SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Las mentiras sobre la prima de riesgo

Llama la atención la premura de los voceros del Gobierno a la hora de atribuir la bajada de la prima de riesgo de nuestra deuda soberana a la política económica del ejecutivo Rajoy. ¿Se acuerdan ustedes a quien le echaban la culpa estos mismos instrumentos mediáticos cuando el año pasado la prima de riesgo se situaba por las nubes? ¿Qué dirán entonces cuando la prima de riesgo vuelva a subir en el momento en que la Reserva Federal deje de implementar expansiones cuantitativas, o el propio mercado incremente la aversión al riesgo?

En el momento actual estamos inmersos en una burbuja en los precios de la mayoría de activos financieros, al menos de la misma intensidad que la burbuja inmobiliaria, y como aquella, al no haberse tomado las medidas de política económica adecuadas por parte del actual ejecutivo, en el momento que estalle, la crisis se agravará y de qué manera. Recuerden cuáles son estas medidas: redimensionamiento de nuestro sistema bancario a costa de gerencia, accionistas y bonistas; junto con un proceso de reestructuración de la deuda de las familias, siguiendo experiencias exitosas del pasado.

Como no se ha hecho nada en este sentido, dado un crecimiento económico real, negativo en la actualidad, muy inferior a la carga financiera real, la deuda pública se hace insostenible, de manera que a la reestructuración de la deuda privada habrá que añadir, si las cosas siguen igual, otra equivalente en la deuda pública.

Con Rajoy la deuda pública sobre PIB ha registrado el mayor incremento de nuestra historia reciente. La explicación es muy sencilla. La reducción masiva de salarios, los aumentos de los impuestos y de los precios regulados, la brutal carga financiera de nuestro stock de deuda, los rescates bancarios y el mantenimiento de los privilegios conseguidos durante muchos años por los lobbies de turno, unido todo al hundimiento del gasto social, han provocado una fuerte contracción del crecimiento económico real. Da igual, por mucho que jueguen con las cifras, en la situación actual para cualquier carga financiera el volumen de deuda es insostenible, se hace explosivo.

Los Bancos Centrales desvirtúan los mercados

En lo que llevamos de 2013 los mercados bursátiles han experimentado importantes subidas, al igual que los mercados de deuda corporativa, de materias primas, y otros activos de riesgo. También se ha producido un fuerte descenso en las primas de riesgo de los bonos periféricos respecto a Alemania. En definitiva ha tenido lugar un aumento de la propensión al riesgo de los inversores, y todo ello en un contexto de empeoramiento de las condiciones económicas globales, de fuerte sobrevaloración de la mayor parte de los activos de riesgo, y un exceso de optimismo por parte de los inversores al sentirse protegidos por los Bancos Centrales.

Cuando en 2008 estalla primero el mercado inmobiliario estadounidense, y después el resto de burbujas inmobiliarias alrededor del planeta, se inicia la actual recesión de balances, y la quiebra o insolvencia de la mayor parte del sistema bancario occidental. Sin embargo, en vez de aprender y corregir los desequilibrios, básicamente reducir y reestructurar el tamaño del sistema bancario acorde con la economía real, se inicia de nuevo una huida hacia adelante.

Los Bancos Centrales, guiados por Ben Bernanke, el presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, aumentan el tamaño de sus balances considerablemente, bien financiando bancos zombis insolventes, o bien comprando en mercado secundario deuda pública o privada, y, si hiciera falta, bolsa. Se convierten así en la nueva centrifugadora del riesgo de mercado. Los inversores, en una fase donde el activo libre de riesgo no da nada, se sienten protegidos por los Bancos Centrales y expanden su propensión al riesgo.

Mercados financieros sobrevalorados

Bernanke, al igual que los entusiastas defensores de la actual política monetaria, se olvidan de una de las pocas máximas que siempre se cumple en economía: la reversión a la media del crecimiento de la riqueza en relación al PIB. La riqueza nacional debe, y empíricamente ocurre, crecer en el largo plazo a la tasa de expansión del PIB. Ello quiere decir que si no se genera renta, al final las subidas artificiales de los mercados acaban corrigiendo, en definitiva, colapsando.

En el momento actual la inmensa mayoría de activos de riesgo están sobrevalorados. Pero este proceso ha sido incentivado, más allá de la ola de liquidez basada en tipos de interés cercanos a cero y en la flexibilización cuantitativa, por la debilidad del dólar estadounidense primero, y del yen japonés después. Sin embargo, un día estas burbujas estallaran, lo que llevará a la mayor caída coordinada de precios de activos de riesgo de la historia. Si de repente el dólar o el yen japonés se aprecian, las posiciones de riesgo apalancadas tendrán que cerrarse, ya que los inversores cubrirán sus posiciones cortas en dólares o yenes. Entonces ocurrirá una estampida o colapso coordinado de todos los activos de riesgo – acciones, materias primas, instrumentos de crédito. Y les aseguro que si eso ocurre la burbuja inmobiliaria será un juego de niños. ¿Qué dirán los voceros mediáticos del gobierno sobre la prima de riesgo? ¿A quién le echarán la culpa?

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