Ante la resolución de "desconexión" con España aprobada en el parlament catalán

Defender la unidad del pueblo trabajador para luchar contra los recortes

La resolución parlamentaria pactada entre Junts pel Sí­ y las CUP, que pretende aprobar en 30 dí­as las primeras leyes de «desconexión» y ruptura con España, instando a la «desobediencia» hacia la legalidad democrática y sus tribunales como paso previo a la instauración de una «república catalana», es una huida hacia delante de Artur Mas que, además de expresar su propia debilidad ante los escándalos de corrupción y la agudización de las contradicciones con sus socios independentistas, exige una contundente respuesta de las fuerza populares y progresistas, patrióticas y de izquierdas.

Huída hacia delante

La resolución parlamentaria pactada entre Junts pel Sí y las CUP es una huida hacia delante que expresa la debilidad cada vez mayor y las contradicciones cada vez más agudas de la línea de Artur Mas, cabeza de los proyectos de fragmentación y principal ejecutor en Cataluña de los recortes y el saqueo sobre el 90%, con el resto de fuerzas independentistas así como con su propio partido, Convergencia Democràtica de Catalunya (CDC).

El primer factor de debilidad de Artur Mas es el rotundo fracaso político cosechado el 27-S. La manipulación de los resultados de las elecciones catalanas por parte de Artur Mas va en aumento. En la resolución parlamentaria se amparan en una inexistente mayoría de votos independentistas sobre la base de contar dentro del campo de apoyo a la fragmentación a Catalunya Sí que es Pot y a la Unió de Durán i Lleida.«Recortes Cero-Los Verdes somos una alternativa electoral para el conjunto de España, y tenemos un proyecto donde nos importa por igual el paro en Cádiz que el aumento de la pobreza y la exclusión social en Barcelona»

Pero la realidad es tozuda. Los votos a formaciones partidarias de la independencia el 27-S solo alcanzaron el 47,74%, y apenas representaron el 36,81% del censo. Junts pel Sí perdió un 10% del apoyo electoral que tenían CiU y ERC hace cuatro años, recabando solo el apoyo del 30,49% del censo. Y CDC perdió veinte diputados y 330.000 votos respecto a los que tenía en 2012.

Esto se expresa en una debilidad política cada vez mayor en Cataluña de CDC, donde la misma investidura de Artur Mas como presidente está puesta en cuestión y la necesidad de celebrar nuevas elecciones ante una situación de “desgobierno” es más que una posibilidad.

A pesar de que Artur Mas ha tomado el mando de las “negociaciones secretas” para intentar forzar el apoyo de las CUP a su investidura, la dirección de las CUP ha reiterado su intención de no facilitar la investidura de Mas. Mientras el segundo de CDC, Josep Rull, afirma que “si Artur Mas no es presidente habrá que ir a nuevas elecciones”, y Neus Munté, vicepresidenta de la Generalitat califica de “chantaje” las condiciones de las CUP.

Aun en el caso de que Artur Mas sea investido presidente, forzando el apoyo de las CUP, y pueda formar gobierno, lo hará en una situación de debilidad e inestabilidad. Donde las contradicciones con las CUP, en el seno de Junts pel Sí entre CDC y ERC y dentro de la propia Convergencia no pueden hacer sino aumentar.

El conato de “rebelión” en el seno del Consell –el gobierno catalán- donde hasta 6 consellers de los 12 que lo componen llegaron a calificar el martes de “barbaridad, la resolución presentada con las CUP, junto a la “huida” de ERC que ha decidido no renovar la alianza de Junts pel Sí para las generales del 20D son las manifestaciones más visibles de las divisiones en el campo independentista.

Si CDC se presenta en solitario el 20-D se evidenciará el claro retroceso del apoyo social real que hoy tiene en Cataluña, camuflado el 27-S bajo la lista unitaria de Junts pel Sí. Y reflejado en las últimas encuestas donde un 71% de los catalanes se oponen a que Mas sea reelegido presidente.

El segundo factor de debilidad de Artur Mas y CDC es la ofensiva plasmada en las operaciones contra la corrupción del 3%, donde la oligarquía está utilizando munición de grueso calibre. La detención del tesorero de CDC dirige ya los golpes directamente contra la plana mayor de la dirección de Convergencia, con Artur Mas a la cabeza, del que se dice incluso a estas horas en Barcelona y Madrid que la Fiscalía Anticorrupción puede tener ya preparada una imputación contra él por el 3%. Y las nuevas revelaciones del caso Pujol apuntan al corazón del régimen construido desde la Generalitat por la burguesía burocrática catalana.

En estas condiciones, la resolución de “desconexión” con España presentada en el parlament catalán representa una “huida hacia delante” de los círculos nucleados en torno a Artur Mas. Intentando aprovechar la debilidad del bipartidismo y la relativa “interinidad” previa a las generales del 20D para dar pasos adelante en su proyecto antes de que se instale un nuevo gobierno en Madrid.

Cataluña y el 20-D

La oligarquía española ha tomado la iniciativa y dado un mandato terminante a Rajoy para que encabece una especie de “frente de firmeza” con todas las fuerzas no independentistas para dar una respuesta de conjunto ante el desafío encabezado por los círculos de la burguesía burocrática catalana que representa Artur Mas. Exigencia que tendrá su máxima visibilidad con la entrevista de Rivera y Pablo Iglesias con Rajoy en La Moncloa.

La reactivación de las investigaciones del “caso 3%” tras las elecciones catalanas demuestra hasta que punto la oligarquía está dispuesta a utilizar munición de grueso calibre para reconducir el desafío de Artur Mas. Cerrado el círculo en torno a la familia Pujol, emblema del régimen construido desde la Generalitat. Y acusando, con detención incluida, al mismisimo tesorero de CDC, una de las personas más cercanas a Artur Mas.

La primera reacción del gobierno, Rajoy saliendo el martes en televisión para anunciar que “mientras yo sea presidente no se romperá España”, buscando rentabilizar electoralmente para el PP la posición de firmeza, ha tenido que ser rectificada por dos veces en 48 horas. Primero, reuniéndose públicamente con Pedro Sánchez como forma de plasmar la existencia de un “frente de firmeza” oligárquico que dé una respuesta política unitario al desafío encabezado por Artur Mas. Frente que hubo de ser ampliado inmediatamente a Ciudadanos y posteriormente, en contra del criterio inicial de Rajoy, también a Podemos. Reuniones que se extenderán esta semana a IU, UPyD y Unió. Y también a la mayoría de presidentes autonómicos, así como a patronal y sindicatos.

Un pacto que se reproduce en Cataluña a través de la presentación conjunta por parte de Ciudadanos, PP y PSC de una resolución de amparo al Constitucional que impida la celebración del pleno del parlament donde debería aprobarse la resolución de “desconexión con España”.

Pero a pesar de la firmeza, el escenario más previsible no es el de la ejecución de medidas de fuerza extremas por parte del Estado. La aplicación del artículo 155 -la intervención de los órganos de poder de la autonomía catalana por el gobierno central- es la última baza que se guarda en la recámara si el desafío de Mas sigue adelante en los términos planteados en la resolución. Con la formación del “frente de firmeza” queda reventada la estrategia de Mas de intentar aprovechar la interinidad del período electoral -con un parlamento disuelto desde la semana pasada y un gobierno en funciones desde el 20D hasta previsiblemente mediados o finales de enero- para dar pasos irreversibles hacia la fragmentación. Los resultados del 20D y la nueva correlación de fuerzas que surja determinarán el tratamiento que se dé a la cuestión. Pero, de momento, la oligarquía ha blindado políticamente ese período de interinidad: las principales fuerzas del país van a actuar de forma conjunta ante cualquier desafío independentista e incluso Podemos tendrá que tentarse mucho la ropa para apartarse de esa actuación común por las consecuencias electorales que puede llegar a tener en el conjunto de España.

La situación en Cataluña va a influir en el resultado de las generales del 20D, que establecerán una nueva correlación de fuerzas política como culminación del largo ciclo electoral.

El PP va a intentar capitalizar las opciones de una respuesta de firmeza ante el desafío en Cataluña, y el PSOE ofrecerse como la mejor alternativa para gestionar “un nuevo pacto” a través de una reforma constitucional que desbloquee una situación enquistada, y establezca “un nuevo pacto con Cataluña”, como parte central de la nueva “reforma política” pilotada por el hegemonismo y la oligarquía. Es lo que Enric Juliana llamaba ayer en La Vanguardia “el partido del pacto” en Madrid que “está madurando y puede ser decisivo en el futuro”..

Con toda seguridad va a contribuir a acelerar la emergencia de Ciudadanos, como una fuerza que defiende con firmeza la unidad sin participar del dominio bipartidista y la ejecución de los recortes o de la corrupción.

Y va a perjudicar las expectativas electorales de Podemos, a causa de su conciliación cada vez más acusada con la fragmentación. Como lo demuestra que cinco diputados de Catalunya Si que es Pot apoyaran a Carme Forcadell, presidenta de la Assemblea Nacional de Catalunya, como presidenta del parlament. O que se presente en Cataluña junto a Barcelona en Comú, bajo el nombre “En Comú Podem”, con un programa que defiende “un proceso constituyente que de lugar a una República Catalana” -formula muy parecida a la utilizada por la resolución aprobada por Junts pel Sí y las CUP-. Podemos intenta ganar en Cataluña parte de los votos de las CUP -que no se presenta en las generales- persistiendo en la estrategia que el 27-S le condujo al fracaso. Lo que además les hará perder previsiblemente más apoyos en el resto de España.

Recortes Cero-Los Verdes, la candidatura de la redistribución de la riqueza y la unidad

La defensa de la unidad frente a la fragmentación va a colocarse en un puesto central en las elecciones del 20D. Y la contradicción principal es que la mayoría social que defiende la unidad desde la izquierda está huérfana debido a la conciliación de la dirección de Podemos, o también IU con Alberto Garzón, con la fragmentación.

En estas condiciones, Recortes Cero debemos radicalizar la defensa de la unidad del conjunto del pueblo trabajador unida a la lucha contra los recortes y por la redistribución de la riqueza.

Recortes Cero-Los Verdes somos una alternativa electoral para el conjunto de España, y tenemos un proyecto donde nos importa por igual el paro en Cádiz que el aumento de la pobreza y la exclusión social en Barcelona. Luchamos lo mismo contra los recortes de Boi Ruiz en la sanidad catalana que contra los de Cospedal en la de Castilla-La Mancha. Nos identificamos tanto con la lucha de los trabajadores de Coca-Cola en Fuenlabrada como con la de los de Panrico en Santa Perpetua de Moguda. Nos repugna por igual la Gürtel y la Púnica, los casos Ere y formación, el 3% de Convergencia que el caso Palau.

Nos importa lo que pasa en toda España porque los dictados del FMI, el saqueo impuesto por Merkel y la troika y ejecutado por los Zapatero, Rajoy y Mas de turno han llegado a todos los rincones de nuestro país, han entrado por igual en todas las casas.

Nuestra candidatura defiende la unidad. La unidad de todo el pueblo para defender nuestros intereses comunes. La unidad en un frente amplio del 90% de la población contra el saqueo que nos están imponiendo. La unidad del pueblo trabajador de toda España para poner fin a los recortes, las desigualdades y el empobrecimiento y luchar juntos por un futuro mejor para todos.

Recortes Cero-Los Verdes nos presentamos a las elecciones del 20D como la candidatura de la redistribución de la riqueza y la unidad. Redistribución de la riqueza para poner los principales recursos económicos del país –que hoy usurpa y usa en su beneficio exclusivo una pequeña minoría– al servicio de los intereses y las necesidades de la mayoría. Y unidad de España y de su pueblo trabajador porque divididos y enfrentados seguiremos a merced de nuestros saqueadores y sus cómplices, se vistan de derecha retrógrada o de independentismo reaccionario.

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