Puigdemont recibe la visita de Ibarretxe y Otegi

Halloween en Waterloo

En política también hay “muertos vivientes”. Son los representantes de proyectos políticos triturados, y que se ven obligados a esconderse o sencillamente son recluidos en el olvido. De vez en cuando salen de su cripta y desprenden el hedor provocado por su estado de putrefacción.

En Waterloo, donde Puigdemont ha fijado la sede de la “Casa de la República”, se han reunido unos cuantos. No ha sido algo tétrico. No han dado miedo a nadie. Más bien se ha parecido, por las fechas en que han aparecido, a una fiesta de Halloween poco imaginativa.

Primero acudió a visitar a Puigdemont el ex lehendakari Juan José Ibarretxe. Cuando era un ser político vivo, Ibarretxe intentó imponer un plan que, como hicieron los nazis en el estatuto de Nuremberg, retiraba la condición de ciudadano vasco a quien no aceptara segregarse de España y seguir los dictados del aranismo más abyecto.

Luego fue Otegi quien se presentó por Waterloo, ese personaje a quien algunos están empeñados en presentar como “el hombre que trajo la paz a Euskadi”. Si se refieren a la misma “no violencia” que defendió un genocida como Kissinger y que le valió el Nobel de la Paz, tienen razón. Porque Otegi era un lugarteniente de la banda de pistoleros fascistas cuya misión era amedrentar a los vascos, arreando el árbol para que los Ibarretxe pudieran recoger las nueces. Pero ahora, a pesar de que sigue haciendo apariciones esporádicas, es sustancialmente otro muerto político viviente. Todo lo que Otegi representaba fue felizmente barrido por la movilización de las víctimas, de la rebelión democrática, en Euskadi y en el resto de España.

Puigdemont no desentona ante estos compañeros. Hay que agradecerle que haya elegido Waterloo, símbolo de la derrota, para su “Casa de la República”. Las cosas quedan así más claras. Porque las vías unilaterales que dice seguir defiendo pertenece más al mundo de los muertos políticos que de los vivos

Todos juntos, Puigdemont, Ibarretxe y Otegi, parecen una edición española de “The walking dead”, pero con una vis cómica. Porque lo que es miedo ya no son capaces de dar ninguno de ellos.

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