimiento y la compresión recíprocas, lo que reviste un significado trascendental para las relaciones bilaterales. Por último, ambos países han disfrutado de beneficios reales en el continuo fortalecimiento de la cooperación pragmática, siendo los segundos mayores socios comerciales. EEUU es el principal inversor en China, que también ha aumentado su inversión en EEUU y se ha convertido en el mayor poseedor de títulos del Tesoro de EEUU. Se ha incrementado la complementariedad económica y comercial entre ambos países y está tomando cuerpo la estructura de apoyarse el uno en el otro, beneficiarse recíprocamente y lograr el desarrollo común. Durante un largo periodo de tiempo en el pasado, ambos países tenían divergencias relativamente enormes, poco consenso y mucho menos cooperación en lo referente a los problemas internacionales. A medida del desarrollo de la situación mundial, han venido aumentando los intereses idénticos o similares de ambas partes y se ha venido ampliando la colaboración en este terreno. En los recientes años, se han incrementado notablemente las consultas y cooperación en la lucha antiterrorista, la prevención de la proliferación nuclear, el mantenimiento de la paz regional y otros problemas, en particular, son notablemente necesarias la coordinación y cooperación en las cuestiones globales de importancia como el cambio climático, la reforma del sistema de administración económica global. La cooperación bilateral en el terreno internacional forma parte importante y es un nuevo punto de sostén para las relaciones de ambos países. Ambos países tienen divergencias en lo referente a las metas estratégicas, las políticas, la ideología y otros aspectos y todavía existe desacuerdo en los puntos de vista y medidas para resolver algunos asuntos concretos. Sin embargo, el hecho nuevo consiste en que la responsabilidad internacional que asumen los dos países, así como los intereses comunes que comparten en diversos aspectos, los han hecho partes interesadas en múltiples aspectos. Esto constituye una premisa de importancia para promover la cooperación bilateral en el terreno internacional. Los dos países se encuentran en una situación internacional que registra enormes cambios y reajustes y en la que se están operando profundos y complicados cambios en lo referente al estatus quo, la influencia y el papel de ambos en el terreno internacional. Estos cambios afectarán las relaciones de ambos países, lo que les exige hacer una evaluación concienzuda de sus intereses desde un nuevo ángulo, desarrollar sus relaciones a base de un nuevo concepto e incrementar la cooperación en beneficio mutuo. Otro factor de influencia trascendental sobre las relaciones de los dos países consiste en el cambio de la correlación de sus fuerzas. Durante un largo periodo de tiempo en el pasado, el poderío nacional integral de los EEUU era mucho mayor que el chino. EEUU siempre aprovechaba esta situación para dirigir las relaciones con China y presionarla. Sin embargo, el pueblo chino que había sufrido de la humillación foránea no se resigna ni transige en los asuntos relacionados con los intereses fundamentales del país. Tal como señaló Deng Xiaoping, el pueblo chino aprecia la amistad y cooperación con otros países y sus pueblos, pero aún más el derecho de independencia y autodeterminación que ha conseguido durante la prolongada lucha. Ningún país extranjero logrará que China sea un país vasallo, ni desea que China permita perjudicar los intereses de su país. Para decirlo francamente, China no se resignó ante la presión estadounidense ni en tiempos cuando era relativamente débil, ni lo hace cuando se ha fortalecido su fuerza para salvaguardar los intereses del país. China seguirá persistiendo en su camino de desarrollo pacífico, se esforzará por la paz, desarrollo y cooperación del mundo y promoverá la construcción de un mundo armonioso con la paz permanente y prosperidad común. El desarrollo de China es beneficioso para el mundo, también para los EEUU. EEUU debe reconocer acertadamente el desarrollo de China y aprender a tratar las relaciones con China a base de igualdad y respeto. Las relaciones sino-estadounidenses no son unas simples relaciones bilaterales, sino un importante factor para salvaguardar la paz y seguridad del mundo y promover el desarrollo global. La evolución de la situación internacional ha dado origen a una serie de problemas a nivel global, lo que constituye un desafío al que se enfrentan ambos países. El incremento de la responsabilidad internacional y los intereses comunes que comparten necesitan que ambos países fortalezcan su cooperación. Las buenas relaciones bilaterales están acorde con los intereses fundamentales de ambos países y sus pueblos, y benefician la paz, estabilidad y desarrollo de Asia y el Pacífico así como del mundo. La Cooperación sino-estadounidense beneficia a ambas partes y el mundo, y la confrontación de ambos perjudica a todos, tanto en el pasado como en la actualidad. Esta es la situación general de las relaciones entre China y EEUU. Ambas partes deben considerar la situación general desde el ángulo estratégico, tratar sus relaciones con clarividencia, resolver las divergencias de manera adecuada y esforzarse por la promoción de las relaciones bilaterales de cooperación general, y al mismo tiempo edificar junto con otros países el siglo XXI. DIARIO DEL PUEBLO. 18-3-2010 EEUU. The New York Times ¿Escuchará China? La andanada de quejas en Washington acerca de la manipulación china de su moneda –y el silencio ensordecedor en casi todas partes– puede llevar a pensar que esto es sólo un problema norteamericano. No lo es. La decisión de China de basar su crecimiento económico en la exportación de bienes deliberadamente subvaluados amenaza a las economías de todo el mundo. Se están generando enormes déficit comerciales en los Estados Unidos y Europa. Peor aún, está desplazando a las exportaciones de otros países en desarrollo, amenazando sus esperanzas de recuperación. Después de pasar ligeramente sobre el tema de China, el presidente Obama prometió el mes pasado "ser más duro" sobre la moneda barata de China. El lunes, 130 miembros del Congreso enviaron una carta al secretario del Tesoro, Timothy Geithner, exigiendo que el gobierno Obama designe a China como manipulador de su divisa en su informe al Congreso el mes próximo. El martes, un grupo bipartidista de senadores presentó un proyecto de ley destinado a presionar a la administración. Esto facilitará el camino a la imposición de barreras comerciales de represalia contra productos chinos. Hasta la fecha, China ha sido desafiante. El domingo, después de la clausura de la Asamblea Popular Nacional anual, el primer ministro Wen Jiabao, rechazó las imputaciones estadounidenses como "un tipo de proteccionismo comercial" y dejó claro que no tenía ninguna intención de hacer algo diferente. Desde 2003, el banco central de China ha estado comprando grandes cantidades de dólares para mantener el valor de su moneda, el renminbi, artificialmente bajo frente al dólar. China retrocedió ligeramente en 2005, permitiendo que su moneda se apreciara lentamente desde 8,25 renminbis por dólar a alrededor de 6,83 renminbi en 2008. Con la recesión mundial, China pisó el freno con el fin de proteger sus exportaciones. El renminbi se ha mantenido en alrededor de 6,83 desde entonces, y el dolor se ha hecho sentir en países tan distantes como México y la India. La intervención de Beijing es un ejemplo de libro de la devaluación competitiva que empobrece al vecino prohibida por la Carta del Fondo Monetario Internacional. El reto ahora es cómo persuadir a China a por lo menos moderar su estrategia sin desatar algo aún más destructivo. A medida que el nivel de decibelios ha aumentado en Washington, las autoridades chinas han advertido implícitamente que podría tomar represalias por el dumping de los bonos del Tesoro echando mano de los 2,4 billones de dólares de su banco central. Esto sería arriesgado para ambos países. La medida podría debilitar al dólar y reducir el valor de las participaciones de China. Los Estados Unidos podrían resistir una oleada de ventas, o incluso beneficiarse de la caída en el valor del dólar, pero cualquier medida precipitada podría afectar aún más a los nerviosos mercados financieros. Y Beijing tiene otras posibles armas, como los aranceles y cuotas. No hay ninguna garantía de racionalidad en estos enfrentamientos. Las consecuencias de una guerra comercial se sentirían en todo el mundo. Tiene mucho más sentido resolver el problema en un marco multilateral, en el que China no podría presentarse como un débil combatiente honrado contra el poder arbitrario de América. Las represalias, o incluso las amenazas, podrían tener una mayor legitimidad si fueran parte de un acuerdo multilateral y hechas en la escena mundial. Una forma sería la de presionar al FMI a pronunciarse oficialmente sobre si China está rompiendo las normas y manipulando su tipo de cambio. Eso es parte del trabajo del Fondo, aunque ha preferido no asumir el reto. A China le resultaría mucho más difícil rechazar la determinación del FMI que cualquier crítica americana. Se podría abrir la puerta a otras naciones comerciales agraviadas y eventualmente recurrir a la justicia en la Organización Mundial del Comercio. Incluso antes de eso, sería útil que algunos otros países –sin duda los de la Unión Europea, pero tal vez los aspirantes a jugadores incluidos la India y Corea del Sur– comenzaran a hacer público la causa de que un renminbi barato les hace daño también. Las maltratadas economía del mundo, sin duda, no pueden de ninguna forma absorber las exportaciones de China subvencionadas con una política monetaria barata. Cuanto mayor sea el número de países que digan esto, más probable es que Pekín considere cambiar de rumbo, y menos probable que este desacuerdo se extienda a una lucha que nadie puede ganar. THE NEW YORK TIMES. 16-3-2010