España, primer país de Europa por trabajadores pobres

En España, el 14’8% de los hogares con mínimo una persona trabajando viven bajo el umbral de la pobreza. Así lo revela el último informe publicado de la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos), partiendo de datos de 2015.

España ocupa el séptimo puesto en el ranking mundial de países con trabajadores por debajo del umbral de la pobreza. Es también el tercero dentro de los países industrializados (solamente superado por Turquía y México). Pero nuestro país tiene el triste privilegio de ser el primero en el ranking de toda la Unión Europea.

La OCDE establece el umbral de la pobreza en el 50% de la mediana de los ingresos disponibles para cada país. Sólo por comparar, la media de trabajadores pobres en la OCDE se encuentra en el 8’2%, por lo que España tendría casi el doble de la media. Nuestros países vecinos, Francia y Portugal, tienen un 7’1% y un 9% respectivamente.

Al ranking de la OCDE se le suma el estudio realizado por Fedea (Fundación de Estudios de Economía Aplicada) y Accenture, en colaboración con Cruz Roja o la Fundación Once. En este estudio, con datos de 2017, se muestra que 4’78 millones de personas en España viven en hogares con ingresos laborales bajos. De éstos, 2’6 millones se encuentran en paro, mientras que 1’7 millones tienen trabajo, pero eso no les salva de vivir en situación de precariedad.

Según Accenture “los beneficios de la recuperación económica y la creación de empleo están llegando de forma muy desigual”.

No es que no haya dinero. Al contrario, la economía crece por encima del 3%. Lo que ocurre es que está mal distribuida. Según el informe “¿Realidad o ficción? La recuperación económica, en manos de una minoría”, publicado por Intermon Oxfam con datos de 2017, el crecimiento económico de nuestro país sólo ha beneficiado a una minoría ultraprivilegiada.

Para Intermon Oxfam, el 1% más rico en España acapara el 25’1% de la riqueza que genera en un año el país. No sólo eso, sino que el 10% más rico concentran el 53% de todo ese capital. Mientras tanto, el 20% más pobre apenas logra tener en sus manos el 0’5% de la riqueza.

Según el Índice Gini, España es el país de la Unión Europea donde más ha crecido la desigualdad entre 2007 y 2016, lo que nos convierte en el tercer país con mayor desigualdad del ranking, sólo por debajo de Rumanía y Bulgaria.

El empleo que se crea es precario, temporal y con los salarios más bajos. Sólo así se puede explicar que haya todo un sector de clase que, aun trabajando, se encuentre en esta situación de pobreza y sin expectativas de salir de ella a corto o medio plazo.

Y esto es fruto de un modelo económico que apuesta primariamente por el sector servicios, un sector con altos índices de precariedad y bajos salarios. Pero sobre todo, es consecuencia directa del proyecto de degradación y saqueo que nuestro país viene sufriendo desde 2008, impuesto desde Washington y Berlín, a golpe de recortes y reformas laborales para quedarse para sí la ingente riqueza que producimos los españoles.

No es que falten recursos: hay que redistribuir la riqueza. Lo que supone utilizar las potencialidades de la economía española, en manos de unos pocos que venden a nuestro país a precio de saldo, para impulsar un modelo productivo en beneficio de la inmensa mayoría. Y elevar los salarios por encima de los 1.000 euros, lo que no sólo sacaría a los trabajadores de la pobreza, sino que incentivaría el consumo interno y mejoraría todavía más la economía de nuestro país.

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