El peor terremoto de la historia de Marruecos

Con magnitud 7, el actual desastre natural es el mayor terremoto del que hay registros en Marruecos, superando al terremoto de Agadir de 1960 (magnitud 5,8). Y aunque todavía es pronto para medir las pérdidas humanas, es posible que iguale a aquel en tragedias humanas.

El balance provisional que ofrecen las autoridades del país es de más de 2.122 fallecidos y otros 2.421 heridos en diferentes localidades del país, pero con miles de viviendas reducidas a escombros, incluídas aldeas enteras de regiones montañosas, y con un número indeterminado de personas bajo las ruinas, por desgracia se espera que el número de muertos y heridos sea mucho mayor. Las redes sociales se han llenado de imágenes y videos que muestran edificios dañados y caídos, algunos con personas heridas y cuerpos entre los escombros.

El terremoto ocurrió en la madrugada del viernes al sábado, aumentando así la intensidad de la tragedia, al coger a toda la población durmiendo en sus hogares. Y tuvo su hipocentro a 8 kilómetros de profundidad, bajo la localidad de Ighil, situada 63 kilómetros al suroeste de la ciudad de Marrakech. La provincia más afectada es Al Haouz, seguida de Taroudant, Chichaoua, Ouarzazate, Marrakech, Azilal, Agadir, Casablanca, Al Youssufia y Tinguir. La potencia del seísmo fue tal que se ha sentido en localidades norteñas como Larache, a 550 kilómetros del epicentro, así como en Casablanca y Rabat, a 300 y 370 kilómetros, respectivamente, donde sus habitantes salieron a las calles en prevención de réplicas, e incluso en el sur de España. Según la OMS, hay más de 300.000 personas afectadas.

La ciudad de Marrakech, cuya medina ha sido declarada por la UNESCO patrimonio de la humanidad, se encuentra gravemente afectado. El minarete de la mezquita de Bab Ailan cayó al suelo a causa del temblor y también resultó dañada la entrada del templo.

Sin embargo, se trata de una tragedia que se ha cebado con especial intensidad con los más pobres. Lo que viven en viviendas peor construídas han sido los más afectados, y más teniendo en cuenta que la región del Atlas es una de las más pobres del país, con aldeas hechas de construcciones de adobe, muchas de los cuales se han derrumbado ante la intensidad de los temblores.

La magnitud de la tragedia sobrepasa con mucho la capacidad de los servicios de emergencias marroquíes, y es la propia sociedad civil la que se está organizando para rescatar a la gente bajo los escombros, o para atender a los damnificados y ofrecer refugio, agua y alimentos a las familias sin hogar. La situación es de nuevo especialmente grave en las aldeas montañosas del Atlas, de muy difícil acceso, donde las temperaturas por la noche descienden bajo cero y donde no existe facil acceso al agua potable.

A pesar de esta grave situación, el gobierno de Rabat olo ha dado luz verde hasta ahora a los socorristas de Emiratos Árabes Unidos, Qatar, el Reino Unido y España, que ha enviado dos equipos de la Unidad Militar de Emergencias (UME), a los que se sumaran equipos de bomberos y socorristas enviados desde cada comunidad autónoma al país vecino. Otros países como EEUU, Francia, la India o Israel han anunciado su disposición a enviar ayuda.