El nuevo Tablero Mundial (8)

Europa: un continente a la deriva

El momento donde, aprovechando el empantanamiento norteamericano en Irak, Schrí¶eder y Chirac intentaron dar un impulso a la constitución de la UE como polo de poder contrapuesto a EEUU, parece hoy un recuerdo tan lejano como olvidado. La nueva distribución del poder mundial que se está dilucidando ha colocado a Europa, acostumbrada a ser el centro del tablero global, en una posición cada vez más marginalizada.

La emergencia de nuevas otencias procedentes del Tercer Mundo ha golpeado a las burguesías europeas si cabe con mayor dureza que a EEUU. El conjunto de países europeos son desplazados por la emergencia de países mucho más dinámicos y competitivos. Según las proyecciones del FMI, Alemania -que ya ha sido desplazada por China de su posición como tercera economía mundial- pasará de representar el 6% del PIB en 2008 a sólo el el 4,7% en el 2014. Una brutal pérdida de una cuarta parte de su peso relativo en la economía mundial. Es sobre esta base que las burguesías europeas, especialmente Alemania y Francia, han abandonado cualquier ensoñación de enfrentamiento con Washington, optando por cerrar filas con la superpotencia norteamericana frente a la emergencia de los nuevos reinos combatientes, que amenazan con desplazar a las viejas potencias europeas. El mismo eje franco-alemán, base sobre la que se ha levantado el proyecto europeo durante las últimas décadas, está hoy dinamitado. La crisis ha agudizado un divorcio que ya estaba sobre la mesa con la llegada al gobierno de Merkel y Sarkozy. Alemania tomó la decisión de fortalecerse ella misma, al margen y a la contra del resto de países europeos, y la alianza de las burguesías europeas se ha transformado en un sálvese quien pueda. París y Berlín proponen hoy caminos antagónicos para salir de la crisis. Mientras Sarkozy recurre a un brutal incremento del déficit, Merkel introduce en la constitución alemana una clausula que limita el margen de la deuda. Un divorcio económico que se traslada al plano político. Frente al tándem Chirac-Schröeder, enfrentado conjuntamente a EEUU, Sarkozy y Merkel compiten por convertirse en el principal interlocutor norteamericano en Europa. Europa es hoy un continente a la deriva y sin camino propio. El centro del mundo se ha trasladado inevitablemente hacia Asia, y el peso en el tablero mundial de las viejas potencias europeas amenaza con decrecer todavía más. De vasallos y emasculados En la partida por el control del tablero mundial, EEUU no sólo dispone de sus propios recursos. También cuenta con los de los países sometidos bajo su área de influencia, que abarca el 66,28% del PIB mundial, el 76% de todos los activos financieros o el 73,61% del poder militar global. Pero también en el área de dominio norteamericano existen diferentes condiciones y naturalezas. Un amplio conjunto de países, entre los que se incluye España, han sido transformados en “vasallos” y “tributarios” del Imperio. Estados vinculados por extensas redes de dependencia a EUUU, y sobre los que EEUU ejerce una profunda intervención capaz de dictaminar su rumbo político. Pero también existen jugadores “emasculados”, literalmente castrados de los atributos políticos y militares que les permitirían emprender un camino independiente. Es el caso de Alemania o Japón, reconstruidas tras la IIª Guerra Mundial bajo una férrea ocupación norteamericana, que tienen expresamente prohibido disponer de un ejército propio o de una diplomacia capaz de intervenir de forma autónoma en el mundo. El dominio norteamericano sobre esta amplia gama de países vasallos y emasculados es uno de los ases en la manga que Washington puede utilizar en la partida global. Las proyecciones del PIB publicadas por el FMI ofrecen datos aparentemente inexplicables si no partimos de aquí. En las proyecciones efectuadas en octubre de 2008, se adjudicaba a EEUU un 21% del PIB mundial para el 2013. Pero en las realizadas en abril de 2009 -que ya contemplaban los efectos más agudos de la crisis-, la participación norteamericana en el PIB global se había elevado hasta el 24%. ¿No debía EEUU, centro difusor de la crisis, sufrir en mayor medida los efectos de la recesión? La respuesta a esta paradoja la encontramos en las cifras de los principales países del área de dominio norteamericano. Según el FMI, Alemania pasaría de representar el 5,3% del PIB mundial a sólo el 4,7%, Reino Unido del 4,2% al 3,6%, Francia del 4,5% al 4,2%… Washington se dispone a ejercer su dominio para mantener su cuota en el PIB mundial a costa de cargar la factura a los países de su área de influencia.

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