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El salario mí­nimo, un obstáculo en la lucha contra el paro juvenil en España

Somos campeones en desempleo pero, sobre todo, en paro juvenil. Sólo Grecia nos supera con un cóctel de cifras difíciles de digerir: 27% de desempleo, 62% en el segmento de jóvenes; en España, alcanzamos el 26,8%, con un 56,4% de jóvenes sin trabajo. Sin embargo, nuestro Salario Mínimo Interprofesional (SMI), de 645,30 euros, es de los menores de Europa. Si convenimos en que una retribución contenida como SMI puede facilitar la contratación, algo no cuadra.

Por el contrario, países que carecen de SMI no sólo no retribuyen en menor cuantía (sus trabajadores perciben hasta mil euros más de media que en España), sino que registran tasas de desempleo muy inferiores a la nuestra. Siguen sin encajar las piezas. Algo que ha llevado a muchos expertos a considerar que este umbral, fijado arbitrariamente por el Gobierno, es una de las grandes falacias del mercado laboral español.

«Hoy, en los países no subdesarrollados, la demanda de trabajo no tiene nada que ver con el salario; en el siglo XIX, sobre todo hasta 1860, sí. Lo que marca la diferencia es el valor añadido de lo que se produce y la productividad», sostiene el catedrático de Economía Santiago Niño Becerra. Es más, hay numerosos estudios, asegura el economista y premio Nobel Christopher Pissarides, que demuestran que la existencia de un salario mínimo no influye en la creación o destrucción de empleo, excepto en Colombia, donde es tan alto que muchos trabajadores han pasado a la economía sumergida.

Por otra parte, y si el alarmante paro juvenil es el mayor desafío, habrá que poner el foco ahí. De hecho, José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España, considera que «lo importante cuando estamos hablando de cifras de desempleo del 60% en el paro juvenil, ya no es tanto el nivel de salarios como que tengan una oportunidad de trabajar». Cree que «en un escenario tan negativo como el actual los ajustes deben venir por los salarios frente al empleo. Si esto conlleva una mejora del empleo, bienvenido sea». Para este experto «lo fundamental es que los jóvenes, nuestro futuro, tengan una oportunidad en el mercado de trabajo».

En la misma línea se expresa Rafael Pampillón, economista del Instituto de Empresa, quien asevera que la regulación de un salario mínimo «no tiene vigencia», máxime si consideramos el desempleo entre la gente joven; en ese caso lo llega a tachar de «barbaridad». La mejor protección, en su opinión, es que los jóvenes tengan trabajo. Es más, para muchos de estos recién licenciados es imprescindible entrar en el mercado laboral y acreditar experiencia para seguir formándose, algo que dificulta un salario mínimo de entrada.

Hay que recordar que la polémica en torno a la vigencia del salario mínimo la lanzó Luis María Linde, gobernador del Banco de España, al dar cuenta del tema en la memoria anual de la entidad. Se refirió, en concreto, al riesgo de que el paro de larga duración se haga «crónico» y propuso explorar la posibilidad de contratar con carácter «excepcional» por debajo del SMI a trabajadores «con mayores dificultades para su empleabilidad».

El Círculo Cívico de Opinión, un think tank con el que colaboran grandes empresas como Santander, Repsol o Telefónica, señaló en un documento que España es uno de los pocos países de Europa que no tienen el criterio de edad en el salario mínimo: «Se trata de crear una estructura de costes laborales que refleje mejor el aprendizaje en el principio de la vida laboral». Ya se hace en distintos países de la Unión Europea, razonan. Además, instan a que los convenios colectivos también establezcan niveles diferenciados para los más jóvenes. Y en cualquier caso, señalan la conveniencia de reducir costes laborales, no sólo a través de las reducciones de sueldo, sino también con rebajas en las cotizaciones sociales.

También la CEOE se ha referido con frecuencia a la idea de recuperar el contrato para aprendices. Esto es, un contrato con un sueldo inferior al SMI durante todo el periodo de formación y hasta que se produjera una hipotética incorporación a la empresa. Y hace algunas semanas, los asesores económicos de Artur Mas se refirieron a los minijobs, contratos laborales con sueldos inferiores al salario mínimo interprofesional como los existentes en Alemania, para luchar contra el paro y la economía sumergida. En concreto, el Consejo Asesor para la Reactivación Económica y el Crecimiento (Carec) entregó al Gobierno catalán un documento con recomendaciones referidas al mercado laboral. Entre ellas está el fomento del trabajo parcial a través de dos vías: la primera, la reducción de jornadas para determinados perfiles profesionales, «habitualmente» personas en «fase avanzada de su vida laboral y profesional». La vacante sería cubierta, según el informe, sin que se incrementara la masa salarial. La segunda fórmula pasa por los minijobs, los contratos instaurados por el canciller alemán Gerhard Schröder, y cuya remuneración máxima es de 450 euros mensuales. Se estima que siete millones de personas están empleadas en Alemania a través de este contrato.

Salario mínimo por horas

Lo cierto es que en países de nuestro entorno, la regulación es mucho más flexible que en España. En Reino Unido, informa Eva M. Millán, el salario mínimo está estipulado por horas y es independiente de que se trabaje a tiempo parcial o completo, puesto que lo que computa es el número de horas. Además, varía según la edad y el pasado abril el Gobierno anunció un aumento que entrará en vigor a partir de octubre. En esta última subida, los aumentos son por debajo de la inflación: la cantidad para adultos es 6,19 libras (7,26 euros), y con el aumento de octubre se irá a las 6,31 libras (7,40 euros). En el caso de los jóvenes entre 18 y 20 años, que tienen una franja menor, está actualmente en las 4,98 libras (5,84 euros), pero a partir de la subida anunciada, de cinco peniques, quedará en 5,03 libras (5,9 euros).

Los aprendices, por su parte, ganan 2,65 libras (3,11 euros) y con el aumento pasarán a 2,68 libras (3,14 euros). Y los menores de 18 años ganan por hora 3,68 libras (4,32 euros) y a partir de octubre, 3,72 libras (4,36 euros). En Reino Unido es ilegal no abonar el salario mínimo, pero hay un consenso extendido acerca de que son necesarias medidas para garantizar que se cumple. Actualmente, en torno a un millón de empleados en Reino Unido lo reciben, de una fuerza de trabajo de casi 30 millones. Sin embargo, se considera que un mínimo de hasta 100.000 trabajadores reciben por debajo de la cantidad legal, aunque los datos, según la Conferencia Sindical británica, el TUC, podrían ser realmente de entre 250.000 y 300.000.

Una de las opciones es la de difundir públicamente el nombre de las compañías que no abonan el mínimo, con el objetivo de que la presión los haga cumplir con la ley. La multa mínima por no pagar el salario mínimo es 5.000 libras. Esta figura se creó en Reino Unido en 1999, a instancias del Gobierno de Tony Blair, en su primer mandato, a pesar de la oposición de líderes empresariales y la oposición, que advirtieron de que provocaría pérdidas de empleo. Actualmente, el consenso es que ha sido un éxito. La cantidad inicial era de 3,6 libras.

En Estados Unidos, informa José Luis de Haro, los trabajadores generalmente tienen derecho legal a ganar un salario mínimo, aunque esto no sucede siempre así. En estos momentos, el Gobierno federal a nivel nacional establece un salario mínimo de 7,25 dólares a la hora. Dicho esto, algunos Estados y municipios han establecido niveles mínimos de salarios más altos que el nivel federal, como por ejemplo el Estado de Washington, donde el salario mínimo es de 9,19 dólares por hora desde comienzos de este año, el más alto del país. Entre sueldos por hora que se pagaron en 2012 en la mayor economía del mundo, un total de 1,6 millones de personas ganaron el salario mínimo federal establecido. Cerca de 2 millones de empleados mantuvieron salarios por debajo del mínimo, por lo que un total de 3,6 millones de trabajadores registraron sueldos iguales o inferiores al salario mínimo, es decir, el 4,7% de todos los empleados que cobraron por hora trabajada.

Las 35 horas semanales

En la vecina Francia, informa Tatiana Bensa, sí hay un salario mínimo o SMIC, y existe desde 1950. Fija que se debe pagar 9,43 euros la hora y 1.430,22 euros brutos al mes por 35 horas semanales. Está indexado a la inflación y se revaloriza cada primero de enero. A principios de 2013 la revalorización fue del 0,3%. El Gobierno se limitó estrictamente a un aumento en función de los precios y no hubo cuantía suplementaria como había propuesto Hollande durante la campaña. En su momento también se barajó indexar el SMIC al crecimiento pero finalmente se descartó la opción.

Uno de los países europeos que no tienen salario mínimo fijado por ley es Italia, informa Giovanni Vegezzi. La normas remiten a los diferentes convenios colectivos (dependiendo de la categoría profesional). Tras la creación de varios tipos de contratos a tiempo parcial en los últimos años hay muchos trabajadores jóvenes que no están protegidos por convenio colectivo profesional. Sin embargo esta liberalización no ha favorecido el empleo: la tasa de paro juvenil (trabajadores con menos de 24 años) ha llegado al 38,7% en enero de 2013 (según el Instituto Nacional de Estadísticas, el peor dato desde 1992). El Ministro de Trabajo Enrico Giovannini acaba de anunciar un plan de 12.000 millones para reducir el paro juvenil hasta el 30%.

Tampoco en la vecina Alemania, informa Laia Vidal, hay un salario mínimo único. Rige actualmente por sectores (los que lo tienen) y es precisamente un tema objeto de gran debate en la actual campaña electoral. Merkel sigue pensando que tiene que haber salarios mínimos por sectores, mientras que la oposición reclama un salario mínimo único. Por ejemplo, los peluqueros tienen un salario de 1.390 euros brutos al mes, y 8,30 euros por hora; es de los más bajos. El mercado laboral alemán está en algunos aspectos bastante liberalizado, de modo que los famosos minijobs, que suponen bajas cotizaciones para el empresario, no cuentan tampoco con una remuneración mínima. Este tipo de contratos, sin embargo, no están concebidos para cubrir trabajos a tiempo completo, y sólo se puede percibir con ellos un máximo de 450 euros al mes. La Comisión Europea (CE) ya ha recomendado varias veces a Alemania que frene los minijobs y mejore los salarios.

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