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Grecia en el euro: la cuestión está planteada

¿Qué mosca ha picado a George Papandreou? ¿El primer ninistro griego realmente quiere dar la razón a Alemania, y a otros, que lamentan la presencia de su país en la zona euro? Al anunciar, el lunes, en la noche del 31 de octubre, sin avisar a sus socios europeos, su intención de someter a referéndum el plan de rescate del euro aprobado hace una semana, el jefe del gobierno griego renueva, en todo caso, la fuerza de una tormenta que podría volver a llevárselo todo.Sabíamos desde el principio, lo frágil del compromiso de Bruselas . El acuerdo, complejo, al que habían llegado la noche del miércoles al jueves los líderes de la zona del euro estaba minado de muchas bombas de relojería, muchos «pasajes en blanco» – el compromiso «voluntario» de los bancos, los planes de recuperación prometidos por los países híper endeudados, el papel y los recursos del Fondo de apoyo financiero, el margen de maniobra del BCE también.

También sabíamos que la aplicación del acuerdo no sería fácil. En plena tormenta, el BCE, de hecho la única institución realmente federal de la Unión, ha cambiado de capitán. ¡Lo que faltaba! Pero así son los estatutos, los tratados lo requieren. No podemos apartarnos de ellos. No se trata de un menosprecio, sin embargo, al italiano Mario Draghi, el sucesor el primer martes de noviembre de Jean-Claude Trichet, sino de preocupación por el calendario. La conducción de un barco tan pesado como el BCE, en aguas muy agitadas, requiere la fijación de un rumbo claro, el dominio de la maquinaria de la UE y el arte de la comunicación en todas las direcciones, con los políticos, los mercados y el hombre de la calle. En resumen, un jugador tan importante en la crisis como el jefe del BCE debe tener una credibilidad indiscutible. Pero no se construye en un día.El anuncio del lunes en Nueva York de la quiebra de MF Global, la mayor quiebra de una institución financiera en los Estados Unidos desde el colapso de Lehman Brothers, víctima de tener demasiada exposición a deuda de algunos países europeos demuestra al mismo tiempo que el acuerdo del 27 de octubre no sirve, por sí mismo, para detener el contagio.Al ofrecer a someter a votación popular el plan europeo, Papandreu ha hecho una apuesta loca (…) Todas las fuerzas políticas lo aprobarán, los griegos, una vez informados, también, afirma. Pero esto no es lo que se dice, por ahora, en la calle ni en las encuestas. Cuesta imaginar que un pueblo esté de acuerdo, por unanimidad, con una purga tan violenta como la propuesta. ¿Papandreou ha lanzado entonces el referéndum para una renegociación a escala europea? No nos lo podemos creer. Esta no es la manera en que Europa debe trabajar. El estalildo de Atenas abrirá hasta enero, al menos, un nuevo período de incertidumbre, lo peor. Y plantea la cuestión de si Grecia tiene su lugar en la zona euro.

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