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El peligroso caso del repunte del euro

La conferencia de prensa del jueves del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, fue notable por su optimismo.

El crecimiento tal vez no esté mejorando ahora pero lo hará el año próximo, dijo.

Y, mientras tanto, aunque el banco central está preparando nuevas herramientas, como tasas de interés negativas, existen pocas razones para apresurarse hacia un mayor relajamiento de la política monetaria en este momento.

De manera oportuna, el euro escaló antes al tiempo que los mercados financieros interpretaron los comentarios relajados de Draghi como un nuevo apoyo a la moneda única.

No obstante, Draghi y los seguidores del euro podrían ver que están jugando un peligroso juego en más de un sentido.

Las positivas proyecciones de crecimiento para 2014 requieren de un acto de fe para asumirlas.

Ciertamente, la inflación más débil, la caída de los precios del petróleo y la escalada de los mercados europeos de acciones han ayudado a alentar la riqueza y la confianza de los consumidores en los últimos uno o dos meses.

Pero este optimismo no durará si las condiciones crediticias siguen siendo tan estrechas como lo son ahora.

En ese aspecto existen pocas señales de una mejoría. Por el contrario, un repago de las operaciones de refinanciamiento de largo plazo por parte de los bancos europeos, y una contracción en la hoja de balance del BCE, se suman a las evidencias de que las condiciones del crédito tal vez estén yendo de mal en peor.

Y debido a que los bancos europeos ahora enfrentan una presión adicional al caer bajo la supervisión conjunta del BCE, es poco probable que crezcan los préstamos bancarios.

Steve Barrow, estratega de divisas de Standard Bank, resumió este dilema de la siguiente manera:

«Los consumidores y las empresas pueden ser tan optimistas como deseen sobre sus gastos y planes de inversión, pero si no pueden obtener créditos al precio correcto para materializar esos planes la economía languidecerá, no se fortalecerá», dijo Barrow.

Al mismo tiempo que las condiciones del crédito no logran mejorar, el BCE parece estar dando marcha atrás en la entrega de su propia ayuda, a través de títulos respaldados por activos para pequeñas y medianas empresas, algo que anteriormente había sido considerado como una manera de estimular los créditos.

En esta oportunidad, Draghi dejó en claro que ese programa sigue «archivado».

Debido a que el BCE está esencialmente eliminando cualquier expectativa del mercado sobre medidas anticipadas para ayudar a la economía de la eurozona, no fue sorprendente que los rendimientos de los bonos de los países deudores particularmente vulnerables de la región, como Italia, España y Portugal, crecieran abruptamente como resultado del temor de los inversionistas, impulsando sus costos de endeudamiento a niveles registrados por última vez a mediados de abril.

Entonces, ¿qué pasa con el propio euro?

La resistencia que mostró la moneda única durante la mayor parte de este año fue eficaz para impulsar una caída de la inflación de la eurozona, tal como reconoció hace unos meses el propio BCE.

Pero debido a que la inflación cedió a niveles que ya no representan una preocupación para los funcionarios del banco central, un euro más apreciado ya no es una prioridad.

En cambio, debido a que las economías locales posiblemente sigan mostrando debilidad y que la necesidad de alentar las exportaciones quizás se vuelva aún más vital, un euro más débil podría ser de mayor interés para la eurozona que una moneda más fuerte.

Si esta opinión coincide con mayores evidencias de debilidad económica en las próximas semanas, la moneda única podría encontrar que gran parte de respaldo que está atrayendo en la actualidad se diluirá rápidamente.

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