Joan Ramón Laporte, director del Institut Catalí  de Farmacologia

Farmacólogos contra farmacéuticas

Reproducimos, por su interés, extractos de la entrevista a Joan Ramón Laporte, director del Institut Catalí  de Farmacologia, un experto comprometido con la lucha contra la medicalización social. La revista del ICF, el «Butlletí­ Groc», se ha hecho eco de la alerta del Consejo Europeo. (El Periódico, 20 de diciembre de 2015)

¿Es posible crear la necesidad de un fármaco?

Claro que sí. Antes existía una cláusula a nivel de la UE que exijía demostrar, antes de autorizar un nuevo fármaco, que era necesario para la salud de la población. España nunca la aplicó. Si por necesario se entiende un medicamento que aporta un elemento terapéutico distinto de lo anterior, es evidente que se aprueban cientos de fármacos que no son ni nuevos ni necesarios. En España se comercializan hasta 30 antiinflamatorios diferentes, de distinta marca pero con el mismo efecto. Centenares de marcas de omeprazol [protector gástrico], de amoxicilinas [bronquiales] y de fluoxetinas [antidepresivo], por citar algunos. «El Sistema Nacional de Salud está secuestrado por intereses privados»

¿Esos fármacos se recetan y alguien los toma?

Por supuesto. Están comercializados. Se exageran síntomas de enfermedades y los médicos recetan en consecuencia. Por ejemplo, ponen en tratamiento con antidepresivos a personas a las que se les ha muerto un familiar y prolongan el duelo más de 15 días. O la ya conocida medicación masiva de personas con hipertensión ligera, colesterol por encima de unos niveles cambiantes, cuando se sabe que el colesterol protege las neuronas… Todo eso es prescindible.

¿Un ejemplo de medicación innecesaria?

La diabetes es un buen ejemplo. Es la enfermedad que en estos momentos mueve más dinero, globalmente hablando, por el número de personas tratadas. En relación al coste individual de las sustancias, les ganan los medicamentos contra el cáncer. Se están comercializando multitud de fármacos hipoglucemiantes, dirigidos a los diagnosticados de diabetes tipo dos, la de los adultos, que no tienen un efecto práctico probado, ni eficacia demostrada sobre los niveles de glucosa.

¿Con qué consecuencias?

Causan numerosos efectos indeseados. Los medicamentos pueden provocar cualquier tipo de enfermedad: infarto, arritmias, hipertensión, alteraciones neurológicas… Estudios de EUU, Francia, Alemania y España constataron que los medicamentos son la cuarta causa de muerte en Occidente, después del infarto, el ictus cerebral y los cánceres.

¿Porqué se autorizan y financian tantas ‘novedades’?

El Sistema Nacional de Salud está secuestrado por intereses privados. La Agencia Española del Medicamento, que es el organismo que autoriza la comercialización de fármacos en España, traslada la evaluación de los nuevos fármacos a las sociedades científicas [de Cardiología, de Neurología, de Pediatría], pero estas sociedades sobreviven gracias a la financiación de los laboratorios farmacéuticos.

¿Y?

España financia todos los nuevos medicamentos que propone la industria. Como si fuéramos ricos. Es el país de la UE con menos filtros en este sentido. Eso se refleja en el gasto sanitario. Evidentemente. La factura por consumo de medicamentos financiados sigue siendo altísima en España. De cada 100 euros destinados a la sanidad pública, 25 van a los fármacos. Suecia gasta 8 euros en esa partida, pero los profesionales sanitarios suecos practican una asistencia mucho más próxima al ciudadano que los de aquí. Aquí se está sustituyendo la relación médico paciente por la adquisición de tecnología nueva, carísima.

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