SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

El indulto

Mientras escribo estas notas, la Policía tiene cortada la calle Génova por sus dos extremos y unos centenares de personas se agolpan frente a las vallas pidiendo la dimisión del Gobierno. Los de arriba, reunidos en Alonso Martínez, muy cerca de la cervecería que servía el almuerzo a Francesc Pi i Margall, presidente de la Primera República. Los protestantes de abajo, concentrados frente a la casa natal de José Antonio Primo de Rivera, un edificio burgués situado justo al lado de la sede la Audiencia Nacional, en obras. La Audiencia se ha trasladado a la cercana calle Prim, nombre catalán e inquietante. Prim es signo dramático. El sol se pone por el lado de Alonso Martínez, siguiendo la línea de Sagasta, más allá de los bulevares y de los tejados del oeste. Un sol como una estufa de butano y pongamos que hablo de Madrid,

Algunos manifestantes entonan el Canto a la libertad de Labordeta y la calzada de Génova está vacía. En la mitad de la suave cuesta, la sede nacional del Partido Popular se ha convertido en un lugar extraño. Moderno, blindado, plastificado, potente, prepotente, resistente, resiliente y, de golpe, mal ubicado. Demasiado visible, demasiado explícito. Según los papeles de Bárcenas esta casa ha sido durante años una fenomenal aspiradora de dinero. La Casa Alfa del régimen político español.

Unos cuantos centenares de personas gritan su enfado, pero que nadie se engañe, no estamos ante una marea de protestas en Madrid. En este extraño verano del 2013, la procesión va por dentro y no hay empresa de sondeos capaz de descifrar las profundidades de un malestar social nunca visto. Nada va a caer de inmediato y la combustión será lenta.

Que Mariano Rajoy no va a caer ya lo ha captado el eterno Luis María Anson, oficial Starbuck de las conspiraciones madrileñas; siempre atento a la dirección del viento, siempre atento a la locura del capitán Ahab. El instinto le dice que la última flecha del carcaj dorado (la metáfora es suya y muy reciente) ni ha tumbado, ni va a tumbar al presidente del Gobierno. Escribe Anson en El Mundo que habría que ir pensando en un indulto general, que no incluya los delitos de sangre, para el 2015, ejercicio en el que se cumplirán cuarenta años del reinado de Juan Carlos I. Año electoral.

Aún no ha concluido la instrucción y ya buscan una salida para Bárcenas, los del dorado carcaj. Se dan cuenta del estropicio y están lívidos (los más reflexivos). Una fuerte pesadumbre recorre estos días Madrid y envuelve a personas inteligentes. La ciudad está llena de sospechas y de deudas humeantes. Todos se vigilan entre sí y todo vuelve a pasar por la Audiencia Nacional.

Hay que tener mucha desfachatez para sugerir al Rey un indulto general en las actuales circunstancias, pero el periodista Anson, oficial Starbuck de la conspiradera madrileña, siempre ha sido sagaz. Sabe que la flecha no ha matado al que tenía que matar y teme que la derecha se convierta en un Vietnam. Querían acabar con Rajoy y han sacudido los cimientos del Partido Popular. El estropicio es enorme, no queda ni un cristal entero en el barrio y la RAF, la prensa anglosajona que tanto ama a los PIG del sur, se está poniendo las botas.

El Tribunal Supremo exoneró ayer a José Blanco, oficial Starbuck del zapaterismo.

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