Washington y Berlí­n a por todas

¿El gobierno se resquebraja?

Mientras Grecia desciende los últimos peldaños de la pérdida de soberaní­a e independencia, nuevas y amenazantes turbulencias se ciernen sobre España a medida que Washington y Berlí­n se lanzan a por todas, dictando imperiosamente los últimos mandatos a cumplir por un moribundo Zapatero.

Paul Volcker, antiguo residente de la Reserva Federal norteamericana y ex jefe del equipo de asesores económicos de Obama acaba de visitar España y sus órdenes han sido terminantes: “Zapatero tiene las manos libres para continuar con las acciones que son necesarias, decisiones que, obviamente, no serán populares a corto plazo. Espero que el presidente entienda este mensaje. Su mandato puede estar terminando, pero aún tiene una importante misión que cumplir.” ¿Cual es esa “importante misión” que Washington le tiene asignada para los próximos meses? Él mismo Volcker lo aclara, señalando explícitamente lo que constituyen las dos mayores prioridades de Washington que Zapatero debe abordar antes de salir de La Moncloa. En primer lugar, concluir las reformas estructurales en el mercado de trabajo que permitan una rebaja salarial masiva en el sector privado: “el mercado de trabajo es un asunto políticamente muy complicado, pero creo que se necesita una reforma en el proceso de organización y en la libertad de contratación.” En segundo lugar, la entrega del sistema financiero español a la entrada del capital extranjero: “el objetivo es hacer que el sistema bancario y las cajas atraigan inversores extranjeros, me parece natural que haya algunos inversores extranjeros que estén al acecho.” Los lobos están preparados y sólo esperan a que el pastor conduzca las ovejas al matadero. Sólo unos días después del claro “mensaje” de Volcker transmitiendo las exigencias de Washington, Berlín hacia llegar las suyas propias a través de la Comisión europea. La lista de deberes es, si cabe, todavía más ambiciosa. Adoptar nuevas medidas de recortes y ajustes para asegurar el control del déficit público en los plazos fijados. Aprobar ya sin más dilaciones la reforma de las pensiones, dejando abierta su revisión periódica para nuevos aumentos en un futuro próximo de la edad de jubilación. Concluir la privatización y venta al capital extranjero de las Cajas de Ahorro. Reducir las cotizaciones empresariales a la Seguridad Social. Aumentar nuevamente el IVA así como la luz, el gas y las gasolinas. Finalizar la reforma de la negociación colectiva para desligar la subida de los salarios del aumento del coste de la vida y completar la reforma laboral, abaratando y facilitando aún más el despido y añadiendo nuevos recortes a los derechos de los trabajadores. Lobos al acecho Con una economía norteamericana a punto de caer nuevamente en la recesión y presa de una astronómica deuda cuyo techo deberá ser ampliado de forma inminente para evitar la bancarrota pública; y con unos bancos alemanes cuyas entrañas están repletas de activos tóxicos y precisan perentoriamente recibir respiración asistida por parte del gobierno Merkel, una nueva fase de ataques sobre los llamados PIGS (los países de la zona euro más dependientes política y económicamente de las grandes potencias) está en marcha. Y sus consecuencias pueden llegar a ser devastadoras. En Grecia, la llamada troika –el equipo de expertos de la Comisión Europeas, el FMI y el Banco Central Europeo encargados de la intervención del país– ya ha reclamado arrebatar parcelas de poder político al gobierno griego y tomar directamente en sus manos cuestiones como la recaudación de los impuestos o la privatización de las empresas públicas. Ya no se cuidan ni de mantener las formas jurídicas de la soberanía nacional. Como en abril de 1941 –fecha de la ocupación nazi–, Berlín está impaciente por recorrer el camino que convierta a Atenas en un virtual protectorado germánico. Irlanda, por su lado, lucha desesperadamente por no seguir la senda griega, y las draconianas condiciones de saqueo impuestas a Portugal por el rescate anuncian un colapso inminente de la economía lusa, lo que sólo puede conducirle a seguir la espiral griega. En España, Washington y Berlín buscan exprimir a Zapatero hasta el final. Pretenden que en el tiempo que le resta para salir de la Moncloa tome hasta la última medida posible para aumentar el saqueo del 90% de la población. Acaso valoren, con bastante acierto, que difícilmente volverán a encontrar un gobernante tan sumiso y servil como él en unas condiciones de mayor debilidad y aislamiento político. ¿Se resquebraja el gobierno? La información la ha sacado a la luz el diario La Vanguardia. Bajo el titular de “Tensión en el consejo”, el diario barcelonés afirma que el Consejo de Ministros del pasado viernes –donde debía aprobarse la reforma de la negociación colectiva– vivió “una de las polémicas más tensas y largas de las dos legislaturas del presidente Zapatero”. Según La Vanguardia, la reunión empezó con una enmienda total del propio Zapatero al borrador de reforma de la negociación colectiva elaborado por el ministerio de Trabajo y entregado ya a sindicatos y patronal. Con el apoyo de la vicepresidenta Salgado y el ministro de Industria Sebastián, Zapatero introdujo la imposición de “un arbitraje vinculante y obligatorio” cuando haya falta de acuerdo, la reducción del periodo máximo de negociación a 14 meses, la autorización de despidos masivos cuando las empresas sufran “pérdidas coyunturales” y, lo más importante, el añadido de “una cláusula de descuelgue” para facilitar que las empresas puedan desvincularse de las condiciones salariales y laborales pactadas en los convenios sectoriales. Es decir, adecuar la ley al máximo a las exigencias expresadas días antes por el enviado de Obama, por Bruselas y la CEOE. En el largo debate, que provocó que la rueda de prensa posterior al consejo se celebrara con casi dos horas de retraso, destacó la oposición a Zapatero de Valeriano Gómez y de Alfredo Pérez Rubalcaba, quien llegó a afirmar, según La Vanguardia, que “los sindicatos no han sido advertidos de los posibles cambios y eso es políticamente arriesgado a estas alturas de la legislatura”. Las elecciones del 22-M han colocado al PSOE en una contradicción tan imposible de resolver como la cuadratura del círculo. Por un lado, Obama. Merkel y Botín conminan a Zapatero a permanecer en La Moncloa aplicando una nueva batería de medidas de rebajas, recortes y ajustes. Por el otro, el aparato del partido tiende a resistirse a lo que no pude considerarse más que como un suicidio político. Si ya el 22-M ha provocado lo que algunos han calificado como un auténtico “ERE en el PSOE” (la pérdida de 3.500 cargos públicos y decenas de miles de asesores, cargos de confianza y empleados en las empresas públicas de todo tipo), mantener durante 10 meses más a un gobierno agonizante, sin otra perspectiva que aplicar nuevas medidas de ajuste es el camino más seguro a una hecatombe electoral de dimensiones desconocidas. Con un PP envalentonado y a la ofensiva tras los resultados del 22-M, con CiU ensayando fórmulas de colaboración autonómica y municipal en Cataluña con el PP y con un aparato del PSOE situado ante el abismo, la pretensión de Zapatero de mantener la legislatura hasta el final parece, a día de hoy, una quimera de imposible realización. A pesar incluso de las poderosas fuerzas que le conminan a ello. Abalanzándose a aplicar las medidas de saqueo del 90% de la población, el proyecto de los Obama, Merkel y Botín ha provocado un boquete de considerables proporciones en su modelo político. Boquete cuyos síntomas más visibles son la hemorragia electoral del PSOE, el ascenso de fuerzas políticas de distinto signo, pero con la característica común de no ser asimilables al modelo bipartidista, y la explosiva irrupción del movimiento del 15-M. Boquete al que la insignificancia política a la que ha quedado reducido Zapatero parece incapaz de taponar durante mucho más tiempo. Elecciones, ¿cuándo y cómo? En estas condiciones, todo apunta a un adelanto de las elecciones generales el próximo otoño. Los cuarteles generales de las fuerzas políticas se preparan para ello y no es descartable, en absoluto, que de aquí a entonces a las previsibles turbulencias económicas provocadas por la urgencia de Washington y Berlín de intensificar el saqueo sobre los países dependientes, se sumen nuevas turbulencias en el tablero político nacional. Los mecanismo de relevo en PSOE no están todavía ajustados y chirrían con cada movimiento. Se busca una sucesión “tranquila y ordenada” en los próximos meses, pero está por verse que los acontecimientos lo permitan. Mientras las fuerzas de la oligarquía y el hegemonismo ajustan sus movimientos a la nueva coyuntura, las fuerzas del pueblo debemos proceder exactamente del mismo modo. Los resultados del 22-M, así como la irrupción y la extensión del movimiento del 15-M han puesto de manifiesto como nunca antes la amplitud, la profundidad y la consistencia del rechazo entre gran parte de la población a los proyectos del FMI y Bruselas y al modelo y las fuerzas políticas a través del cual los ejecutan. Sin embargo, este amplísimo movimiento de rechazo carece todavía de unos objetivos claros, una orientación unitaria y una alternativa común. Fijar esos objetivos, establecer esa orientación y levantar una amplio frente de unidad es lo más importante en estos momentos. Nuestros enemigos han salido debilitados de la batalla del 22-M, pero a nosotros nos falta mucha unidad y organización para cambiar una correlación de fuerzas que todavía es favorable muy favorable, a ellos. Posiblemente, la convocatoria anticipada de elecciones impida por el momento que pueda cuajar políticamente la alternativa de un frente amplio de unidad de todas las fuerzas y sectores políticos, sociales, sindicales y ciudadanos que nos oponemos a su proyecto. Sin embargo, estos meses van a ser cruciales para difundir y extender tanto la exigencia del referéndum sobre las pensiones como para que se abra paso la alternativa de redistribución de la riqueza frente a sus recortes, rebajas y ajustes, los dos ejes sobre los que se tiene que levantar el frente amplio. Tensión en el consejo Manel Pérez El Consejo de Ministros vivió ayer una de las polémicas más tensas y largas de las dos legislaturas del presidente Rodríguez Zapatero. Hasta tal punto que la rueda de prensa posterior a la reunión se celebró inusualmente tarde, en torno a las 14.30 horas de la tarde. La crónica de lo sucedido arranca durante la tarde y la noche del día anterior, jueves. Zapatero estuvo trabajando en la elaboración de varias enmiendas al borrador del anteproyecto de ley de reforma de la negociación colectiva que tenía la firme intención de llevar a la mesa del Consejo. (…) Zapatero abrió ayer la reunión de su Gabinete exponiendo los motivos por los que el anteproyecto conocido era insuficiente y debía ser modificado de manera sustancial. El presidente propuso tres cambios relevantes. El primero: debía imponerse un arbitraje vinculante y obligatorio (…) El segundo: una cláusula de descuelgue, es decir, que las empresas puedan desvincularse de los convenios del sector (…) Finalmente, la reducción del periodo máximo de negociación de un convenio a un máximo de 14 meses. La propuesta de Rodríguez Zapatero no sólo no encontró un respaldo claro en el Consejo. Antes al contrario, incluso despertó una notable oposición de algunos presentes. Valeriano Gómez abrió el fuego, manifestó de inmediato su oposición a los cambios y defendió mantener lo ya anunciado en el borrador entregado a los agentes sociales (…) Alfredo Pérez Rubalcaba, el vicepresidente primero y futuro candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno en las próximas elecciones generales, hombre fuerte del Ejecutivo, se sumó a las objeciones de su compañero de Gabinete. Rubalcaba recordó al presidente que los sindicatos no habían sido advertidos de los posibles cambios y eso era políticamente arriesgado a estas alturas de la legislatura (…) LA VANGUARDIA. 11-6-2011 “Los problemas de la banca ponen a España en el foco internacional” (…) Paul Volcker (…), presidente de la Reserva Federal (…) en los gobiernos de Carter y Reagan (…) visitó nuestro país para participar en una conferencia organizada por el Instituto Aspen (…)—(…) ¿descarta medidas de ajuste adicionales? (…) —El mercado de trabajo es un área, relativamente, aún intacta. Es un asunto políticamente muy complicado, pero creo que existe un consenso muy amplio de que se necesita una reforma (…) Nadie pretende desestabilizar España como práctica. El objetivo es hacer que el sistema bancario y las cajas atraigan inversores extranjeros (…) me parece natural que haya algunos inversores extranjeros que estén al acecho (…) —¿Tiene Zapatero, tras la derrota electoral, el liderazgo necesario para asumir las nuevas medidas que considera exigibles? —Quizá ahora existe una cierta libertad por parte del Gobierno y de Zapatero. Tiene las manos libres para continuar con las acciones que son necesarias, decisiones que, obviamente, no serán populares a corto plazo. España necesita un liderazgo fuerte en ambos partidos. Espero que el presidente entienda este mensaje (…) Zapatero es en este momento libre frente a la opinión pública. Su mandato puede estar terminando, pero aún tiene una importante misión que cumplir (…) ABC. 5-6-2011

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