SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Con Italia o sin ella, la prima repuntará

Mientras desde Bruselas y Berlín se esperaba que Italia tragara la amarga factura de austeridad, el resultado final de las elecciones en el país transalpino ha supuesto un duro golpe para el proyecto europeo trazado por las élites extractivas. Al final hubo un enorme voto de castigo canalizado, sobre todo, a través de Beppe Grillo y su Movimiento Cinco Estrellas. Su campaña contra la austeridad acabó cuajando especialmente entre el electorado joven. El fracaso de Mario Monti para hacer la transición de tecnócrata a político viable sólo añade sal a la herida y su voto no será lo suficientemente grande como para ayudar a Bersani formar un gobierno viable. Por cierto, Bersani arrasó entre los tres millones de votantes que viven en el extranjero y ejercieron su derecho al voto. No hay nada como viajar para desprenderse de populismos hilarantes como el de Berlusconi.

La reacción de los mercados no se hizo esperar, se produjeron descensos en los mercados bursátiles globales y un fuerte incremento en las primas de riesgo de los bonos periféricos respecto a Alemania. Sin embargo, no desviemos la atención, el proceso de aversión al riesgo ya se había iniciado en las últimas semanas y solo necesitaba de catalizadores para continuar la única senda posible, el colapso de los mercados de riesgo en 2013.

Destaca, especialmente, la fuerte caída absoluta y relativa del sector bancario patrio y europeo. El mercado interpretó razonablemente el hastío de la ciudadanía y la necesidad urgente de cambiar la actual política económica. Frente a la austeridad, la alternativa de reordenar y reducir del tamaño del sistema bancario patrio y global, que además conlleve una disminución de la deuda privada y pública existente, y donde los acreedores sufrieran la correspondiente quita. Como advertía Willem Buiter a finales de 2010, “no tenemos mucha experiencia sobre la voluntad de los electores en tiempos de paz de soportar años de austeridad, crecimientos económicos negativos, y aumento del desempleo, pero eso es lo que se conseguirá, salvo que se opte por una reestructuración de la deuda, pública y privada”

Ortodoxia económica y rescates bancarios

Las medidas económicas adoptadas por el ejecutivo Monti o el gobierno de Rajoy, el portugués o el griego, además de ser ineficientes desde un punto de vista económico, reavivan una brutal lucha de clases. De un lado, los protegidos, que no son otros que los acreedores que tomaron riesgos excesivos, la élite bancaria insolvente, y la clase empresarial que siempre ha jugado con las cartas marcadas. De otro, los perdedores, la ciudadanía en su conjunto, representada por los trabajadores, las clases medias, los empresarios-emprendedores, y, sobretodo, los más desfavorecidos.

La única razón por la que nuestros gobernantes siguen insistiendo en la actual mezcla de políticas económicas (expansión monetaria, restricción fiscal, y deflación salarial) es porque con ella se benefician a las élites extractivas. Se liberan recursos que se destinan al rescate de sistemas bancarios quebrados. Al rescatar a los bancos los ricos y los poderosos simplemente se rescatan a sí mismos y garantizan la continuidad de un sistema que les conviene perfectamente. Sin embargo, no solo es el egoísmo, hay algo más, detrás se oculta toda una teoría de legitimación para confundir a los críticos y adormecer a los incautos. De nada les va a servir.

Nuestros líderes ni siquiera consideran que podrían estar equivocados. Siguen insistiendo, como lo han hecho desde el principio, en que «no hay alternativa». Llámenlo rescate bancario, expansión cuantitativa, política monetaria, o suicidio. Lo que importa es que todavía siguen haciendo lo mismo, es decir, depositar miles y miles de millones de euros de nuestros bolsillos para mantener bancos totalmente zombis, que jamás volverán a hacer aquello para lo cual fueron creados.

Algunos ingenuos pensaban que cuando aquellos líderes se embarcaban en una política de rescate de las deudas de los bancos privados, al menos eran sinceros, que realmente trataban de arreglar las cosas a favor de la ciudadanía en general. La realidad es bien diferente. Ahora queda terriblemente claro que banqueros, políticos, y “expertos”, ninguno de ellos, tiene la menor intención de estar al lado de la ciudadanía en todo aquello que se nos está imponiendo.

A diferencia de la mayoría de los ciudadanos, la élite bancaria y financieratiene la mayor partede su riquezafinanciera en activos de deuda y derivados de todo tipo, que se evaporarían si se dejasen caer a los bancos. Si se reestructura el sistema bancario y se redujera su tamaño acorde con la economía real, serían los más ricos y poderosos los grandes perdedores. En su lugar, han diseñado una estructura de ahorro para la economía en la que su riqueza se mantiene, así como las instituciones que la controlan, y lo han hecho a nuestra costa.

Por qué colapsarán los mercados de riesgo

En este contexto de crisis económica, social, y política, el único aspecto táctico que hasta ahora ha evitado un ajuste brusco en los mercados de riesgo es la política monetaria de los Bancos Centrales (FED, Banco de Inglaterra, y BCE), por continuar con una expansión cuantitativa de su balance. El actual “carry trade” del dólar estadounidense, asociado a la política monetaria de la FED, comenzó en marzo de 2009 con la primera expansión cuantitativa QE1, y duro hasta principios de 2010, pero desde octubre de 2010 se reactivó con una expansión cuantitativa adicional, QE2. Es interesante observar que la primera expansión cuantitativa tuvo éxito porque las valoraciones bursátiles y de los distintos activos de riesgo a cierre de 2008 eran muy atractivas, los activos de riesgo estaban infravalorados. Ahora, inmersos en la Q3, estamos en la situación contraria, las bolsas están caras, especialmente la americana, que a los precios actuales en el medio plazo dará rentabilidades negativas.

Todos los episodios de QE por parte de la FED, o las operaciones de LTRO por parte del BCE, y otras intervenciones similares han basado su efecto, en esencia, en un recorte de los tipos de interés a niveles tan bajos que los inversores se sentían obligados a seleccionar valores de mayor riesgo en la búsqueda de rentabilidad. Lo que Bernanke considera como un «efecto riqueza» es simplemente una sobrevaloración de los flujos de caja existentes, a cambio de rendimientos futuros muy bajos, según nuestros cálculos negativos. Esta no es creación de riqueza, sino que simplemente es una distorsión del perfil temporal de la rentabilidad. En definitiva, según nuestras previsiones, se ha repetido el comportamiento de los mercados financieros previo al colapso de 2000 y 2008, y los bancos centrales, guiados por los monetaristas Ben Bernanke y Mario Draghi, son los responsables de ello.

Deja una respuesta