La defensa de la unidad en el programa de Recortes Cero " Los Verdes

Defender la unidad del pueblo de las nacionalidades de España… para enfrentarnos a la troika y sus recortes.

Defiende la unidad del pueblo de Madrid con el de Cataluña. La unidad de los trabajadores de Andalucí­a con los de Euskadi. La unidad entre castellanos, gallegos o canarios. Porque es imprescindible para que el pueblo de toda España pueda luchar contra las imposiciones del FMI, de Merkel o de los grandes bancos y monopolios del IBEX35. La división y el enfretamiento por cuestiones de identidad nacional no hacen más que debilitarnos frente a las oligarquí­as que buscan intervenir, degradar y saquear nuestro paí­s.

Cinco parlamentarios de Catalunya Sí es Pot han respaldado con sus votos a Carme Forcadell, la dirigente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y segunda de la lista Artur Mas (Junts pel Sí) como presidenta del Parlament. ¿Cómo es posible respaldar la lista del 3%, la lista de quien ha recortado brutalmente la sanidad o la educación o de los que han llegado a afirmar que “los padres que piden bilingüismo escolar maltratan y abusan de sus hijos”?.

Los que -como Mas- promueven la división y el enfrentamiento por motivos identitarios, lingüisticos o culturales, sólo favorecen a los que, desde altos rascacielos en Madrid o de Barcelona, en Washington, Berlín o Bruselas, buscan intervenirnos, degradarnos y saquearnos para quedarse con nuestras fuentes de riqueza. Y más aún si los que levantan banderas como el ‘derecho a decidir’ son -como Artur Mas- los más sumisos ejecutores de los mandatos de la troika, de los recortes que dictan para Cataluña y el resto de España. No defienden ningún derecho a decidir. No son independentistas, sino simples patriotas gibraltareños.

Se equivocan quienes -desde posiciones sinceramente revolucionarias y enfrentadas a las élites y sus recortes- creen que en el marco de un Estado-Nación más reducido pueden llevarse a cabo -mediante nuevos marcos legales ‘constituyentes’- las transformaciones sociales que necesita su gente. Se equivocan porque, en un mundo donde las grandes potencias mundiales como EEUU o Alemania imponen de forma draconiana sus proyectos e intereses sobre los países de su órbita, como España, las pequeñas repúblicas no son sino moneda de cambio, pequeños asteroides condenados a caer en la órbita de estos gigantes implacables.

Es necesario que el conjunto de la izquierda y los progresistas tengan radicalmente clara la necesidad de la unidad del pueblo de las nacionalidades de España. Las vacilaciones en este aspecto no sólo los alejan de conquistar el corazón de la mayoría social, sino que le hacen el juego a nuestros verdaderos enemigos, las grandes potencias mundiales, siempre dispuestas a mantener abiertas las costuras de nuestro país para intervenir sobre ellas si fuera necesario.

«¿Quién ha dicho que defender la unidad de España, la libre unidad del pueblo de sus nacionalidades sea “facha”, reaccionario o rancio?»

Defender la unidad del pueblo de las nacionalidades de España es revolucionario, y quien parta – desde ciertos sectores de la izquierda- de la concepción contaria desconoce la tradición y la historia de los progresistas de este país. La herencia del PCE de José Diaz y Pasionaria, del PSOE y de la UGT de Pablo Iglesias o Largo Caballero, de la CNT de Bonaventura Durruti o de intelectuales de innegable adscripción progresista como García Lorca, Alberti, Miguel Hernández, Celaya y muchos más, es la defensa de la unidad España y su pueblo como requisito imprescindible para llevar adelante una transformación social favorable a los intereses de las clases populares. ¿Quién ha dicho que defender la unidad de España, la libre unidad del pueblo de sus nacionalidades sea “facha”, reaccionario o rancio?.

Las luchas populares en las que nos hemos reconocido y sentido orgullosos de nuestro país, son las que se han librado “de Norte a Sur y de Este a Oeste” por toda la geografía española, de forma solidaria y unitaria: la lucha contra el régimen franquista y por las libertades, la batalla de la OTAN, el No a la Guerra, las huelgas generales, el 15M, las ‘mareas’ contra los recortes en sanidad, educación… Las experiencias y éxitos de la marea verde de Baleares alientan la lucha en defensa de la educación en La Mancha o en Asturias. El triunfo de la marea blanca madrileña paralizando la privatización de la sanidad en su comunidad es una fuente de enseñanzas de la lucha homóloga en Barcelona o Murcia. Las medidas favorables a los sectores populares que toma el ayuntamiento de Carmena en Madrid o de Ada Colau en Barcelona inspiran y refuerzan a las corporaciones de Cádiz, Valencia, Zaragoza o A Coruña y a todos los que quieren que en sus municipios se hagan esas ilusionantes políticas.

Esa es la unidad de España que queremos. Esa es la unidad del pueblo español que necesitamos.

Necesitamos la unidad para construir otro proyecto de país, para construir otra España donde los intereses de los sectores populares sean ley, donde todos los inmensos recursos productivos de este pais estén al servicio de crear bienestar para todos sus habitantes, para liberar la inmensa iniciativa que tienen los pueblos cuando el destino y el poder está en sus manos. Sólo en una España así podrá multiplicarse el incalculable tesoro cultural, histórico y linguistico que significa nuestra diversidad.

Necesitamos una unidad nacida de la decisión libre, consciente y soberana de su pueblo de progresar unido hacia un proyecto de transformación social. Jamás una unidad impuesta a golpe de leyes ni represión, sino voluntariamente decidida. Por eso el programa de Recortes Cero-Los Verdes defiende “el derecho de autodeterminación de las nacionalidades históricas de nuestro país como un elemental y justo principio democrático”. Pero lo hacemos desde una posición clara, diáfana e inequívoca: derecho a la autodeterminación como la mejor forma de forjar una unidad de España profunda, consciente y acrisolada.

Y proponemos además:

– La transformación del Senado en una auténtica Cámara de Representación Territorial.

– Promover el conocimiento y la enseñanza elemental de las diversas lenguas hispanas en toda España, como una riqueza plural y común de todo el pueblo.

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