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Alemania no paga los platos rotos

Como viene siendo habitual en los últimos meses, este lunes Alemania ha emitido deuda pública, en esta ocasión a 12 meses de plazo, a tipos de interés prácticamente nulos, por debajo del 0,1%. España emitirá Letras este martes a 3 y a 9 meses, con un coste que oscilará entre el 0,4% y el 1,2%. Los tipos de la deuda española han ido bajando en los últimos catorce meses, desde la velada amenaza del BCE evocando una posible intervención en los mercados para frenar el aumento del coste del endeudamiento de los países periféricos, un aumento que es una auténtica espiral de costes, ya que los mayores gastos financieros se financian con mayor deuda, más cara. De este modo, el ahorro que circula por Europa ha ido desplazándose hacia los bonos alemanes, que se han abaratado hasta extremos insospechados, incluso con tipos de interés negativos. Alemania ha obtenido un buen resultado de la mala imagen de la deuda soberana de los países periféricos, entre ellos España de forma principal. Los platos rotos de esta crisis los estamos pagando los países periféricos, mitad por méritos propios, mitad por las ventajas de situación de países como Alemania.

Según cálculos realizados por expertos alemanes, este país se ha ahorrado en los últimos tiempos unos 40.000 millones de euros de gastos financieros en la financiación de su deuda pública gracias a la bajada de tipos de interés. Al contrario de España, en donde, a pesar de que nos contentamos con afirmar que la bajada de la prima de riesgo y de los tipos de interés a largo plazo nos permitirán este año “ahorrar” varios miles de millones de euros, la cruda realidad es que nuestros costes financieros, a pesar de reflejar tipos de interés más bajos, exigen desembolsos muy superiores a los de años anteriores por la sencilla razón de que España tiene ya una Deuda Pública que representa el 92% del PIB, cuando al inicio de la crisis apenas representaba el 40%. Todo lo contrario de Alemania. En España, la deuda a largo cuesta de media un 4,6%, frente al 1,90% de Alemania (datos de mercado actuales, de estos días), aunque el bund ha estado hace pocos meses en torno al 1,60% y el español cerca del 7%.

La falta de un mercado europeo cohesionado de deuda y con una autoridad monetaria que posea potestad para intervenir solventando las dificultades de financiación de los países más endeudados se está dejando notar de forma grave. Tanto como la existencia de políticas presupuestarias y fiscales homogéneas. En ninguno de estos dos aspectos ha sabido gestionar Europa la reciente crisis, lo que constituye una responsabilidad compartida por Gobierno y por la UE en conjunto.

El peso de la deuda española constituye en la actualidad una auténtica losa para la recuperación de la economía y para una correcta distribución del gasto público, ya que el pago de la deuda absorbe cifras auténticamente prohibitivas, que son de pago obligatorio (no pagar implicaría entrar en una situación de arriesgada insolvencia, con una dinámica similar a la que vive Grecia en estos tres últimos años), ante las cuales los Gobiernos (este y el anterior) han optado por recortar gastos considerados esenciales por los ciudadanos y, sobre todo, han disparado al alza los impuestos, condicionando gravemente los incentivos para crear riqueza y para invertir. Los frutos los estamos viendo bastante claros en la elevada tasa de paro que tiene el país.

El trasvase de costes financieros entre los países miembros de la UE, en detrimento de España e Italia y en beneficio de Alemania, constituye una de las principales lecciones de esta larga crisis económica y exige al mismo tiempo un replanteamiento de las relaciones futuras dentro de la UE. El presidente del Bundesbank, Jens Wiedmann, se ha despachado en estos últimos días con algunas declaraciones que tienen mezcla se verdad y de inoportunidad. Es verdad que España ha gestionado las reformas económicas con excesiva lentitud, pero también lo es el hecho de que Alemania ha jugado un papel manifiestamente mejorable a lo largo de esta crisis, tanto en lo económico como en lo político.

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