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El sector empresarial europeo agrava la división norte-sur

Durante meses, la herramienta más útil de análisis del crédito para los inversores europeos ha sido una muy simple: un mapa. Los costes de financiación corporativos los determina prácticamente en su totalidad la ubicación de una empresa, aunque sus negocios sean paneuropeos o globales. Y algunas operaciones de bonos recientes muestran que la diferencia entre el norte y el sur está alcanzando valores extremos. Los inversores que sopesen el próximo movimiento del Banco Central Europeo deberían prestar atención.Cada vez son más los prestatarios del norte de Europa capaces de obtener financiación extremadamente barata –incluso a tipos reales negativos–, mientras que las empresas del sur se ven excluidas. Los números hablan por si mismos: el gigante de la ingeniería alemán Siemens paga a los inversores un cupón de solo el 0,375% por el bono a dos años, un mínimo histórico, mientras que Banco Santander tuvo que ofrecer un cupón del 4,375% por el mismo vencimiento.Los prestatarios del norte de Europa lanzan también vencimientos más largos aprovechando el bajo coste: el fabricante de coches alemán Volkswagen emitió la semana pasada un bono a 10 años al 2,375%, el primer bono de un fabricante de automóviles con un vencimiento superior a siete años desde 2007, según un banquero que trabajó en la operación. El viernes, el operador de telecomunicaciones nórdico TeliaSonera lanzó un bono europeo a 15 años –algo relativamente poco común– pagando un cupón de sólo el 3%.Con respecto a los préstamos bancarios, el panorama es similar. En junio, los tipos de interés de los créditos bancarios de más de un millón de euros a los grupos no financieros y con vencimientos de uno a cinco años se situaban en el 3,37%, según los datos del BCE. Un préstamo similar en España cuesta un 5,7%. Esto tal vez resulte aún más relevante si se tiene en cuenta la dependencia de Europa de la financiación bancaria, en comparación a EEUU, donde los mercados de capitales juegan un papel más importante.Cuanto más se prolonguen estas divergencias, que afectan a las estructuras de capital de las empresas, mayor ventaja estructural darán a las empresas del norte de Europa frente a sus rivales del sur, dificultando aún más los esfuerzos para limitar los desequilibrios entre las naciones de la eurozona. Es probable que esta distorsión represente una preocupación aún mayor para el BCE que los costes de financiación soberanos, ya que implica que el mecanismo de transmisión monetaria está roto.

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